Leningrado

¿Son unos hijos de puta nuestros jugadores de baloncesto? Hombre, yo no diría tanto. A veces se dejan ir, les remontan ventajas enormes no sé sabe cómo, pero imagino que intentan hacerlo lo mejor posible y no cagarla muy estrepitosamente. Además, pese al reciente tropezón en Bilbado vamos bastante bien, con cinco victorias consecutivas en Euroliga, incluyendo dos muy complicadas ante Barcas y Cheska. Claro que la cosa tiene truqui: de los 7 partidos que hemos ganado en lo que van de fase regular, 6 han sido en casa, y sólo hemos ganado en una de nuestras cuatro salidas.

Es una estadística muy fea, pero podemos arreglarla hoy en Leningrado, sede del Zenith, equipo que imagino tiene licencia Euroliga porque los rusos manejan manduca y conviene tener tres equipos suyos. Lo cierto es que estos chicos sólo han ganado 2 de sus 10 encuentros, y ambos en la prórroga. El Zenit está tratando de prosperar tanto en su sección de júrgol como en la de baloncesto, pero aún le falta una peseta pal rublo. Aunque en balompié ganan alguna liga de vez en cuando, se ríen de ellos cuando juegan en Uropa, y desde luego no parecen favoritos para la final de Chempions que se jugará en su estadio la temporada que viene. En cuanto al basket, ya véis cómo les está yendo, lo cual no deja de ser un excelente caldo de cultivo para un partido trampa.

¿Y qué jugadores están funcionando mejor en el Lolaso Año VIII? Según Karusito, que es el que entiende de basket, uno de los mejores está siendo Deck, fichaje bueno, casi bonito y muy barato, apenas 250.000 lauros. Además del buen estado de forma del argentino, hay que celebrar el regreso de PDM Thompkins, apartado hasta hace apenas unos días por puto gordo (no es broma). Por supuesto, también está Garuba, al que esperamos ver más en Uroliga. ¿Y Lapro y Miki? Bueno, nada que no puedan arreglar unas descargas eléctricas en los cojones.

Uroliga, Jornada 11: Zenit de Leningrado-Real Madriz. 18:00 (DAZN)

Deporte y pulítica

Hace unos días el mundo del basket USA se vio sacudido de la forma más inesperada. Todo empezó cuando Daryl Morey, director general de los Houston Rockets, publicó un twit animando a los manifestantes de Hong Kong a perseverar en su lucha por la libertad:

Este mensaje no habría tenido mayor importancia en medio del mar de twits que se generan cada día, si no fuera por dos pequeños detalles: 1) La NBA tiene un enorme volumen de negocio en China. 2) Al gobierno de la República Popular no le gusta ni un poquito cualquier cuestionamiento de su poder absoluto. Las consecuencias no se hicieron esperar, y la cadena estatal china (CCTV) suspendió todas sus retransmisiones de la NBA, que actualmente se encuentra en pretemporada; una suspensión que de extenderse le supondría enormes pérdidas a la Liga estadounidense (el contrato actual, vigente hasta el 2025, tiene un monto de 1.500 millones de $). El comisionado de la NBA, Adam Silver (alias Mortadelo) defendió en un primer momento la libertad de expresión de Morey, pero la CCTV (es decir el gobierno chino) no tardó en darle su parecer sobre tan decadente concepto occidental:

«Estamos profundamente insatisfechos y nos oponemos a la postura de Silver de apoyar el derecho a la libre expresión de Morey. Pensamos que cualquier manifestación que socave la soberanía nacional y la estabilidad social no entra dentro de la libertad de expresión».

Desde ese momento, todos los implicados en el lado gringo sabían que sólo quedaba un camino posible: bajarse los pantalones. Morey borró su twit original y pasó a disculparse en una nueva serie de trinos, explicando que «no estaba bien informado» al hacer sus primeras manifestaciones. La NBA por su parte también sacó un comunicado, asegurando que de ninguna manera cuestionaban el derecho de China a aplastar cualquier tipo de disidencia. James Harden intervino desde Japón pidiendo perdón humildemente a los chinos. Y Joe Tsai, empresario taiwanés dueño de los New York Nets, afirmó que los gringos no eran quiénes para cuestionar la voluntad del pueblo chino (que como sabemos es muy libre para expresarse). En suma, los chinorris pasaron sus amarillos micropenes por la cara de toda la plana mayor de la NBA, dejando bien clarito quien manda. Fue un episodio bochornoso a la par que revelador.

No mucho más edificante ha sido la debacle vivida en los útimos años en otra de las grandes ligas, la NFL. Todo empezó en 2016 con la ocurrencia de Kaepernick, por entonces jugador de los 49ers, de arrodillarse durante la interpretación del himno nacional que se realiza antes de cada partido. El gesto era para protestar por la supuesta brutalidad selectiva de la policía estadounisense contra la población negra, delirio clásico de la izquierda de ese país sin ningún tipo de soporte estadístico (a diferencia de la incontestable prevalencia de la raza negra en el número de delitos cometidos y en la población reclusa). El gesto, que fue rápidamente imitado por varios jugadores de raza negra (auténticos oprimidos que se levantan varios millones de $ al año) indignó a miles de fans, quienes no entendían qué tenía que ver la protesta por una supuesta injusticia con la falta de respeto al himno. La postura de Kaepernick es profundamente paradójica porque, de hecho, le debe todo a dos personas de raza blanca: natural de Wisconsin, fue abandonado por su padre y dado en adopción, siendo acogido por los Kaepernick, un matrimonio caucásico. Pero sí, el gran problema de EEUU es el racismo.

Todo el numerito le salió relativamente barato a Kaepernick: tras abandonar los 49ers aprovechando una clausula de su contrato, pensó que sería fácilmente contratado por ser agente libre, pero ningún equipo quiso vincularse a ese activo tóxico. Esto no le impidió firmar un lucrativo con Nike, inaugurado con un anuncio cuyo lema era «Cree en algo. Aunque signifique sacrificarlo todo». Lo cual tendría cierta credibilidad sino fuera porque Kaepernick ni sospechaba que iba a enterrar su propia carrera. Posteriomente, el ex jugador demandó a la NFL, alcanzando un acuerdo económico que complementó lo que se embolsa con su espónsor, la empresa célebre por crear el Nike Pro Hijab; sin duda unos verdaderos campeones del progresismo y los derechos humanos.

En Españita hemos tenido otro caso sangrante, protagonizado por el club más protegido mediática e institucionalmente de la historia: el Barcelona, que hace años convertirse en un engranaje más de la maquinaria separatista. Dejando aparte la innumerable cantidad de banderas y prendas independentistas que entran al estadio en cualquier partido (y que jamás son confiscadas o cuestionadas por el personal de seguridad, a diferencia de la bandera española o las camisetas de otros equipos), todo encuentro de importancia es prologado por el despliegue de una enorme pancarta dedicada a los supuestos «presos políticos catalanes». A este respecto, hay dos hechos patentes: 1) El despliegue de tales pancartas sólo puede producirse con el consentimiento y colaboración del club. 2) Se trata de mensajes que no sólo tienen una nula relación con el fútbol, sino que fomentan un clima de discordia en la ya profundamente dividida sociedad catalana. Pese a ello, el Barça nunca ha sido sancionado por estos incidentes. La Liga, que tantos golpes de pecho se da por su supuesta lucha contra la violencia, deja hacer (como en tantas ocasiones) al poderoso club de la esquina.

Podríamos remontarnos a casos más antiguos ocurridos a lo largo del mundo, como los panteras negras, Cassius Clay y un largo etcétera, pero creo que ha quedado claro que el deporte y la política son siempre una pésima mezcla. La política es un mundo complejo, oscuro y con implicaciones demasiado serias como para pretender integrarlo fluidamente con algo que, siendo realistas, no puede ser más que otra industria del entretenimiento. Por supuesto, el activismo político es legítimo y hasta loable, pero como demuestran los ejemplos mostrados, las Ligas, equipos o jugadores no pueden significarse sin poner en peligro su negocio o crear una marcada división entre los aficionados. Por ello, si de mí dependiera prohibiría en el deporte profesional cualquier tipo de manifestación política distinta a la celebración del país que acoge la competición (o sea la interpretación del himno y poco más). Cualquiera que se dedicara a hacer el numerito arrodillándose, sacando pancartitas, etc., recibiría severas sanciones económicas y deportivas, dejando meridianamente claro que el que quiera cobrar debe dejar el activismo para la vida privada. Pero parece que aún estamos lejos de esto, y que por ello volverán a producirse situaciones indeseables y embarazosas.

UROLIJA

https://youtu.be/0-TEErhXsXg

Tras la Supercopa y el inicio de la ACB (¡¡aún no nos hemos ido!!), la temporada de basket arranca definitivamente con la primera jornada de la Euroliga, competición que celebra su vigésima edición. ¿Cuál es el balance de estos 20 años lejos del yugo de la FIBA? Pues que, aunque no son los mismos perros, se les parecen mucho, y los collares tampoco han cambiado en exceso.

La Euroliga de Bertomeu es casi igual de caciquil, mal organizada y mal arbitrada que la antigua Copa de Europa, y resulta fácil ofrecer ejemplos. Por ejemplo, los horarios, establecidos con total indiferencia respecto a los de fútbol, como si el basket fuera el deporte dominante y un aficionado del Madrid, Barsa, Bayern o Fenerbahce fuera a darle preferencia cuando juega la sección de fútbol al mismo tiempo. ¿Hablamos de organización? No hay más que ver la Final Four del año pasado, con unos precios tan abusivos (sólo abonos, nada de partidos individuales, con precios entre 185 y 535 €) que ser finalista en tu país no te garantiza en absoluto el apoyo de tu público. ¿Arbitrajes? Ahí está lo que le pasó al Jhimji contra el CSKA en los cuartos de final de 2018, cayendo eliminado porque el reloj oficial no corría durante una jugada del último minuto en la que encestaron.

Sobre la viabilidad económica de la competición, en fin… digamos que hoy por hoy reparte un poquito de dinero, y se puede agradecer el milagro que no sea deficitaria. ¿Cómo esperar más que eso con un modelo de explotación televisiva marginal, sin iniciativas para emitir en abierto, hacer transmisiones más espectaculares o promocionar el torneo? ¿Y se habla de NBA europea? Para eso harían falta equipos potentes y asistencias multitudinarias en Londres, París, Milán o Barcelona, cosa utópica a día de hoy. Con todo, es cierto que la Euroliga es un campeonato de alto nivel, probablemente con más riqueza táctica que la NBA, y que el sistema de grupo único es atractivo por su simplicidad. Este año el número de equipos se ha ampliado a 18, cayéndose Boducnost, Darussafaka y Gran Canaria, e ingresando el Estrella Roja, el Lyon-Villeurbanne, el Valencia, el Alba Berlín y el Zenit de San Petersburgo, estos dos últimos entrenados por los españoles Aíto y Juan Plaza, respectivamente. También hay algunos cambios en las normas.

La primera jornada nos depara nada menos que un Madrid-Fenerbahce, que bien podría ser la final. No hace falta hablar de la solvencia de los equipos de Obra, los cuales siempre buscan tanteos bajos. La idea es llevarlos a nuestro terreno, con el ya clásico juego de perímetro que nos permite lograr grandes parciales en poco tiempo. Las grandes novedades de nuestro plantel son Laprovittola (un jugador con mucha vitola) y por supuesto Garuba, un pívot que con 17 años está en 2,03 y arroja unos números espectaculares; los de la NBA ya están con los dientes largos listo para llevárselo en tres temporaditas, como si les faltaran negros fumadores de crack por allí. Pero bueno, mientras tanto lo disfrutaremos, y quizá nos llemos un par de Euroligas más.

Uroliga, Jornada 1. Real Mandril-Fenerbache. 21:00, DAZN.

¡¡Aaaaaamigos!!

¡¡Sois unos mierdas!! ¿Por qué? ¡¡Porque no habéis creído nunca!! Empezando por la Supercopa, donde teóricamente en Brasas nos iba a aplastar porque tiene jugadores «mu güenos». Pues ya vísteis para qué sirvieron esos jugadores tan buenos, para agarrarme los cojones. Claro que uno no debe sorprenderse una vez oye hablar a Pesic; el tipo está casi gagá. Los culerdos se creen que pueden arrasar la Euroliga enterrándola en millones que no tienen, pero el barco va sin piloto. En los nuestros, excelentes Lapprovitola y Llull Brinner. Ojo que se ganó con cierta facilidad y faltaban dos importantes, Randolph y PDM Thompkins.

En cuanto a Mirotic, tuvo la experiencia de oler a hombre por primera vez, pero fue por la follada que le metimos. Una cosa llamativa es que, tras perder la dignidad, el tipo ni siquiera puede mantener una estética mínimamente aceptable, presentándose en el palacio con camiseta interior negra, corte de pelo al 3 y una barba rasa espantosa. Al menos tuvo el privilegio de ver al Madrid levantar un nuevo y glorioso título, y seguro que no será la última vez. Ke se joda.

Custer

Fue mentarles Capadocia y ganar un partido. No falla. Es un lugar que acojona. Se jugó al Tran-Tran y el Tran-Tran es Unocerismo y Cho. Bueno, pos vale, pos malegro. Sopa Cho a dos carrillos. Con la boca llena de Sopa, paselamuerte y Colíderes. Zidán se queda, Mou se aleja y Allegra Allegrina baila sola en su casa. Veo La Tabla y observo que Laleti y el Barça se comen los mocos. Y veo al Barça Mirotic haciendo lo mismo entre lágrimas. Mocos a tutiplén. Y lágrimas. El Madrid Renace. En general me gusta que los planes salgan bien.

Capitán Ryder

Vuelvo a insistir, ESE CENTROCAMPISTA. Esa pieza que, por la razón que sea, no ha llegado y puede ser esa delgada línea entre el éxito o el fracaso esta temporada. Y no hablo de Pogba, necesitábamos cualquier tipo de centrocampista menos él.

No sé lo que tendrá Zidane pero ayer se vio más compromiso que con cualquier otro entrenador de los últimos años. No se puede destacar a nadie pues se vio un EQUIPO. El jugador más añorado del partido fue Marcelo, al menos para Navas. Estamos en la pelea, pero esta vez con viento a favor.

Rappol

Después del paseíto que se dieron los muchachos por París el otro día, como Hitler por el Trocadero, la jornada europea le pesó más al Sevilla que al Madrid, que salió con el Paquitán, al que hay que reconocer que todavía le queda jerarquía en este equipo. Ordenaditos desde el inicio y sin charlotadas destacables, parecía que ambos entrenadores esperaban a ver quién se cansaría antes. Golpetegui, muy serio y siempre con ese rictus de hombre al filo del desmayo, dio una pista cuando fue tarjeteado: no las tenía todas consigo.

Partido gris, de kilometraje, en el que los muchachos pasaron de correr por correr y le dieron el balón al Sevilla para que los palanganas se fueran desgastando a base de trasladar y trasladar para acabar las jugadas siempre con poca claridad. A la media hora creo que Hazard hizo el primer tiro a puerta para la estadística total del partido, en un buen robo (hubo alguno más a lo largo del partido) y combinación rápida, jugada que les va bien a James y Benzema, que siguen trabajando en recuperar su amistad sobre el campo.

Curioso lo de este Benzema de mano eternamente vendada. Habría que mirar su efectividad con el remate de cabeza en el último año. Apuesto a que lleva más goles con la chola que con el pie. Otro que cabeceaba mucho era Bale, bajando melones, y Carvajal recuperando la posición cada dos por tres. Mucho trabajo, poca vistosidad. Y con el descanso a cero, a Zidane le quedaba la sensación de que estábamos donde había que estar.

En la segunda parte crecieron nuestros laterales y Hazard, que recibió un buen saco de coces en total. Tuvimos una fase de dominio en la media, con un Casemiro cómodo y saliendo casi siempre bien desde atrás, con un Mendy opositando a clase media y sin dejar nunca que el Sevilla tuviera oportunidad para cabalgar y asustar a Pijamita. Salió la estadística de kilómetros recorridos y estábamos abajísimo en comparación con los hispalenses. Sin embargo, les dimos en los morros con una buena jugada en la que Carvajal se sacó un centro de los que no se le recordaban para que Benzema marcara de elegante cabezazo que pilló a contrapie al portero sevillano, bastante paquete, por lo demás. Y ahí se acabo el partido prácticamente.

En el setenta, Sizú se dejó de gilipolleces y sacó al Pajarito para oxigenar la media y amarrar el resto del choque. El Madrid siguió tirando de oficio y quiso mas el balón, para marear otro poquito más al ya muy desgastado equipo de Tolepegui y tener un par de ocasiones difusas que se fallaron por puro cansancio. Era un placer verlos a todos sudar, atufados de solidaridad, unidos en el destino universal de acostarse colíderes y aprovechar las cagadas de fin de semana de los rivales directos.

Finalmente, Culeas Vázquez entró para los minutos de la basura y Pijamita pijameó un poco en un gol surrealista de Chicharito que fue convenientemente anulado por claro fuera de juego. Y es que así anduvo el Sevilla casi todo el lance, perdido en Krasnodar; como serio y arremangado estuvo el Madrid, para ganar el partido y cierto crédito en esta semana larga que continua el miércoles en casa contra Putasuna. En el horizonte, los putos indios y el infausto recuerdo del revolcón que nos dieron en pretemporada. Ese será el choque que ponga en claro dónde tienen puesta la cabeza los nenes. De momento, la han levantado, a pesar de los fantasmas.

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– Yonkis & Gitanos: 0
– Real Madrid Verde: 1

Dos yshtorias de interés humano

Krasnodar (Rasía), 12 de Junio de 2018. Julen Lolpetegui se siente pleno, feliz: no sólo está a tres días de que su selección española debute en el Mundial de Fútbol, también ha sido contratado como entrenador del Real Madrid. ¿Existe una mayor aspiración para un técnico? No, realmente no. Entre sesión y sesión preparatoria, el vasco deja volar la imaginación: ¿sería posible ganar el Mundial y la Copa de Europa (con un equipo ya tricampeón) en la misma temporada? ¿Por qué no? ¡¡Hay que aspirar a todo!!

5 meses después, Lolpetegui es un hombre destrozado, hundido. ¿El Mundial? No llegó a debutar: Filemón lo destituyó al día siguiente de anunciarse su fichaje con el Madrid por la afrenta de irse al equipo más odiado de (la anti)España. ¿Y una vez en el Madrid, qué tal le fue? Bueno, digamos que ganó bien un partido a la Roma y ese fue el culmen de su trayectoria. Con o sin intención, los blancos lo convirtieron en un juguete roto.

Hoy día Lolpe entrena al Sevilla, donde intentará demostrar su valía, algo que, siendo totalmente sinceros, jamás ha hecho. Aunque su destitución como seleccionador fue brutalmente injusta, lo cierto es que obtuvo el cargo únicamente porque su apellido termina en «tegui». Antes de eso, su mayor mérito como técnico había sido perder la Liga portuguesa con el Oporto, algo más bien complicado (en Champions, palmó en cuartos el primer año y en fase previa el segundo). De hecho, su palmarés sigue virgen a día de hoy, a excepción de un título sub-no sé qué, y su supuesto prestigio viene de que le gusta el fútbol de toque; como a Lillo, no te jode…

Lolpe recibe hoy al Madrí como líder, y es inevitable pensar qué le pasa por la cabeza. Aunque ha asegurado no guardar rencor, lo cierto es que los merengues lo echaron con cierta mala baba, mediante un comunicado donde se aludía a 8 nominados al Balón de oro a los que no se sacaba partido. Esto podría hacer peligroso al bueno de Julen, pero sinceramente, no lo creo; al contrario, creo que tiene bien ganado su apodo de Losertegui. Lo realmente peligroso es la incapacidad crónica del Madrí para aprovechar los tropiezos de los contrarios, y de superarla dependerá sacar algo positivo esta noche.

Cerdilla-Real Madrid, 21:00.

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Pogdóritsa (Montenegro), año 2001. Un niño larguirucho camina descalzo por las calles de la antigua Titogrado, aún no recuperadas de la guerra. Lleva día y medio sin comer, y los cubos de basura son el único lugar donde quizá encuentre algo que llevarse a la boca. Desde la cafetería de un hotel, un hombre originario de España ve al espigado muchacho rebuscando entre los desperdicios, e inmediatamente se siente interesado por él. Tras pensarlo unos instantes, le pide un sandwich al camarero y sale del hotel, acercándose al joven. En su serbocroata básico, le dice «¿Tienes hambre?», y le extiende el sandwich, el cual es agarrado y devorado por el muchacho en espacio de pocos segundos.

Observándolo complacido, el hombre le hace otra pregunta: «Oye, ¿sabes jugar al basket?» «¿Basket? ¿Qué es eso, señor?» «Es fácil, mira». A modo de explicación, el extranjero arruga la servilleta que envolvía el sandwich y la lanza hacia la papelera donde instantes antes el muchacho buscaba alimento. «Es básicamente hacer esto, jugando en equipo y con una papelera muy alta». «Mmm… creo que podría jugar». «Sí, eso pensaba», dice el hombre, observando a ese chico que, pese a no aparentar más de 12 años, llega sobradamente al metro ochenta. Aunque el español se encuentra en Montenegro principalmente por negocios, es gran apasionado del baloncesto y tiene buenos contactos con la cúpula del Real Madrid. En pocas semanas se concreta todo: Nikola Mirotic, que así se llama el muchacho, se mudará a España y entrará en la cantera del Real Madrid.

En el club blanco, Nikola come a diario y se va haciendo hombre. Su juego y su acierto en el tiro progresan vertiginosamente, pero el camino hacia el éxito es arduo; una cesión al Maristas Palencia de la LEB será imprescindible para hacerlo crecer como jugador. Finalmente llega el debut con el primer equipo, y no mucho después Mirotic se convierte en una de las estrellas del basket blanco, si no LA estrella. Todos confían en que será él quien lidere el camino hacia la ansiada Novena. Sin embargo, la cosa no acaba de ir como debe: Nikola es bueno, muy bueno, pero no tiene carácter de líder; se le arruga la muñeca en los momentos decisivos, especialmente en las Final Ford. La Novena no llega, y el jugador empieza a poner su cabeza en la NBA. Finalmente se marcha sin pena ni gloria, y algún tiempo después la Novena y la Décima llegan gracias a jugadores con más compromiso y cojones.

A Mirotic no le va mal en la NBA. Juega bastantes minutos y tiene un buen contrato. Sin embargo, no termina de consolidarse, y cambia frecuentemente de equipo y ciudad. Empieza a tener claro que nunca será un jugador franquicia. Su mujer, a la cual conoció en Madrid, se está hartando del nomadismo, y un día lo confronta: «O volvemos a Europa o cojo a los niños y me largo con mi madre». Nikola siente un sudor frío caerle por la frente, y llama a su representante: «Oye, búscame equipo de Euroliga para el año que viene». «Joder, sabes que vas a palmar pasta, ¿no? Y aún así, no sé quién puede pagar tanto dinero». «No sé, tú busca». Unos días después, el agente le devuelve la llamada: «Tengo una noticia buena y otra mala. La buena es que un club está dispuesto a romper el mercado y te ofrece 4 kilos limpios. La mala es que es el Barsa». «Me cago en la puta, ¿seguro que no hay nadie más?» «Cuando llamé al CSKA se descojonaron de risa. Tienes 48 horas para decidir».

Mirotic cuelga, y se queda profundamente pensativo. Piensa en los tiempos de hambre en la calle, en su formación en Madrid, y en la incalificable traición que ir al Barcas supondría para el club que se lo dio todo. Da vueltas y vueltas a la cabeza, intentando hallar la respuesta correcta: tiene que escoger entre ser un mierdas con una vida cómoda o un hombre digno que debe superar dificultades. Finalmente, toma una decisión. Hoy jugará en el Wizink Center, y no de blanco.

Real Madrid-Barcas, 19:00.