Antiguamente se decía «el fútbol es un deporte donde juegan 11 contra 11 y siempre ganan los alemanes». Luego la disciplina se volcó más hacia el profesionalismo de los clubes y hubo que cambiar el final por «siempre gana el Real Madrid». Esto no obsta para que los «alemanos» sean de lejos la selección europea más exitosa, pasando repetidamente su rabo por las caras de los rivales en diversos eventos de estos que juegan las selecciones, con momentos tan destacados como el «Maracanazo II» en aquel mundianal de hace exactamente diez años.
Pero nada permaneces, y en fútbol menos, y la escuadra germana ha dado signos de debilidad y amariconamiento en las últimas citas, como ese Mundial de Cagar donde andaban tan preocupados por los derechos gueis. En estos cuartos de final contra la Coja (ex España) tienen la ventaja del anfitrión, pero también pueden ser víctimas propicias de una fuerza en alza, purgada de madrilismo y de Rubialismo. Una Coja multicultural, humilde, sin estrellas, sanchista.
Hay que decir que en estos tiempos de «gran reemplazo» futbolístico, Alemania se las ha arreglado para no ser muy negra, teniendo sólo a unos pocos negros carbón como nuestro Runigger, si bien muchos de sus componentes son moros o pseudomoros. Para una composición racial más pura hay que irse a la selección de bolleras, como puede verse en esta foto, pero estas muchachas no suponen una esperanza de nada, pues les encantan las tijeritas, tal como indica el brazalete arcoris portado por la capitana, totalmente injustificado en un evento como la Nations League.
En fin, el mundo está en una decadencia imparable. En EEUU manda ViejoUS, si gana Tran no nos salvará de nosotros mismos, Xiyipín se descojona de todos los demás y Púchin nos ha dado por imposibles. Si la I Guerra Mundial fue desencadenada por algo tan aparentemente intrascendente como el asesinato del archiduque Francisco, la victoria de la Coja la Euro podría ser la que desatara la III.