Sí, bueno, ¿no? La situación de las finanzas culeras es… compleja, por decirlo suavemente. Hay quien dice que existen problemas de liquidez; otros, usando el símil clásico, dicen que hay telarañas en la caja fuerte; por último, los más descarnados y rotundos dicen que no tienen un puto duro. ¿Cómo puede haber ocurrido esto en un club que presumía de ser el más mejor en todo, el más popular, el de más presupuesto, el que tenía más seguidores gays?
La historia no es terriblemente sorprendente para quien haya seguido a la entidad blaugrana en las últimas décadas: fichajes absurdos, sueldos desorbitados… Quizá lo más desconcertante haya ocurrido en esta última etapa, el Laportismo 2ª parte, un mandato que debería haber sido de austeridad y regeneración pero se ha parecido más a esas orgías nocturnas tan del gusto de don Jan. Cuando el hoy orondo president retomó el mando del club, lo normal habría sido poner como prioridad equilibrar las cuentas, pero no, ¿qué fue lo primero que dijo? «Habrá muchos y buenos fichajes».
¿Y qué lo llevó a decir esto? Antes que nada, creo que es preciso reconocer que la edad mental media del aficionado al fútbol (de cualquier equipo) es de unos 15 años; es duro, pero es la puta realidad. Este tipo de persona no quiere analizar nada ni obrar con ningún tipo de racionalidad, su esquema mental suele reducirse a «nosotros somos los mejores y los demás basura, unga unga». Y por supuesto, quiere cromitos nuevos cada año, vaya bien o mal el equipo. Aunque tuvieran un equipo compuesto por clones de Roberto Carlos, Maldini, Zidane, Mensi y Pelé, exigirían que se realizaran fichajes a final de temporada, porque sí, «porque es guay».
En esta tesitura, está claro que el camino de menos resistencia para Laporta era fichar, pese a la ruina que ya asomaba la cabeza. Hay que decir que probablemente fue víctima de su propio mito del «círculo virtuoso», el cual lo pintaba como una especie de supergestor que creó un equipo imbatible gracias a su incomparable olfato futbolístico. Pero como ya analizamos varias veces en su momento, el éxito del primer Laporta tuvo bastante más que ver con la chiripa que con su supuesta capacidad de gestión: un Ronaldinho recién llegado del Mundial se ofreció al Madrid, quien lo rechazó alegando que le sobraban galácticos, y acabó en Barcelona por descarte; no contentos con eso, decidimos regalarles a Eto’o porque al fin y al cabo teníamos al capo cannionere Baúl; y luego, claro, los culeros se tomaron la libertad de decidir que un muchacho que iba a ser bajito debía inyectarse diariamente hormonas en los muslos, no quisiera Dios que un futbolista se quedara en el 1,60 de estatura. El resto, como se suele decir, es yshtoria.
Recordando ese glorioso pasado, Lapo quiso reeditarlo fichando lo más parecido a cracks que podía permitirse, y esperando que poco después llegaran el éxito y el dinero. No obstante, hay algo que se me escapa de este plan: vale, el equipo que ha formado es una mierda, ¿pero qué habría pasado si no lo fuera? Aunque se libraron de la monstruosa ficha de Mensi, han seguido añadiendo sueldos estratosféricos, y eso no hay éxito deportivo que lo compense. ¡Coño, que el año pasado ganaron la liga con su equipo cochambroso, y siguen en la ruina caracolera! Incluso habiendo ganando alguna Champions milagrosamente durante estos años , sus ingresos sólo habrían subido unos 40 millones más. ¿Entonces, cuál es la lógica de traer a los Lewandowski, Rafinha, Joao Félix, Depay…? ¿Qué esperaba Lapo exactamente, una lluvia de patrocinadores? ¿Tener crédito infinito pese a ser conocido como mal pagador? ¿Que Tebas mirara para otro lado por enésima vez? ¿Vender ficticiamente NFTs y el 50% de Barsa Studios todos los años?
Habrá quien piense que no había otra alternativa, porque si no fichas jugadores de cierto nivel, aunque cuesten un riñón, corres el peligro de quedarte fuera de Champions. Pero esto es una falacia, porque, ¿qué equipos españoles podrían realmente empujar al Barsa al quinto puesto? ¿Es necesario pulirse 200 millones anuales para que no vengan mordiéndote por detrás el Bilbao o el Sevilla? E incluso en caso de quedarse algún año fuera de la máxima competición europea, ¿sería peor el perjuicio económico que cargar con un saco de fichas inasumibles?
En fin, quizá ni el mismo Laporta tenga muy claro cuál era su plan. Desde luego, todos los directivos que se le han ido tampoco parecían entenderlo. Pero ahora que se ha revelado que su gasto salarial sigue siendo monstruoso, ¿se está planteando el debate sobre cómo reducirlo, se están poniendo las bases para una sostenibilidad a largo plazo? No, la pregunta que se hace la prensa y la afición es… ¿CÓMO SE PODRÁ FICHAR? Y ahí estamos de nuevo, vuelta a los cromitos; presumiendo de ser un club de cantera, claro.
No creo que el sufrimiento culero dure mucho; tarde o temprano llegará un moro o un chino que, de forma más o menos soterrada, pague por la marca (casi lo único de valor que tiene el club) y asuma su monstruosa deuda a cambio. Ni siquiera tendrá que equilibrar las cuentas, bastará con taparlas mediante paletadas de dinero, al estilo City o PSG. Habrá algún nostálgico que se quejará débilmente por la pérdida de «la esencia», pero el resto (empezando por el diario yayos) dirá que no había otro remedio, que el club simplemente se ha adaptado a los tiempos. Y lo que cuenta es que tendrán lo que más les importa: sus cromitos cada temporada.