He leído con interés vuestros comentarios acerca de la reforma/reconstrucción del Bernabéu, y aunque la mayoría no tenéis ni puta idea, os los agradezco sinceramente. Voy a hacer algunas consideraciones adicionales sobre el tema, tocando algunos de los puntos más importantes entre los comentados:
¿Se ha planteado Florentaino realmente la posibilidad de hacer un nuevo estadio?
No, no lo ha hecho en serio. Aseverar que la posibilidad está estudiadísima porque Floper es «un hombre de números» y «un tiburón de los negocios» denota una enorme candide, y un desconocimiento de cómo funciona la cabeza de este tipo de gente. No tiene sentido obviar las diferencias generacionales entre los hombres de negocios, ni la aversión al riesgo resultante de la edad; lo contrario sería como pensar que los dos últimos presidentes de Nintendo -Yamauchi e Iwata- deberían seguir básicamente la misma estrategia porque ambos son grandes hombres de negocios y tienen el mismo puesto. Como bien ha apuntado el Mikingo, Florentino tiene unos condicionantes emocionales brutales-que por cierto comparte con la mayoría de socios/momias-, además de ciertas ideas profundísimamente arraigadas en la cabeza: así, del mismo modo en que para Roures el horario del sábado a las diez es el no va más (vive mentalmente en la época del 1, 2, 3), para Florentino estar en la Castellana es un lujo irrenunciable, pese a que la ampliación más optimista apenas nos daría unas decenas de metros alrededor del estadio para crecer. La posibilidad de la mudanza se ha considerado sólo a un nivel muy superficial, simplemente porque no se cree en ella.
¿Dónde se obtendría mas rentabilidad, en la Castellana o en Valdebebas?
Aquí está probablemente la Mother of the Lamb. ¿Es la Castellana un emplazamiento cojonudo? Sí, claro. ¿Significaría un minicentro comercial rodeando al estadio una rentabilidad de la hostia? No necesariamente. Si no recuerdo mal, las previsiones más optimistas preveían un 30% de crecimiento en los ingresos una vez realizada la reforma. Lo que hay que entender aquí es que, si hubiera un centro comercial, su espacio sería bastante limitado, pero sobre todo que la zona ya tiene una infinita oferta comercial y hostelera. Es pura lógica pensar que la gente va a comprarse sus bocatas y chuches y beberse sus birras en cualquiera de las docenas de establecimientos de la zona, que ofrecen precio reducido, familiaridad y abundante espacio en la calle, algo que no encontraríamos en un centro comercial de estrechos pasillos y precios previsiblemente elevados. ¡Incluso los chiringuitos callejeros nos restan un buen pellizo de ingresos! ¿Cuánto dejamos de ganar por venta de comida y bebida, bufandas…? La gracia de los estadios «aislados» de Ligas como la alemana o inglesa es que no hay nadie en mucho espacio a la redonda que haga competencia, y por tanto la oferta de merchandising y hostelería es controlada y rentabilizada al 100% por el club. ¿Un hotel acoplado al estadio en la Castellana? Claro, perfecto, ¿pero qué rentabilidad generaría realmente respecto a sus gastos de explotación? ¿Se ganaría más por 200 habitaciones de lujo que por docenas de miles de personas consumiendo en instalaciones del club, como ocurriría si nos mudáramos?
Y es que irse a Valdebebas no puede limitarse a levantar un estadio con cuatro bares de mierda, sino a crear una auténtica «Ciudad Real Madrid», a imagen de los muchísimos complejos comerciales que existen en la actualidad, pero con todo controlado por el club. ¿Ambicioso? Por supuesto, ¿pero cabe esperar otra cosa del Madrid? ¿Complicado? Como todo lo que vale la pena; desde luego, el Leganés no tiene estos problemas. Es obvio que la operación tardaría en rentabilizarse, pero sentaría nuestras bases económicas para el próximo siglo, sacudiéndonos definitivamente la dependencia de la televisión.
¿Iría la gente a Valdebebas?
Me hace gracia que la gente siquiera se plantee esto. Vivimos en el año 2015 y el Madrid es un fenómeno global, la marca española más conocida con muchísima diferencia. Con un sistema de venta de entradas bien concebido y precios ajustados no existiría una cosa como entradas sin vender, a poco que el estadio fuera mínimamente accesible (a este respecto, no sé cómo se puede dudar de que habría una estación de Metro y varias líneas de autobuses). El precio de las entradas podría ser dinámico, con una bajada drástica en los diez minutos antes del comienzo del encuentro, de modo que se colocara todo el aforo; considerando que la Ciudad Real Madrid estaría llena de gente todos los días de partido, habría público de sobra para comprarlas. Los abonados han ido toda la vida de Dios al estadio, y si tras una mudanza no quieren hacerlo tan sólo deben renunciar al carnet, habrá colas kilométricas para sustituirlos.
¿Es inviable hacer un nuevo estadio?
Esta es la mayor bobada que se dice. Por supuesto, construir un recinto así ha sido siempre una cosa carísima -no ahora-, y sólo existe una forma de hacerlo: pidiendo prestado, ya sea a los propios socios, a los bancos o a algún inversor. Pero es una soberana tontería pensar que los costes comparativos son mucho mayores ahora que hace 30 o 50 años, y por tanto inasumibles. Si fuera así, nadie haría estadios nuevos y nos quedaríamos con los de hace medio siglo (que por cierto ha sido el plan del Madrid hasta ahora). 1000 millones de euros se pueden conseguir con un socio inversor, por supuesto ofreciendo las convenientes contrapartidas. ¿Cuánto se tardaría en rentabilizarlos? Pues depende, pero considerando que el inversor o inversores compartirían buena parte del riesgo (como Allianz con el Bayern) un horizonte a 15 años parece razonable, para luego pasar a generar no un triste 30% sobre los ingresos actuales, sino un 100% o 150%, con unas instalaciones y unos servicios incomparablemente superiores a los de ahora. Es eso o ver cómo Inglaterra o Alemania nos dejan atrás institucionalmente a cada año que pasa.
¿Qué va a pasar?
Ésta es la pregunta más interesante, sobre todo porque, según se comenta, la reciente sentencia cierra casi definitivamente la puerta a la reforma que se había aprobado. No es que la opción de Valdebebas pase a ser más factible, sino que va a ser la única posible si se quiere acometer cualquier proyecto de ampliación. Por supuesto, estamos en una fase muy temprana, pero pronto no quedará más remedio que hacer estudios serios sobre la mudanza y pensar cómo vender la idea al socio (en realidad esa parte sería lo más fácil). También está la posibilidad de irse a Ifema, pero sinceramente me parecería una cagada: despreciar el espacio de Valdebebas (¡¿para qué se compró?!) y la posibilidad de concentrar allí todas nuestras actividades deportivas y de ventas sería un movimiento demasiado torpe. Como digo, aún es pronto y por ahora no veremos moverse nada, pero esperamos aproximadamente a final de año; por entonces las cosas pueden ser muy distintas.