Por Rappol
Moncho Armendáriz lleva mucho tiempo sin dirigir películas. Y es una lástima, porque ahora tendría bastante material para hacer algo intimista, reivindicativo y norteño con sólo darse un paseo por Donostia, por ejemplo. Porque es tiempo de cambio, y es necesario que alguien lo cuente. ETA ya no mata, Ramón Trecet ya no habla sólo de música soporífera; juegan negros en el Bilbao y la Real, y las aficiones futbolísticas vascas dan ejemplo cotidiano de apertura, inclusividad y savoir-faire un día sí y otro también. Es una injusticia que esta bonita realidad no esté siendo contada. Es hasta triste, si uno lo piensa un poco…
Ahí va una pequeña idea, Moncho, que el que sabes eres tú:
Take es un niño japonés migrante que juega muy bien al fútbol y viene a España a tratar de jugar en un club de segunda fila de la capital. En la secuencia de apertura vemos a Take llegando en patera a Peñíscola, culminando su viaje desde Tokyo, y metiéndose en los bajos de un camión que lleva Aquarius a Valdebebas.
En Madrid le dan la bola justa. Sin embargo, como el chaval es cabezón como él solo, se propone triunfar en un club verdaderamente importante, y coge un tren de los que echan humo todavía, que son los trenes en los que se viaja hacia el norte en España. En su camino —es una historia de superación personal e inclusión—, conocerá a Imanol El Alguacilillo en una estación de trenes que echan humo. Imanol es un banderillero en horas bajas cuyo matrimonio hace aguas y se encariña con el chaval. Juntos, acuden un día a Asnoeta a que el chaval pruebe. La cosa sale tan bien que no sólo la Real ficha a Take, sino que pone a Imanol a dirigir el equipo después de conocerse que tiene alma culerda desde ketxetito.
[Carlo se levantó por la mañana con ganas de dar de mamar. Como no había leche para el desayuno, se puso una copa de Marqués de Sus Cojones y arrancó una hoja del bloc de la Chachapancha para hacer la alineación del partido de ida de las semis de La Copita Preparada 2025. En el intervalo, le llamaron de Sanitas porque a alguien había que sacarle una muela, y a alguien más un Anal Intruder XXL al que, afortunadamente, se le había agotado ya la batería a las 8:30 de la mañana del miércoles. Carlo pensó un poco y decidió que era buen momento para dar franca bola a la segunda unidad y volver a probar suerte con Ansenzio en el lateral derecho. «Chachapancha, ¿qué le parese?» «Ay, signore. A mí tanto muchachito me pone bien chingona»]
Salió la Real en modo acelerado —las imágenes de la afición en la previa daban un poco de miedito—, pero Lunin llevaba su camiseta talismán del Rayo Ucraniano y en cuanto se empezó a pasar el efecto del chacolí rectificado, Endricki (ánimo muchacho, pronto quisiera volver a llamarte James Brown) bajó orientadamente, esto es, controló prolongando un excelente lanzamiento al espacio de Bello Hooligan, y definió con el exterior perpendicularmente, sorprendiendo a un Requetemiro que, seguramente, esperaba un tiro cruzado.
Berreó lo suyo el irrespetable, pero el partido se atemperó al ritmo naranjita y empezaron a aparecer cosas interesantes, desde la hoja de la libreta de la Chachapancha, a saber:
-Afensio no estaba cómodo en el lateral. No hace falta que tenga que enfrentarse a nadie muy especial para pasarla chunga. Es cuestión de que no se orienta bien defensivamente en el lateral, no domina el espacio, no anticipa, no resuelve bien los envites un poco diagonales. Conserva, eso sí, su excelente desplazamiento de balón en largo, pero es frágil como el culo de Siquesá en una bacanal larga.
-Camalee está cambiando a nivel actitudinal. En la base de la jugada y con un temple inusitado, creo que se tiró todo el partido sin cometer una sola falta y, pasado el arreón norteño inicial, diferenció bien los momentos para tocar o salir rompiendo líneas, ajustando las tarascadas, los barridos y dominando la proyección de su cuerpo en todo lance.
-Chochomenor estuvo también muy centro-centrado, sudando poco y pareciendo más listo de lo habitual tanto en sus lecturas del juego como en la anticipación defensiva. Vamos, que se movió con normalidad la mayor parte del tiempo y se incorporó bien al ataque cuando lo hizo.
-Vinicius se pasó un buen rato de la primera parte ayudando a defender al imprevisible Bomberillo García. También en la segunda hizo de Modric un rato. Pero sin duda lo mejor fue que mostró una versión Mandela 2.0 que desquició tanto a los jugadores locales como a la grada y al Monosabio. En un partido tan de olor a gasolina, el chico consiguió sus oportunidades (no llegó a marcar, todo no iba a salir perfecto) y se marchó a casa sin amarilla, que es noticia en un partidito de estas características.
-Bello Hooligan hizo lo que le salió de los cojones. Debe andarse con cuidado, porque ahora el target del retraso mental masivo es él. No es tonto y lo sabe, pero conviene que no se le olvide.
La mala noticia fue la lesión de Cebollas. La jugada es rara por la postura, pero el golpe en la rodilla pareció muy claro en la repetición, aunque el soplapollas de Follarzábal no lo viera y lloriqueara como si fuera Jorge Javier Vázquez cuando le dejó su último novio.
Sin demasiados esfuerzos y dando descanso a piezas clave, el Real Madrid dejó lista la cosa para que Siquesá destroce —más que presumiblemente— a las medianías del Alguacilillo en Madrid en el partido de vuelta. Porque es increíble que toda esta colección de medianías goce de tanta bola mediática, sea internacional con el Levantapesas Católico y luego se deshaga nada màs que en exabruptos y chorrimierdeces cuando le ponen a un equipo de verdad delante. Lo otro, esto es, que Armendáriz no haya hecho todavía una película sobre ello es, como digo al principio, una pena: es una Concha de Oro de manual. La concha de la ama de media grada concretamente. Cariñoso saludo para toda ella.
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– Real Paletos: 0
– Real Madrid: 1 (Luis Endricke)