Sí, bueno, ¿no? Si alguna vez hemos estado cerca de una dictadura blanca absoluta, es ahora. Hemos tenido épocas recientes superexitosas (las tres Champions seguidas), pero el comienzo de cada temporada había esa incertidumbre en el aire, esa sensación de empezar de nuevo. Ahora, con la Quindécima recién ganada, unir a una plantilla ya muy potente el cromo más deseado del mercado empieza a generar una sensación de abuso total, que al fin y al cabo es lo que nos gusta como equipo no humilde. Es como si el Milan de Sacchi hubiera firmado a Maracoca Prime o algo así.
Yo no soy de los que tienen rencor a Negropé. Creo que en el affaire de su renovación quizá fue la primera vez en la historia del deporte en que pusieron delante a un jugador un cheque en blanco literal, y él escribió la cifra más alta que le pareció que podía colar. Es muy fácil decir que uno habría renunciado a 140 millones netos cuando no va a olerlos en la vida, pero rechazarlos teniéndolos ante las narices está sólo al alcance de un loco o de un santo. Su encaje en el equipo está por ver, como con absolutamente todos los fichajes, pero diría uno que puede dar más rendimiento que Fermín, Griezman o Juanito Feliz. Por cierto que Negropé nos acerca aún más a un once íntegramente negro, convirtiéndonos de rebote en adalides del progreso.
En fin, el fichaje está bien porque hay muchos retos por delante, como siempre. El primero, ganar el puto triplete, que se nos resiste desde que empezó a haber tres competiciones grandes, en el 56. Incluso podemos intentar un «sextete», pero de los de verdad, no los fakes que ganaron Far$a y Bayern, sumando títulos de dos temporadas distintas. Esto ya lo he explicado más veces, pero en buena lógica un sextete real empieza por la Supercopa de Europa y termina con la Champions; cualquier otra cosa es como coger la Copa de la temporada pasada y sumarla al doblete de este curso diciendo que es un triplete. ¿Más retos? Empalmar varias Ligas, empalmar varias Champions, empalmarse a secas… ah, y meterle una goleada escandalosa a los culeros.
Hablando de ellos, desde su perspectiva la cosa ser desesperante: el equipo del mundo más amante de los cromitos, viendo cómo el Madrid se lleva el más preciado, recién ganada la Champions, mientras ellos se arruinan, esperando los ficticios 100 millones de la renovación de Nike (que ya dejó claro que había contrato en vigor por muchos años) y otros tantos de algún crédito o de la enésima venta de Farsa Studios. En fin, merecen una tiranía eterna del Madrid por todos sus pecados.
¿Y económicamente? Diría yo que el chicuelo se amortizará, y a no tardar, dada la enorme repercusión del asunto. Básicamente ha sido un fichaje de sacarnos la polla antes el mundo y decir «tomad y comed de este rabazo». Y eso es bueno, porque a veces la prensa y la gente tienen muy mala memoria, y hay que hacerles recordar amablemente quién es papá en este mundillo del fúrbol.