
Sí, bueno, ¿no? La Superliga Floperiana va a depender de los palotes: si hay palotes, habrá Superliga. Se está hablando de que Juan Pablo Morgan, principal financiador del invento, estaría poniendo 5.000 palotes anuales, y no sólo eso, sino que la emisión de los partidos sería gratuita. ¿Dónde estaría la rentabilidad entonces?, preguntarán los lectores más avezados. Bueno, por un lado en los patrocinios, que si bien al principio seguramente no serían como los de la Champions, sí aportarían una buena cantidad. ¿A qué marca no le atraería publicitarse en este torneo tan novedoso, con algunos de los mejores equipos del mundo, y sin la barrera de las plataformas de pago?
Con todo y con eso, es probable que la Superliga sea deliberadamente deficitaria durante un buen número de años. Esta estrategia de posicionamiento en el mercado suele llamarse «dumping de precios», y aunque su legitimidad es cuestionable la han usado docenas de empresas a lo largo de la historia, de Über a SpaceX o Tesla (bueno, estas dos últimas pueden utilizarla indefinidamente porque al estar ultrasubvencionadas y tener contabilidad opaca darán pérdidas operativas hasta que la gente se canse de regalarles dinero). Pero claro, ponerse a hablar de remilgos morales teniendo enfrente a verdaderas mafias como la UEFA y la teocracia qatarí… Ná, hay que ir con todo, aunque sea necesario traer contenedores chinos llenos de dinero en efectivo. Yo, la verdad, me conformaría con que en las finales europeas los aficionados estuvieran en los mejores sitios, no humillantemente apelotonados en los fondos (claro que también pienso: ¿por qué los fans se han prestado durante décadas a este trato absolutamente vejatorio? En cierta forma, «disfrutaron lo votado»).
En la anterior entrada reclamaba yo que este «procés» culminara en el curso 24/25, pero ahora nos dicen que no, que tiene que ser para el 25/26. Pues muy bien, con tal de que lo hagan… porque la verdad, tampoco es que hasta ahora se haya visto muchísimo movimiento: han mandado al «CEO de la Superliga» a hacer una ronda por los medios más consumidos por los gañanes (tanto gañanes boomers como mileniales) y de momento ahí se ha quedado la cosa. Quiero acción, baby, anuncios de quién está a bordo, publicidad, futbolistas negros arrojando billetes a lo Floyd Mayweather… algo que nos sacuda el terrible muermo que se produce entre dos partidos interesantes. Ya dije que hay que atraer al lado oscuro a los perdedores del fútbol actual: al Dortmund, a los portugueses, a los escoceses, a los franceses no-PSG, a los italianos… por cierto, estos últimos tienen un buen cacao mental: por un lado derogan su «ley Backham», y por el otro exigen un compromiso para no sumarse a la Superliga… ¿qué alternativa proponen exactamente, liquidar el Calcio? Clubes como el Inter ya están en ese proceso…
En fin, hay que captar a todos estos instatifechos, hablarles de capacidades que algunos considerarían… no naturales. ¿Los ingleses? Alguno será el primero en caer, y luego vendrán muchos más. Seguramente alguno en horas bajas que ahora piense que no puede competir económicamente… ¿el Manchester? Sí, podría ser. Que lluevan los palotes.
Angelote

Florenpipas ha renovado dos años a Angelote porque es el rey de los piperos. Una cosa que trajo el covid es que prácticamente extinguió las pipas del Bernabéu, y Flópor extraña esos tiempos gloriosos en que la gente se atiborraba de este fruto en el graderío y todos se creían cultos porque ponían un trozo aleatorio de ópera (en realidad la ópera no puede hacer culto a nadie porque es un coñazo). Angelote es ideal para tal propósito: te puede proponer un fútbol planito y montónono el tiempo que haga falta, hasta que la gente, entre lagrimones de aburrimiento, vuelva a rumiar pipas en cantidades industriales, adornando con sus cáscaras las renovadas instalaciones del Balay Stadium.
Otro motivo importante es el dinero: el Balay (1.500 milloncitos de nada) no se paga solo, y hay que ahorrar hasta en servilletas. Angelote e Hijo son una solución socorrida y económica, ninguno de ellos va a pedir un duro por encima de sus ya generosos emolumentos. ¡Además, son dos Angelotes por el precio de uno! Si hay algún otro miembro de la familia con carnet de entrenador, nos pueden hacer un 3×2 como en los yogures del supermercado. Personalmente, me hace tanta ilusión seguir viendo a Angeloti tirarse pedos en el banquillo como tomarme un batido de apio.
El aficionado madrilista, que pese a su delgadísima capa de sofisticación es tan pipero como el más pipero de los años de plomo pre-Séptima, en general estará encantado con esta renovación. En su mente ya ha desaparecido la Caidita de City, esa humillación suprema en la que nos borraron el cerito, y donde no cayeron más goles por los simples azares del fútbol. No, este aficionado que sigue tuíter, tuitch y yutub está encantado con el señorío (je) y la experiencia del italiano, que lidera una liga en la que le ha salido un futbolista histórico y el gran rival es el Girona. No digamos ya los lameculos oficiales medios más afines a la presidencia: no necesito abrir la portada de La Ventolera para saber que habrá un mínimo de cuatro-cinco piezas propagandísticas artículos celebrando efusivamente la continuidad del reggiolano.
Pero miren, está bien: la mayoría de los que me leen son padres de familia. Deberían estar enseñando a sus hijos a no votar socialismo y a distinguir entre una peli buena y una de Nolan, no mirando a veintidós analfabetos pasarse una pelota en competiciones totalmente desvirtuadas. Ahora es un buen momento para quitarse del vicio.

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