Baúl. Baüller. Al-Baúl. Mr. Baúl. El hecho de que un buen montón de gente haya despedido de forma lacrimógena a este personaje no hace más que resaltar la esencia pueril del hobby futbolero. No sé si Baúl es poco, mucho o bastante madridista, y de hecho me es indiferente. Lo que sí tengo claro es que es, ante todo, un paleto con mucha ambición y muy pesetero, y que esas dos pasiones están muy por encima del madridismo que pueda sentir. Su fútbol fue primero simple pero efectivo, y tras la apendicits cada vez más tosco y menos efectivo. Llegó a ser un verdadero dolor verlo en el campo, la pura imagen de la impotencia futbolística y de los «derechos adquiridos», ese cáncer que corroe el Madrid desde hace décadas; a falta de goles, palmas estériles, greñas impresentables, carreras tras balones que salían del campo (pero no para presionar la salida del contrario) y una eliminación tras otra. La solución para no sentarlo cuando ya era jugador de segunda fila fue desplazar a un tal Zidane a una esquina, creo que eso lo resume todo.
No se puede entender a Baúl sin la figura de Ginés Carvajal, que pronto impregnó el carácter del 7 y le enseñó que, moviendo los hilos adecuados, puedes ser prácticamente un presidente en la sombra. No hace falta superar futbolísticamente a otros compañeros cuando la cúpula es débil y sabes a quién llamar. Los desmemoriados pueden pensar que Casillas fue el primero en contar con una guardia de corps mediática, pero la de Baúl vino antes, y seguramente fue más fuerte y nutrida. Lo único que le hizo caer en desgracia fue la resistencia de Luis Aragonés (aunque se vio obligado a dar una humillante rueda de prensa para explicar por qué no lo convocaba, caso único en la historia) y los éxitos de España, después la Coja. Así, sólo el Madrid tuvo que soportar su decadencia. Florentino se puso de lado -para no variar- y la responsabilidad de darle puerta recayó en Mourinho. La salida fue gélida pero «amistosa», merced a pagarle media ficha las dos temporadas que jugó en Alemania -no sin mi pasta- e incluso una prima de 100.000 € por una Copa del Rey ganada cuando ya no formaba parte del equipo.
Baúl es peligroso. Porque no es sólo él, sino que, repito, forma binomio con Ginés, una eminencia gris que conoce bien las pulsiones que mueven al madridismo -siempre frágil, siempre en peligro- y está dispuesto a explotarlas, sin reparo en servirse del grupo PRISA -que siempre los ha tratado bien- y de cualquier otro tentáculo mediático. El objetivo final, no lo dude nadie, es la presidencia, con un calendario más o menos así:
– Curso de entrenador. Tendrá el título antes de un año.
– Carrera de entrenador, seguramente empezando en la 2016-2017. Éste no es el principal objetivo ni interés de Baúl, para empezar porque siempre fue pésimo en las relaciones humanas y lo veo incapaz de dirigir eficazmente un grupo, pero lo usará para «legitimarse». Lo veo en algún equipo de la comunidad de Madrid (¿Getafe?), durante un par de años, postulándose luego para el Castilla o incluso el primer equipo del Madrid, dependiendo de los resultados que obtenga. En ningún caso creo que entrene más de un lustro.
– Integración en alguna candidatura/designación a dedo: Hablamos del año 2021 o 2022. Puede entrar de la mano de Florentino -a quien según pasen los años le importará todo cada vez menos- o de alguna candidatura de tendencia pipera. Son años que puede usar para «legitimarse» aún más y ganarse lealtades dentro del club.
– Candidatura a la presidencia: Esto sería el siguiente paso, aunque bien podría intentarlo directamente después de entrenar, si se ve fuerte y con rivales de poca identidad. Así pues, hablaríamos del 21-22 o un poco más tarde, hacia el 2025. ¿Y qué tipo de presidente sería Baúl? Muy pipero, desde luego, en la línea de Sanchís: españolía, tradicionalismo inmovilista, cantera, simbiosis con la prensa y, por supuesto, Ginés como principal fuente de jugadores, una especie de Mendes a la española. Los que se piensan que Baúl lo haría bien porque «es muy cabrón» no hacen más que autoengañarse: tanto él como su mentor pueden ser muy ladinos, pero no dejan de ser unos mediocres intelectuales, sin ningún tipo de visión elevada del club ni plan más allá de mandar en el Madrid por los evidentes réditos asociados. Pasar de la Colonia Marconi al sillón más goloso del fútbol mundial es muy tentador, y ésa será desde ahora la motivación de Pelograsa. Veremos si alguien logra detenerlo.