Por Rappol
#ElClásico fue #ElCodroño, un partido de fútbol democrático, inclusivo e igualitario: aburridísimo y de ritmo coma inducido que el Dios del Fútbol quiso que se decantara hacia el lado en el que jugaba el jugador con más ánhe actualmente en el mundo: Jude Bellingham. Un Jude tocado, desaparecido, como al borde del vómito en cada jugada exigente; un mediasrrotas, un arrastrocele, un jugador tan distinto y tan lleno de esa fe del moribundo, que si hubiera durado el partido dos minutos más, hubiera sido capaz de vomitar un coágulo de sangre que entrara por la escuadra y, VAR biológico mediante, se tuviera que conceder gol para que la antimadridista masa vociferante comenzara a arrancarse la carne a bocados. Lo de este tipo comienza a ser vagamente bello y siniestro. ¿Con quién ha hecho tratos para soportar tanto en tan poco tiempo y, además, salir airoso?
El Madrid tiró a la basura la primera parte. Por blandenguería física y mental, por conservadurismo táctico, por cuestiones políticas… Mendy fue un ejemplo claro de negro integrado, de negro venido a menos, de negro institucionalizado. En la paradoja, los blanquitos (Carvajal y Kepaquetoncio) sostuvieron al equipo en los peores momentos; esos en los que Juan Feliz (lejos del Cholo) le hacía trajes a Rúgider, El Cyd pensaba en lo que su abogado le ha dicho que le cuesta el divorcio para salir del armario, y Vinicius pedía 4 faltas, que eran 2 y hasta dejaba que el Subnormal Profundo Hernández le pusiera las manos encima. Tontísimo Javier Hernández. Tan tonto que perdió el partido él solito con sus apabullantes lecturas erróneas del juego. Pero eso vino en la segunda parte.
Tuvo el Madrid cinco minutos de 90bpm en el arranque de la segunda parte, con Valverde más tirado al extremo y los brasucas más centrados en crear espacios para Jude. A Mendy se le rompió un condón y Camavinga le trajo un test para el Covid. Con todo (Cancelo, gracias por ser más chupón que Cristiano), la banda no se rompió hasta que el misilazo de Jude (Terrestreguen, gracias por palomitear siempre a mano cambiada) hizo que Javier Hernández se cagara en los pantalones y metiera a sus Súperpuñales: Rapiña, el estafador, y Lamina Atumadre Yamal, que es el Fermín moro, el Ferrán moreno, el Bojan del Atlas y la Masía (marca de aceite del montón) PSOE, la Masía Mena, la mentira de Catalana Occidente.
Pero no contento con eso, nos regaló a Oriol Gravesen en la media para que, en fin, Modric estuviera ya a placer y pudiéramo robar y percutir por todos los carriles del campo.
Y luego dijo Terresteguen: hemo meresido ganá, poque el segundo gó es de rebote: como el primero vuestro, hijodeputa. Que el de Jude te rebota (te dobla) la manopla cambiada de subnormal que gastas; y el segundo (oh, también de Jude) te rebota en los huevos colgantes que tienes, bazofia, cuando te la mete entre las patas de banco germánico que tienes.
Y eso es felicidad. Jugar un mal partido y que un Cristo Redentor haga de Tribunal Supremo. Que J.H. vista de escarabajo vulgar y coma de su propia mierda. Que Carvajal esté a gran nivel y que Kepa parezca empezar a tener pelos en los huevos (aunque no deje de ser un Casillas con algo más de envergadura). Que Rúgider (buena segunda parte) le lea la cartilla a Lewandoski en cuanto salta al campo. Que Fermín se llame Fermín, que Gavi haga de nuevo el ridículo, que Balde no sea Garrincha, que Lamal… Pero vamos a ver: ¿esta purria con quién cojones ha empatado para que haya que regalarles 45 minutos de juego efectivo?
Y esa es la buena noticia. Un Madrid gris, plastoso, un PP Madrid, al tran-tran, con el agua colándosele por las lamas, levantó el partido con su nuevo predicador: El Padre Jude. Un gol de Flak y otro de jugador ubicuo. Todavía habrá quien diga “No sé, Rick…”, pero a mí me parece que el chico está comenzando apuntar a leyenda blanca.
Jódete con tu posesión, Hernández. Jódete con tus pajas, mamón. ¡Hala Madrid!
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– Negreirona: 1 (Gordogán)
– Real Madrid: 2 (Bellingham)