Por Rappol
Cuando puse el partido íbamos palmando. La repetición del penalty de Follarzábal fue lo primero que vi. Casi lo paraba Pijamita, pero en el siguiente plano se podía ver que, efectivamente, era gol. Mecachis, que diría Butragueño. Pero a continuación se veía a un Madrid fresco, como flor de almendro, con el cabrito de Carvajal hasta suficiente y —cómo negarlo— con la alegría negra de Camavinga y un Casemiro con el bofe mejorado y la coz fina (¿qué fue antes, el huevo o la gallina?). Esto constituía la mejor noticia. Porque con el oxígeno rampante en el medio y las vergas enhiestas, por fuerza de la ley natural del fútbol, todo se volvía territorio Modric.
Modric es, con toda seguridad, el mejor mediocentro que ha tenido el Madrid en toda su historia moderna (y dejo claro ya que incluyo a Zidane en el pack de comparaciones). Que yo haya visto jugar, superior en conjunto a todos los que quiera recordar. La conexión que este señor tiene con el fútbol, con el espacio y el tiempo del fútbol, con la profesionalidad, con la clase… con lo que les salga a ustedes de los cojones. Modric es puro Real Madrid.
El partido… Boah… Un Madrid con el físico al fin recuperado y con unas ganas bárbaras, pasando por encima de la Real Sociedad que parecía un equipo de ucranianos deprimidos por la guerra. Remontado el partido al descanso, los blancos no bajaron pistón y los Hijos de Pelé estaban a todas, con un Benzemá redivivo y la ya proverbial sensatez que destilamos en el centro de la defensa, que luce mucho más cuando hay qué hostias qué: oxígeno en la media, pene joven, cuerpos cavernosos a punto de reventar… espacio y velocidad… y una cabeza siempre levantada… territorio Modric.
Si las estadísticas las cargan Newtral (y Windows Mis Cojones en ESPN), el Madrid perdió una batalla en París; lo que históricamente está bien, porque los franceses no habrán ganado muchas batallas más en París en toda su vida, salvo las libradas contra ellos mismos y las que les ganaron otros. Con la Liga ganada —con permiso de los delirios de la Esquerra Republicana del Césped—, para la batalla del próximo miércoles tenemos a la tropa fresca y, sobre todo, al General Modric en estado de perpetua gracia. Carlo, no me seas capullo y ponle los dos pulmones de acero. Porque con los tres cuartos recuperados y con hambre, vamos a machacar a estos putos francesitos de nuevo cuño. E insistiendo en la jugada, quién sabe. Oxígeno en el medio, Carlo. Oxígeno, cabrón. No me seas cuckold…
Y batidos Shaktar Donetsk.
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– Real Madrid: 4 (Seedorf, Modric, Benzema (pen.) y Gaysensio)
– ETA Metralleta: 1