Estoy convencido de que los jugadores del Madrid piensan internamente que un empate en el Camp Nou (o Nou Camp, o Gorrino Arena o como se llame) sería un buen resultado, sobre todo tras la que ha caído en los últimos tiempos. Pero eso es un error, principalmente un error de actitud. Si hay algo que prejudica a un futbolista, sin duda es pensar que tiene un cómodo margen de error. Saber que la victoria es imprescindible y que hay mucho en juego es lo que el mayor rendimiento de los jugadores. Por ello, hay que salir sin ningún tipo de reserva a por los tres puntos, casi como si fuera una final.
Visitamos un campo en el que se nos muestra una tremenda hostilidad, que sin duda trasciende lo deportivo. Y es que ciertos dirigetes pueden pensar que se puede sembrar el provincianismo y el odio a lo de fuera durante años sin que pase nada, pero las consecuencia están a la vista. Hace dos años fue la «gorrinada»; más adelante, qúién sabe qué será. Por ello los partidos en Barcelona siempre han de servir para afirmar el espíritu madridista, saliendo, más que en ningún otro campo, con la cabeza erguida y sin miedo ninguno.
La victoria está nuestro alcance, sobre todo si se confirma el renacer de Ronaldo. El de Zidane no lo tengo tan claro, pero sí creo que el equipo muestra un mejor tono general. ¡Por motivación no va a ser! Y hablando de motivación, es un buen partido para dejar a Kunta Kinte con un buen palmo de narices. ¡Te has ido a un equipo de pueblo, chaval!
Pese a todo, la cordialidad entre las dos directivas ha sido mayor que nunca, sin duda un cambio a mejor respecto a épocas precedentes. Y es que hay que reconocer que el señor Laporta es muy educado. Un cabrón independentista que sueña con ver nuestra nación disuelta, pero eso sí, muy educado. Ah, y a ver si podemos verlo por la tele. Esperemos que al final no haya ningun problema y disfrutemos todos lo más posible del partido. ¡¡A por ellos!!