Sí, bueno, ¿no? El fútbol es un mundo de blablabla donde ocasionalmente llegan baños de realidad que ponen al personal en su sitio. ¿Qué no estaríamos soportando acerca del Superbarça, Mensi y sus «valors» si no hubieran sido puntualmente ridiculizados en cada edición de la Champions disputada en la última década? Esto por supuesto es aplicable también a nivel individual, y para nada escondo mi opinión sobre Angeloti: se trata de un entrenador de la parte alta del montón que ha ido acumulando palmarés a base de sumar quinquenios. Si bien los títulos europeos son importantísimos a la hora de valorar a un técnico, las ligas suelen ser la verdadera piedra de toque, y para mí, un tipo que gana la competición de la regularidad cada seis o siete años está siempre bajo sospecha, con Negreiras o sin ellos. Si hay algo cómodo en el fútbol es renunciar a sacar un rendimiento semanal a tu plantilla, jugándotelo todo a las competiciones de esfuerzos cortos, y esa ha sido la especialidad de nuestro Carlo.
Pero como digo, todo tiene su fin, y todo cerdo su San Martín, quien se nos ha presentado en forma de señor calvo que habla con frases muy ridículas. Pep Buardiola viene a ser el reverso de Angeloto: gana una liga tras otra, pero su porcentaje de victorias europeas es más que discreto en los últimos quince años. ¿Es un supertáctico al estilo Klooop o Arteta? Es discutible, pero sin duda su factor diferencial ha sido que con buena picha bien se folla: básicamente ha podido escoger para cada puesto de su equipo al jugador más caro disponible en el mercado y dispuesto a unirse a su alegre banda. Y así, tras años de ir construyendo una megaplantilla dopada por el petróleo moro, se ha encontrado con que casi nadie le tose en Angalaterra y hasta ha logrado ganar una Champions gracias a la pequeña adición del mejor 9 puro en lo que llevamos de siglo.
¿Significa eso que se va a cepillar a Angeloti? Pues este bloguero que lleva 20 años cantándoles y contándoles las cosas del Madrid no quiere engañarles: es bastante probable que sí. Si yo fuera Flóper the Floperian estaría ofreciéndole un paquete de acciones de ACS a Xabi Slownso para que se incorporara con nosotros a la mayor brevedad, pero Flo parece tener otro modelo: fichar a los mejores negros del mercado y rematar la obra con el mejor negro de todos. ¿Dirigirlos? Bueno, él piensa que puede hacerlo cualquier «gestor de egos», y en esas estamos. No obstante, hay algo que puede salvarnos: el «factor Real Madrid», ese intangible que parece darle al club dos puntos más de competitividad que a todos sus rivales, juegue quien juegue y entrene quien entrene. Considerando eso, y contando con que haya una buena plantilla (que la hay), siempre es posible pasar eliminatorias donde no somos favoritos. No obstante, jugando la ida en casa es fundamental ganar este primer encuentro: viajar a City con un magro empate, y no digamos ya con una derrota, reduciría nuestras posibilidades al mínimo.
Luego, por supuesto, está el factor Juan Malillo, un tipo tan insulso, gris y malasombra que hasta hacer creer en los gafes a un tipo rabiosamente opuesto a la superstición como yo. Es curioso que la única Champions del Shitty fuera conseguida durante la ausencia del tolosarra, y ahora que se ha reincoporado al banquillo creo que sus opciones bajan drásticamente. Lillo, cuya única función parece ser permanecer hundido en el banquillo escuchando las interminables brasas del calvo de Sant Pedor (no diré estoicamente, porque aparentemente las disfruta), produce tal sensación de cenizo que habría sido capaz de parar en seco la racha ganadora del Milan de Sacchi.
Por cierto: no es por marcarme un yoyalo, pero… el césped del Balay Stadium está horrible. Ya sé que la merenguesfera reprime contundentemente cualquier relato que se aleje del discurso del «mejor estadio del mundo», pero no me importa que la secta me tache de desafecto. Yo no sé cómo estará el estadio en una década, pero a día de hoy, hablando a nivel mundial no es ni de los diez mejores. Será culpa del sol, de la lluvia, del hipogeo o del apogeo, pero el equipo se presenta al partido más importante del año con un tapete de segunda que, eso sí, puede meterse bajo tierra pulsando un botoncito; cosas que se nos escapan a los que no dirigimos multinacionales.
En fin, Buardiola es puta, pero necesita a un buen proxeneta que lo ponga a cuatro patas. Si el Madrid no tiene a esa figura en el banquillo, deberá confiarse a su legendaria competitividad que mencionaba arriba, además, claro, de a un Vivi centrado y a un Bellingham en modo mesías. Será muy interesante de ver.