La polémica entre Guti y el mundo me ha traído a la memoria los comienzos de Raúl, allá por mediados de los noventa. Raúl, al principio, no era esa máquina de escupir lugares comunes, sino un chavalito despejado echao p’alante, un poco bocas. Recuerdo que tuvo su primera y última polémica cuando, en medio de la crisis deportiva del segundo Madrid de Valdano, fue capaz de decir que “ahora no le ganamos ni al Rayo”. Semejante frase provocó las iras del presidente y el muchacho fue llamado a capítulo. Desde entonces nos ha torturado midiendo sus palabras y está por conocerse de qué pasta está hecho fuera del campo. En cierto modo, nos han privado de un ídolo, de su dimensión personal , porque no es posible que Raúl se oculte siempre diciendo lo que se espera que diga. Semejante falta de espontaneidad nos lo ha deshumanizado un poco. Es un profesional escrupuloso también ante el micrófono.
Esas zarandajas de lo políticamente correcto nunca podrán con Guti. Guti es, definitivamente, un rebelde. Aunque su rebeldía sea un poco disparatada. No sabemos contra qué molinos se pelea, ni qué malestar metafísico lo tiene compungido, pero es indudable que él, Gutiérrez, no está dispuesto a pasar por el aro. Sea cual sea ese aro. Guti, que a fuerza de aceptar el término maricón, ha hecho más que nadie en España por la causa gay, es un caso raro de rebeldía inútil y estética. Es un decadente y un dandy un poco hortera. Podría haber hecho mil cosas para masculinizar su aspecto, por ejemplo, pero decidió que no, que mantendría para siempre esa melena color “candelabro deslustrado”, su eterna peluca de cuarentona binguera que todos odiamos y que él probablemente decida retirar el mismo día en que acabe de jugar.
Gracias a Guti los madridistas nos preguntamos a veces por las cosas. Nos lleva a debates esencialistas: Lo bello o lo útil, el músculo o la materia gris, lo recto o el arabesco… Gracias a Guti hemos vuelto a cuestionar la figura entre cielo y tierra de Di Stéfano o la rara condición de Sacchi (la persona que más nos ha hecho sufrir es, ahora, uno de los nuestros). Guti, como buen madridista, se niega a ponerse enteramente en manos de un milanista. Y tiene razón en esa disidencia interna.
Raúl es lo inhumano del madridista. El ansia y lo cuantitativo. Guti es la duda, lo hamletiano, y lo cualitativo. A los dos un busto en Chamartín andado el tiempo. Al hombre de los records y al hombre que habiendo podido tenerlos todos dijo que no, que para qué.
Guti, un poco al estilo Mazagatos, casi sin querer, con ese mohín un tanto pijo que impide que nos lo tomemos en serio, dijo ayer una gran verdad. Otra perla: “En el fútbol hay mucho extremista”. Genio.
A Sacchi habría que extirparle de ahí antes de que sea demasiado tarde. Es una de las peores decisiones que ha tomado Florentino en sus 6 años de mandato.
Hay diferentes varas de medir para el rendimiento de Guti y muchos otros jugadores de la plantilla. Si no sobresale por encima del resto, la culpa es suya y no merece ser titular. Una pena.
¿Y si Guti es maricón de verdad?
Pues nada, ya saldrá del armario cuando se canse.
La que debería estar preocupada es su mujer. Es más, ya tuvo en su momento una relación con el Bibiano ese, que bien mirado viene a ser lo que es hombre.
Bueno, bueno, a mi Bibiana me pilla de copas y yo no distinguiría. Y soy un hetero recalcitrante. Guti es un macho, joder, solo que peculiar y si es gay, pues nada, a explotar al mercado rosa.
Me das miedo, Hughes 😛
Muy buen artículo, Hughes. Sublime.
jeje, sólo si voy con muchas copas, Daniel…
Gracias socialista, pero el sublime es Guti.
Decian el otro día en notas de fútbol, que a Guti habría que medirle por lo que se exsige de él, y esto es ni más ni menos que el nivel de uno de los mejores del mundo… ¿están de acuerdo?
no teneis ni idea. guti es lo mas grande del mundo, pero con la fama que le dan de maricon no se consigue nada. lo que habria que hacer es valorarlo mas. es lo mejor