El Madrid ESPAÑOL

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Tras el experimento de un Madrid jjjjjoven y renovado, vamos con otra propuesta: un equipo compuesto únicamente por jugadores con nacionalidad española, ¡¡hijos del imperio!! Pese a que se critica la falta de jugadores nacionales en el Real, tras los últimos fichajes, como puede verse, es posible formar un once totalmente español, muy joven y bastante apañado. Cierto que al centro del campo le faltaría algo de enjundia (sobre todo por Illarra), pero dándoles minutos y fe… Por supuesto, hay posibles variantes en dibujo y hombres, aunque casi todas incluyen la utilización de jugadores del Castilla.

Ampliando mi idea de tener dos equipos distintos, uno para una hipotética liga europa y otro para España, podríamos radicalizar el concepto y jugar la competición española sólo con sub-23 y nacionales. Es algo que contentaría a los madrilistas hispanofílicos y que daría un sabor especial a la Liga. ¿Qué os parece? ¿Este equipo daría guerra o sería arrasado por las plantillas multinacionales?
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El Madrid sub-25

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Tras confirmarse el fichaje de Vallejo el pendejo, que creo nos congratula a todos, me ha dado por pensar cómo sería juntar a todos nuestros jóvenes jugadores en el campo. Sin más prolegómenos, sobre estas líneas podéis encontrar la pajialineación que se ma ha ocurrido, formada exclusivamente por jugadores no mayores de 25 años (asumiendo que se ficha a De Gea). La plantilla se completaría con jugadores como Carajal, Bluffisco, Bluffcas Silva, Cherysev… Ya me imagino que todos haríais vuestros retoques, pero francamente me parece un equipo francamente apañado, seguramente no mucho peor que el supertitular. La media de esta alineación concreta es 21,9 años. ¿Hasta dónde creéis que podría llegar este Brat Pack? ¿Os gustaría ver algo así por ejemplo en Copa?
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Rocosos

Putarco

Misión cumplida y otra champions del verano a la buchaca. El partido ha sido intrascendente pero seguimos con las buenas sensaciones en la zona defensiva y en la portería. Tan sólo un gol encajado, y de penalti injusto, en cuatro partidos contra equipos de de cierto empaque en el concierto Uropeo.

Por otra parte, hay que mejorar un poco más en ataque, aunque es cierto que el césped era el mayor patatal que he visto en años. Ni el campo del Poblense puede estar peor que la mierda donde hemos jugado. Así, normal que no trenzáramos jugadas ni hubiera continuidad, aparte de las patadas de los milanistas. Nadie en su sano juicio quiere lesionarse de gravedad a finales de julio.

El Armazón Benitiano sigue su curso. Ya van dos títulos.

Tío Lucas

Cuando no tienes a gente que defienda bien individualmente, tienes que defender bien como equipo. Y cuando tienes que defender bien como equipo, el ataque se resiente. 0-0 con la Roma, 0-0 con el Milán… Este año nos vamos a divertir mucho, sí.

Yo cada vez ando más ilusionado con la temporada y con los pocos goles que nos van a meter. La única duda que tengo es si Benzemá, que de por sí no es ningún killer, con Gordo Cabrón va a llegar a cinco goles o no.

El Socio

Las buenas noticias: no nos marca nadie goles. Las malas: parece que la jugada principal es dársela a Marcelo para que cree juego, algo jodidamente erróneo a muchos niveles. Por lo demás, parece que el separata Casilla tiene algo más de empaque que Gaylord, y es que me cuesta mucho acostumbrarme a los porteros enanos. Claro que da igual, porque parece que nos dejaremos la millonada por Edurno. ¡¡Será por dinero!!

Quizá nos estemos encaminando hacia la temporada mandrilista en la que se ganen títulos marcando menos tantos. Pero recordemos que los goles -igual que las orejas en los toros- no dejan de ser pienso para el populacho, y que el capellismo fue una de las épocas más maravillosas de nuestras vidas. Al fin y al cabo, dominar es aburrir.

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– Mandril: 0
– Milan: 0

Incidencias: Doblete/ojete.

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Deng Xiaoping

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Mañana celebramos nuestro segundo encuentro de la International Chempions Clab, en su edición china. Cuando hace años escribí mi primera entrada sobre el Madrid en China, titulada «El Madrid vence al comunismo«, reconozco que fui algo injusto. Al fin y al cabo, China había dejado atrás el colectivismo  mucho tiempo atrás, para convertirse en una de las mayores potencias capitalistas del mundo; un capitalismo un tanto sui generis, pero capitalismo al fin. Esto se debe a uno de los genios indiscutibles del siglo XX, Deng Xiaoping, quien supo realizar esa gran transformación partiendo del comunismo ultraortodoxo de Mao.

Y no es que Deng fuera un tecnócrata advenedizo, al contrario: había estado con Mao desde el principio, en las encarnizadas campañas que durante más de 20 años enfrentaron a los comunistas y los nacionalistas del Kuomintang, tras la caída del Imperio. Deng y Mao, Mao y Deng, fueron buenos en algo fundamental: sobrevivir en una época en la que sus conmilitones del partido comunista chino caían como moscas. Mao, además, demostró ser un excelente caudillo y galvanizador, la figura clave para acabar aplastando al Kuomintang al filo de los 50, tras la alianza que unió a ambas facciones en la II Guerra Mundial.

El problema, gran problema para 600 millones de chinos, es que todo lo bueno que tenía Mao como líder carismático lo tenía de desastroso como presidente. Al principio, su modelo económico consistía en copiar los patrones industriales de la URSS, una política financiada por préstamos de los propios soviéticos. Para mediados de los 50 dos cosas estaban claras: que dicho modelo era intrínsecamente ineficiente y que además no casaba en absoluto con la sociedad china, eminentemente rural. Mao decidió entonces romper con el patrón de la URSS y crear su propio modelo de industrialización, que vino a llamarse «El Gran Salto Adelante». Y efectivamente lo fue, sólo que hacia el abismo. A muy grandes rasgos, el modelo consistía en crear gigantescas comunas rurales con aproximadamente 5.000 familias campesinas cada una, dedicadas a un doble objetivo: quintuplicar (nada más) la producción agrícola y producir toneladas y toneladas de acero.


– Y vamos a hacer acero con tenedores.
– Entiendo.

Mao consideraba esa aleación la clave del progreso, y durante tres años la población se dedicó a un frenesí de producción acerera, con mini-hornos instalados en prácticamente cualquier rincón. El problema es que el objetivo era la cantidad -para complacer las delirantes exigencias del Partido-, no la calidad, y lo que salía de esos hornos, a menudo fabricado con una mezcla de diversas chatarras, casi siempre resultaba inservible. Mientras tanto, la producción agrícola caía, pero las autoridades locales reportaban justo lo contrario para complacer a los líderes, quienes en consecuencia pedían aún más. Un periodo de malas condiciones climáticas, unido a la baja producción y a que la mayoría de la comida se mandaba a las ciudades o a la URSS para devolver los préstamos, provocó que la gloriosa China de Mao de repente se quedara sin nada que comer: los cálculos más conservadores estiman unos 20 millones de muertos por inanición -principalmente niños-, pero la cifra pudo rebasar ampliamente los 30 millones.

Deng, por su parte, fue primero alcalde de la ciudad sureña de Chongqing del 49 al 52, y luego regresó a Beijing, donde ocupó diversos cargos dentro de la complejísima burocracia china. Tras el desastre de la hambruna, Mao fue relevado como presidente por el renovador Liu Shaoqi, quien junto a Deng llevó a la economía china hacia modelos más racionales y cercanos al capitalismo. En el 60, Deng pronunció su célebre frase «no importa que el gato sea blanco o negro, sino que cace ratones», y en el 64 se habían recuperado las cifras de producción pre-hambruna. Para el 66, un Mao Tse-Tung en segundo plano, harto y humillado, decidió que ya había tenido suficiente, y junto con su esbirro Lin Biao -que lo había convertido en recordman mundial de natación– y su zorrita Jiang Qing puso en marcha la «Revolución Cultural». Que, por puesto consistió en volver a masacrar masivamente a sus compatriotas.

El plan consistió en ganarse gradualmente el apoyo del ejército (comandado por Biao) y de la prensa para crear una amplia contraofensiva ideológica. También se reclutó a gran número de universitarios, vamos a decir los «podemitas» chinos de la época (ya se sabe que los estudiantes veinteañeros suelen la gente más lista de los países) para crear una policía revolucionaria, los temibles «Guardias Rojos». Los siguientes dos años fueron muy bonitos, con los Guardias Rojos campando prácticamente a sus anchas, hostigando y asesinando por doquier; se instaló la paranoia: denuncia a tus amigos, denuncia a tus hermanos, denuncia a tus padres, a todos los «contrarevolucionarios». El presidente Liu acabó encarcelado, muriendo por negársele la medicación para la diabetes, y el hijo de Deng fue arrojado por una ventana de la universidad, quedando parapléjico. El propio Deng tuvo más suerte: permaneció el año 68 en arresto domiciliario y en el 69 fue mandando con su mujer a un rincón del país a trabajar en un taller de tractores. El balance final, unos 3 millones de muertos y Mao reinstaurado en el poder real. Ya todo estaba «bien».

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«¡Podemos!»

Deng era un hombre demasiado respetado para darle matarile, pero el único remedio a la situación era una paciencia bíblica: había que esperar a que murieran los perros que acabara la rabia. Esto se produjo felizmente primero en 1972, con el fallecimiento de Lin Bao; Deng -que debía tener una personalidad muy especial- escribió entonces una carta de disculpa (!!!) al líder supremo y fue readmitido en Beijing, ocupando cargos secundarios. Por fin en 1976 moría el carnicero Mao, y desde entonces las cosas se precipitaron rápidamente: su sucesor Hua Guofeng carecía de peso político y, tras dejarle el trabajo sucio de acabar con los últimos maoístas radicales (la siniestra «Banda de los 4» liderada por Jiang Qing), Deng ascendió finalmente al poder en el 78 (aunque sin ser nombrado oficialmente presidente de la república).

Desde entonces, nos pongamos como nos pongamos la de China ha sido una historia de éxito. Adoptando un original modelo de capita-comunismo, mezclando economía de mercado salvaje y férreo control central según convenga, su avance fue meteórico, y ya nadie puede negarles ya su condición de segunda economía mundial. Es un sistema con muchos defectos y contradicciones, sí (hay quien califica la bolsa de Sanghai más bien de «Casino»), pero lo fundamental es que los hoy 1.300 millones de chinos viven mejor que ninguna generación anterior, y que el país tiene más influencia que nunca. Tampoco es que Deng propugnara el anarco-capitalismo: una de sus medidas era algo tan simple como que los granjeros pudieran quedarse su producción a partir de cierta cuota y venderla a precios de mercado. Hubo algún punto oscuro en sus últimos años -unos cientos de muertos en Tian Nan Men, aunque él no dio la orden-, pero son cosas que pasan. Tras lograr cositas como la recuperación de Hong Kong y Macao, su último gran acto político, ya semiretirado, fue una gira por el sur en 1992, cuando aún muchos se oponían al modelo renovador. Allí dijo que las reformas no tendrían marcha atrás -lo que vendría a ser «sigan mamando»-, en una serie de discursos de gran repercusión que dieron el espaldarazo final a la nueva China.

Si hoy día los chinos pueden patrocinar a entidades como el Real Madrid por todo el mundo es gracias principalmente a la labor de este único hombre. Se trata, como decía al principio, de uno de los grandes genios del siglo pasado, una serie de personajes con varios rasgos comunes: subieron dramáticamente el nivel de vida de sus países, los transformaron permanentemente para bien y son odiados casi sin excepción por cualquier imbécil que se precie. Otras personas de esta lista son:

– Margaret Thatcher.
– Ronald Reagan.
– Augusto Pinochet.
– Vladimir Putin.
– Francisco Franco.

deng
«Problem?»

Como gigantes de la historia que son, se sigue hablando de ellos incluso décadas después de morir o dejar el poder. Obviamente tuvieron sus puntos negros, como todo ser humano -no digamos ya si es político-, pero pocas mentes formadas y racionales podrán negar que dirigentes como estos constituyen los verdaderos puntales del progreso.

Nota: En China los apellidos van delante del nombre, pero en Occidente no solemos invertir este orden, como sí hacemos en el caso de Japón. Así, los nombres occidentalizados de las personas nombradas en este artículo serían Xiaopin Deng, Tse-Tung Mao, Shaoqi Liu, etc.

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The young ones

https://youtu.be/wT8IcZEqFSQ

El Madrid está fichando carne joven y fresca, lo cual es siempre una opción acertada, como bien saben los viejos verdes: Asensio, Odegaard, y ahora se habla de Vallejo del Zorragoza, un prometedor central que acaba de ganar el Europedo sub-19 (aunque éste seguramente nos lo van a quitar por panolis). Sí, traerse tiernos mozalbetes está muy bien, pero a la hora de la verdad da igual. ¿Por qué? Porque prácticamente no juegan.

Si algo caracteriza al Mandril es la existencia de una férrea jerarquía que marca quién juega poco, quién juega bastante y quién es intocable; sólo un entrenador de enorme carácter es capaz de ignorar esta añeja gradación. Capello, mi entrenador favorito de siempre, decía que un míster no puede ser amigo de los jugadores, porque es el que luego tiene que ponerlos o sentarlos; ¡qué pocos han seguido sus enseñanzas! Aunque llegara Vallejo como flamante fichaje para el curso 2015/2016, apena slo veríamos, porque Pepe ya es parte del celebérrimo núcleo mandril, y de ahí sólo lo va a retirar una lesión o una nueva performance de Kick-Boxing.

A veces el ansia de renovación se ve frenada por la mala cabeza de los propios jóvenes: es el caso de Varane, llamado a jubilar a Pepe, pero que tras sufrir una grave lesión en la rodilla se empecinó en jugar el Mundial de Brasil, arrastrando molestias desde entonces; el mismo error que cometieron jugadores como Vidal y Torres. Lamentablemente, los futbolistas parecen incapaces de entender que sus carreras dependen de los 60 partidos que disputarán anualmente con sus clubes, no de los 4 o 5 que jugarán en el carnaval mundialista. Se ve que los clubes necesitan urgentemente pedagogos.

Sea como sea, actualmente actualmente por tener un once bastante definido en los partidos más competitivos, y hacer rotaciones en partidos más sencillos (los típicos en casa contra sub-equipos) y trofeos menos trascendentes; la Copa del Rey debería ser un festival de los jóvenes. Esto podría desarrollarse al máximo si fuéramos a mi modelo ideal de organización del fútbol: una liga europea o mundial en la que jugáramos con todas las estrellas, mientras que para la Liga Nacional tendríamos un equipo de jugadores noveles o menos contrastados. Espectáculo para las masas, fichajes a mansalva y rodaje de jóvenes talentos. ¿Qué más se puede pedir?
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Viudas

llosa

Por Pearlsbu

Escribió David Gistau en ABC que: “el romance con Isabel Preysler le ha supuesto a Vargas Llosa un aumento de lectores comparable al que le generó el Nobel”. No quiero quitarle méritos a la viuda de Miguel Boyer, pero me pregunto si Lola, concursante de la última edición de Supervivientes, no habrá coadyuvado a aupar al escritor peruano en las listas de los más vendidos. La canaria, enfundada en un trikini que apenas podía contener su rotunda anatomía, dijo en la duodécima gala del reality que no sabía quién era Vargas Llosa, lo que provocó que miles de personas que, al parecer, se encontraban en idéntica situación, acudieran a Google en busca de una respuesta.

¿Cómo puede una relación amorosa o, lo que es más increíble, un programa de Telecinco contribuir a que se lea más? Acúsenme de tener prejuicios pero, mientras no me demuestren lo contrario, creeré que Vargas Llosa vende más libros desde que sale con Isabel, sí, pero no sé si esos libros van a ser leídos. Por otra parte, el término romance usado por David tal vez no sea el más adecuado: un romance es una relación amorosa pasajera e Isabel, según dicen, no es una mujer de amantes fugaces, sino de maridos, que va encadenando con aparente facilidad. El último le duró casi treinta años.

Siempre me ha parecido muy osado juzgar la intimidad de los demás. Incluso aunque se empeñen en contárnosla, nos faltará información. Las relaciones ajenas son icebergs y solo vemos la parte que sobresale de la superficie. Como canta Raphael, al que el miércoles vi en el Teatro Real de Madrid, qué sabe nadie. No obstante, me molesta la excesiva exposición de un hombre casado y una viuda reciente. Me indigna que Elena Benarroch, simple comparsa en esta obra, abroncase públicamente a la todavía esposa de Vargas Llosa –“no sé por qué esa mujer (sic) emitió un comunicado. Lo único que hizo fue alimentar a la prensa y eso no se debe hacer»-, qué desfachatez la de la peletera. Y no alcanzo a entender que Ana Boyer aprobara la nueva relación de su madre, primero tácitamente compartiendo con ella la portada del ¡Hola! en la que se confirmó, y luego de forma expresa por el mismo medio. Tal vez sea muy loable que acepte que su madre rehaga su vida pero, ¿ha de airearlo en una revista? ¿Es mucho pedir un poco de decoro?

Frente a las rutilantes portadas del semanario del corazón, que nos informa de la relación en los términos más favorables para los intereses de Isabel, el ABC, desde sus páginas de crónica social, ofrece la versión de los Vargas Llosa. Gracias al periódico me he enterado de que los nietos del Nobel echan de menos al abuelito Mario en las últimas vacaciones familiares. Esto viene a confirmar, en toda su crudeza, el refrán que manda al muerto al hoyo y al vivo al bollo. Con curiosidad malsana me pregunto de qué está relleno el bollo, ¿qué les da Isabel?

Y de una viuda paso a otras.

El término viuda en el contexto del fútbol tiene connotaciones peyorativas. Sin embargo, yo asumí con total naturalidad mi condición de viuda de Mourinho cuando se fue del Real Madrid tras una temporada convulsa.

Un episodio reciente me ha hecho descubrir que he superado el luto. The Guardian entrevistó al portugués y la prensa deportiva española se aprestó a poner la lupa en una mención que hizo a Casillas, aumentándola hasta convertirla en portada. La lupa que usan los periodistas españoles distorsiona las imágenes de forma grosera y está manchada de huellas y pegotes de comida. Estos señores no son nada pulcros, pero eso ya lo sabíamos todos. Hay gente que sintió la necesidad de denunciar la manipulación y defender a Mourinho. Yo no. Ya no.

La forma injusta en la que, a mi juicio, se trataba al Real Madrid de Mourinho en general, y a este último, en particular, fue lo que me impulsó a empezar a escribir en estos mundos de Internet. Puede que cuando Mourinho trabajaba en Madrid sí pudieran hacerle daño, pero ahora que triunfa en Londres me doy cuenta de que no son gigantes, sino molinos de viento. Intrascendentes. Miro, ya de forma desapasionada, a Mou y veo a un excelente profesional, que no es poco, con sus luces y sus sombras. Gracias, José, te deseo el mayor de los éxitos siempre que no te cruces con nosotros.

Las viudas que me preocupan ahora, dado lo reciente de su pérdida, son las de Casillas. La parte del madridismo siempre dispuesta a hacer categorías y a empezar una guerra civil por un quítame allá ese podcast, está inmersa en plena batalla. Me viene a la cabeza esta viñeta de Mafalda:

Mafalda

Y pienso que antes de no aguantar a antis prefiero toda la vida no aguantar a madridistas. Así que achaco muchas de las cosas que dicen los “casillistas” al dolor, que ofusca, y espero y deseo que se les pase pronto.

Llegará el momento para todos los entrenadores y jugadores, por extraordinarios que sean, en el que ya no podrán seguir en el Madrid y tendrán que marcharse. El Real Madrid se conjuga en presente, no en pretérito perfecto compuesto. En todo caso, siempre termina imponiéndose lo que un profesional nos da frente a lo que nos ha dado, y así debe ser. La suerte que tenemos las viudas futbolísticas frente a las reales es que, se muera quien se muera, siempre nos quedará nuestro Real Madrid.

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