Rappol
Hay sólidas señales que indican que el armazón benitiano ha encontrado la regularidad. Efectivamente, cada vez que se habla de “partido clave”, el madridismo está abonado a un plato de mojón lustroso a la corre-tú-que-yo-me-canso con vinagreta de abulia sobre cama de impotencia. Para paladares muy exigentes.
El caso es que ingredientes hay. Pero el Chef Benítez Rafael Don se empeña en utilizar carnes pasadas de fecha. A media tarde, porque ya anochece muy pronto, leíamos que Marcelo entraba en el menú de nuevo, junto con Ramos… ¿Y BBC? “Miraaaa, que es mal momento para jugársela con la receta que nunca te sale”- dijo Chicote. La fantochada estaba servida. En la primera jugada seria, cuando ni siquiera habían puesto las aceitunas del Mercadona para acompañar la cerveza, un tal Catunambú le pasó el nombre del café a El Estandarte bajo las piernas, para que la jugada terminara con tiro de no sé quién al palo de Navas… Era un lío, sin duda, lo que venía.
Todavía poniéndonos la servilleta empezó a oler a bosta de calidad. Un comensal de amarillo eructó, Modric se cayó al suelo, miró al colegiado, los centrales pidieron agua con gas y la trajo Soldado. El estado de este Madrid es tan estupendo que es seguro que si cualquier equipo fichara, qué sé yo, a Elvir Baljic aunque fuera para jugar un partido nos marcaría un gol.
Y empezamos a comer. Toda la primera parte. Con el regusto conocido. “¿Esto es…?” “Sí, hijo, sí. Es mierda… Pero cómetela toda, porque no sabemos cuándo podremos comer otra vez”… En la segunda parte el equipo salió con las botas limpias y la equipación adecentada. Por desgracia ya saben lo que pasa cuando hay mierda de por medio: por mucho que se lave uno las manos, siempre aparece la leve fragancia de la hez por encima del jabón Nivea. Los muchachos corrían y corrían, chutaban y chutaban, aspaventaban y aspaventaban… pero no asustaban a nadie.
Hacia el final, el Chef del Armazón salió a hacer notar la potencia de su cocina con dos cambios arriesgadísimos. Finalmente puso de postre a Jesé, cuando ya se oteaba el “sinpa” en La Mojonera, imposible de secundar por la cantidad de excrementos ingerida ya a estas alturas de la velada. Sonrían. Porque sí se puede… mientras que el partido no sea clave, claro. En ese caso ya saben lo que dicen las encuestas: mierda.
El Socio
¿Era muy imprevisible la derrota en Villarreal? Sinceramente, no. Yo más bien había previsto un empate, pero el Mandril no hace más que seguir un guión de sobra conocido y que quedó pergeñado muy pronto, como a los dos meses de competición, cuando los nenes se cansaron de simular que les importaba algo el equipo o tratar de entenderse con el entrenador. Las culpas, en el aspecto deportivo, recaen abrumadoramente sobre ellos, por más que Benítez y la directiva también sean responsables. El nuevo núcleo se ha hecho tan fuerte como en su momento lo fueron las trillizas o los Figu-Hierro-Baúl, y sólo saldrán de ahí con los pies por delante. Son 4 jinetes del apocalipsis (CR-Benze-Rabos-Marcelo, con la asistencia de Pepe) que representan perfectamente el paradigma de jugador cacique, con demasiadas cosas en la cabeza aparte del fútbol (menos neuronas) y que para colmo estropean a otros (hola, James) en cuestión de meses. Por supuesto, el presidente es culpabilísimo por hacerlos blindado con contratos irrompibles.
El aficionado, que a la hora de la verdad deja en segundo plano la solidez del club y sólo quiere que el equipo rinda, anda pidiendo ya insistencia la cabeza de Benítez. Craso error. Yo hasta diría que si echando a Beni ganamos seguro la Undécima, no lo despediría. Es hora de dar un paso al frente y dejar claro de una vez a las niñas que no son más que unos empleaduchos con sueldos millonarios, y que jamás volverán a ser ellos quienes tomen decisiones ejecutivas. Algún hincha anda incluso pidiendo el retorno de Chocholoqui, que sería ya el cachondeo supino. Los proyectos no pueden acabarse ni empezarse en medio de una temporada, y menos por caprichitos de jugadores comemierdas. Al menos esto hemos logrado esquivarlo en los últimos años.
No, la única solución aceptable sería echarle un broncazo padre a los jugadores y dejarles claro que el entrenador sigue aunque nos vayamos a la B, que ellos sabrán hasta dónde quieren hacer el ridículo. Sin embargo, dudo que la directiva esté por la labor. Ayer habló Fdez. de Blas y dijo que el único problema había sido de «mala suerte». Ah, pues cojonudo. Curiosamente aquí habla el presidente, el vice y Butragueño, pero el que escogió en persona al entrenador nunca tiene nada que decir; chico listo, deja que otros se desgasten. Si soy sincero, no creo que la directiva aguante el pulso, y poco después de fin de año el gordo caerá. Llegará el entrenador X a «darle un nuevo aire al equipo» y los caciquillos brindarán por la nueva fechoría. Y lo peor es que a muchos madridistas lo único que les importará es que el juego sea algo menos lamentable que ahora.
– Picharreal: 1 (Soldier)
– Mandril: 0
Incidencias: Aquí no pasa ná.
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