Por Guarroson
Un minuto después del 4-0 en el Calderón un par de equipos de investigación se personaron en los principales centros de desintoxicación y rehabilitación del país. Querían ver in situ el estado de descomposición del Real Madrid a través de sus aficionados y contarlo a toda España desde las páginas del As. Es cierto que quienes acusaron al entrenador del Madrid Carlo Ancelotti -un híbrido entre Muñoz, Molowny, Del Bosque y Queiroz- de temerario al presentarse en el Calderón con una estadística contraria el 80% de los duelos anteriores y sin tres titulares, como si no hubiera pasado nada, posiblemente tengan razón, pero el italiano también es responsable de una Copa de Europa con un proletario y económico 4-4-2 y una racha infinita de victorias que se estudiará en todos los libros de historia y será recitada como la lista de los reyes godos en 2026 por nuestros hijos, mientras nos dirijimos en metro al Nuevo IPIC Estadio Santiago Bernabéu – Valdebebas Microsoft : Basilea, Deportivo, Elche, Villarreal, y así hasta 22.
Según confirmaron fuentes judiciales, las páginas del diario As se estuvieron vendiendo con pequeñas cantidades de sustancias alucinógenas untadas en los titulares referentes a la fiesta de Cristiano Ronaldo durante la semana para perturbar al madridista castizo, madridista desde siempre impresionable, pese a que su director Alfredo Rebaño desmiente categóricamente tales hechos. Pero el madridista que no consume drogas vive feliz y despreocupado como un personaje de alguna tediosa novela beatnik: hemos venido a disfrutar y el madridismo se vive mejor en una montaña rusa. De la ceremonia y la calma institucional sólo disfruta en realidad el Faraón Pérez.
En este contexto se presentó el Deportivo en el Bernabéu. Cristiano Ronaldo tiene más balones de oro que ligas en el Madrid, y en el Calderón nuestra defensa y portero regalaron el balón al Atlético más de 40 veces desde su campo. El partido siguiente al 5-0 de 2010 Mourinho salió con trivote frente al Valencia, pero Ancelotti no le teme a nada, con Illarramendi y su 4-3-3 en oferta esta semana a sólo 19.95 en las baldas bajas del Carrefour. Es duro reconocerlo, pero a día de hoy el Madrid es lo que son Kroos, Isco y Benzema. En el Deportivo juega uno de esos messiniestas defectuosos de la Masía a los que se refería Mercutio, Isaac Cuenca, peinado con la raya a un lado y una perilla de actor secundario en The Office.
Para la salida del balón -un puzzle de 3000 piezas sin Modric- Ancelotti colocó a Marcelo casi en la línea de los centrales, para que dejara volar ese espíritu de interior tan especial. Arbeloa en la línea superior para la abstracta tarea de crear espacios, y teoremas matemáticos de los que pudiera aprovecharse Bale, que jugó un buen partido. La primera pitada llegó en el minuto 6, y menos mal, porque por poco tapa el “illa illa illa Juanito maravilla”. Casillas ha convertido en icono pop su clásico “fuera, fuera” en los córners y parece un jubilado en una obra gritando “así no, así no…”, sólo le falta hacerlo con una mano en los huevos y la otra señalando a los defensas, como ya hiciera alegóricamente en el Manzanares.
El Deportivo se colocó en el campo con una idea clara, intentar diluir a Kroos con un marcaje al hombre y dejar la responsabilidad a Illarramendi, que completó una primera parte definitoria: muchos balones horizontales o hacia atrás, muy pocos verticales y casi siempre perdiendo duelos individuales en los rechaces de los córners a favor y otras cotidianidades en la vida de un medio centro. El Deportivo no llegaba a montar una contra, pero Illarra nunca ganó un duelo. La HBO podría rodar un spinoff argumental de The Sopranos con Illarra en el papel de Tony Soprano yendo al psicólogo, que sería Ivan Campo, y hablarían de la presión y la ansiedad en el Santiago Bernabéu. Lucas Silva debe sonreír por dentro, porque Illarra y Khedira son historia.
Antes del gol los tres arietes tuvieron al menos una ocasión clara cada uno. Cristiano y Bale se estrellaron contra la madera, y luego vimos el ciclo de la vida: Bale caracoleaba por la derecha pasando con su izquierda como antaño hiciera Özil e Isco marcó uno de esos disparos muy característicos del mejor Kaka, o sea, el del Milan. Isco -que habrá sido padre o se habrá casado, o tal vez haya aprobado una cuatrimestral con notable- no ha podido superar tal acontecimiento sin reventarse el brazo con un horroroso tatuaje (pleonasmo), aunque hemos de agradecerle que juegue con manga larga como su compadre Ramos.
Tras el gol, pregunta incómoda: ¿qué es lo que pasa entre dos goles del Madrid? Nadie lo sabe; una vez que se marca el primer gol el madridista, aficionado o jugador, sólo espera a que llegue el segundo, y así sucesivamente n veces durante 90 minutos. El Deportivo jugó atrincherado y al Madrid le costaba un mundo avanzar metros con el balón. Tanto excavó el Madrid que encontró vestigios arqueológicos de otra época como Manuel Pablo o Lopo a más de 60 kilómetros bajo tierra, entre la corteza y el manto superior.
Unos extrañísimos minutos al inicio de la segunda parte terminaron en un toma y daca de varias jugadas consecutivas con los dos equipos partidos, como si el césped del Bernabéu fuera el patio del colegio. Isco fue el único hilillo de plastilina entre el norte y el sur. De ahí al final, un enorme plano secuencia que duró hasta el minuto 70, más o menos cuando Lucas Silva saltó al campo y Benzema hizo el segundo. La red lo recogió como si fuera un atún y Karim alzó los brazos al aire mientras Arbeloa, presente en los dos goles arriba y repartiendo estopa sin ser visto abajo, le abrazaba. Kroos quedó de 5, ya sin la agobiante presión de la marca al hombre e Isco y Silva de interiores. Mientras tanto, las preguntas se sucedían en la cabeza del espectador, “¿hizo bien éste chico en dejarlo con Irina?”, “¿qué hago para comer mañana?”, “¿es cierto que el Bayern gana sus partidos 8-0?”, “¿contra quién jugamos el próximo miércoles?”
Guarroson edita 20six dollars in my hand.
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– Real Madriz: 2 (Bluffisco y Benzemalo)
– Deporculo: 0
Incidencias: Pitaditas mariconas.