Mordred
Mucho mérito mantener la calma como lo hacen estos tipejos tatuados del fútbol, sin liarse a hostias con los del Bayern, pero muchas veces da la sensación de que los jugadores realmente aplastan a los rivales por puros huevos. Los duelos contra el equipo alemán, pasados y presentes, lo demuestran, y si eso se llama ADN o superioridad genética en cojones me la pela. Da la sensación de que, si te tienen que fostiar un poco para ganarte, te lo harán. Una vez más, no estaba pasando nada y es que mirando al terreno de juego no se veía más que una idea; balones a Vini. Que entre este o el otro, da igual. Y por momentos el Bayern llegando fácil, andando. No salía nada hoy. y para colmo nos la mete un moreno de forma espectacular.
No sé qué cojones más queremos, y dar gracias por Pepelu y por el moreno.
El Socio
Cuando el Madrid tiene muy de cara pasar a una final hay que ser desconfiado, porque posee esa mala costumbre de relajarse y dejar pasar las oportunidades. No esta vez, desde luego: pese a algún susto temprano dado por los germanos, el Madrid atacó con mucha decisión la primera media hora, si bien llegados a ese punto se notaba una preocupante falta de ideas ante el impenetrable muro teutón.
Ya se sabe que quien a hierro mata, a hoerro mete, y cerca estuvieron estos boches de hacernos su particular PSV, para colmo a cargo de un nigger que tenemos ya en el carrito de la compra de nuestro próximo pedido. No importaba: el Balay creía y el Trébol también. Terse celebraba que no se hubiera roto ni un plato ni un vaso, presumiendo de lo civilizados que eran sus parroquianos comparados con el resto de la fauna de Alcalá.
Habrá que preguntarle a Noya por qué se le pusieron manos de mantequilla en el minuto 88, después de hacer un gran partido. Habrá quien diga que el balón llegó muy mordido, pero otros hablarán de la mística del Pipas y de la imagen de Flópor colocando las Copas apareciendo en las mentes de los rivales. Sea como sea, en cuanto entró el 1-1 los calzones de los bávaros empezaron a pesar medio kilo más aproximadamente; lo que antes era una fortaleza, ahora eran muros de papel.
Normal pues que no necesitáramos ni llegar a la «próloga», aunque Marcianik la quiso tener igualmente, porque para eso es un «árbitro estrella» y quizo hacerle justicia al Bayern, a quien sólo un ratito antes se le «lesionaban» los jugadores con una facilidad pasmosa. ¿El fuera de juego final? Ni tendríamos que haber llegado ahí, era el minuto +15, por amor de Dios, pero la cosa es que la jugada terminó en el silbido, por lo que nunca sabremos si habría sido gol, ni le veo especial importancia, la verdad. Pero bueno, mimimí y pupupú.
¿Cuántas finales de Champions hemos jugado desde 1998? Esa es fácil de responder: las mismas que hemos ganado, ocho. El 1 de Junio nos recibirá el Borussia en la siguiente, con agran alegría e ilusión. Angelitos.
·····
– Real Madrid: 2 (Pepelu)
– Gayern: 1 (Davies)