Como una «bendita locura» definió en su momento Lorenzo Sanz el fichaje de Nicolás Anelka. Quizá el primer jugador enganchado a los videojuegos del fútbol europeo, la primera estrella-estrella achocolatada del fútbol francés que vino a un Real Madrid que se quería modernizar; precursor del jugador atontolinado tipo Dembelé, o endiosadito tipo Siquesá… No puedo precisarlo, porque ahora sólo sé que el Real Madrid tiene muchos negros franchutes —alguno hay que le sobra, en realidad—, y sin embargo, creo que existe una conexión entre el camino que entonces había tomado Francia socialmente, asimilando a los hijos de los hijos de los hijos de sus morenitos de colonias y protectorados que cantaban La Marsellesa, lo que está sucediendo en toda Europa y la franca decadencia de la selección bleu por exceso de pigmentación…
Pero volviendo al principio: «bendita locura». Exactamente el mismo sintagma que Jesús Navas ha empleado en su carta de despedida del fútbol: » […] Pero lo vivido esta tarde en el Bernabéu ha sido una bendita locura […]». Jé. Qué caprichoso es el Dios del Fútbol, ¿no? Se dijo en tiempos de explosiones oculares que Navas no acabó vistiendo de blanco porque era un chico muy chico; y no precisamente por el físico, sino por su, digamos, blandura de nervios. Esos ojos tan claros, esos aires tan de niño propenso a la epilepsia y a los ataques de pánico… Siendo justos, hay que decir que envejeció como el buen brandy, vivió al completo su banda (de delante hacia atrás, en Sevilla, PekCity y Sevilla) y tiene más trofeos con la selección que nadie. Ahí queda eso. Bendita locura, primo. 4-2, y de nada.
La chaladura de jugar a las 16:15 el día del sorteo de la lotería navideña se encajó en el marco blanco en unos veinte minutos, gracias a sendos zurriagazos de Siquesá y Valverde. Para mi personal gusto, el del francés fue más estético, y el del uruguayo, más viril. El Sevilla sólo parecía ser un Pipas Pachuca a la Pimienta 3.0, como certificó El Cyd, aunque luego Chochomeni se despistara con el Satisfyer, permitiendo que no sé quién acortara distancias de cabeza, con Pijamita más vendido que un alemán jarto de Schnapps en un mercadillo navideño de Magdeburgo. Lucas Vázquez garrincheaba, Bellolingam tamizaba, Wonderbrahim pellizcaba pezones y Rúgider no tenía muchas ganas de apalear a nadie. Ciertamente, comenzaba a olerse la Nochebuena y hasta Ceballos se permitía lucir sus genes béticos.
La plácida flacidez blanca continuó percutiendo el área sevillista durante la segunda parte, manteniéndose hasta los primeros cambios carlojerárquicos gracias al empeño de Vázquez en mostrar su buen estado de forma y a los primeros vestigios de avance táctico (y también físico) en Siquesá. El muchacho parece empezar a encontrarse cómodo en la frontal, cuando hay falta de pasto en su extremismo natural. Comentaba luego que es que había tocado fondo el día de la ETA, y que ahora estaba empezando a… Vale, vale, vale, Siquesá. No vayas a creer que este juntaletras te va a cambiar el mote, ni ahora ni nunca, ya ganes más Champions que Gento —que es lo mismo que decir Carvajal y Modric—… Bueno. Si ganas más Champions que Gento, igual. Pero atiende, Siquesá. Atiende, y no toques tanto la flauta.
Wonderbrahim es una bendición para este Real Madrid cuando las lesiones respetan su espíritu magmático. Vaya partido que se cascó el tipo, qué espectáculo ver sus progresiones, regates, amagos… Gota malaya, y gran gol, también. Yo le aconsejaría a Güler y a cualquiera de estos que piden más minutos que se fijaran en el malagueño. Entrando cuando se cae el resto, éste es el nivel que hay que dar. Porque no olvidemos que el hispanomorito pertenece a la segunda unidad, y que no va a entrar en la primera mientras Vini, Siquesá y El Cyd estén disponibles. Esto es el Madrid, hijos. Aquí del tercer hombre para abajo hay que tener verdadero talento en las botas, y verdadera ambición, demostrables y demostradas.
Hacia el final, un tal Lukebakio (tiene edad todavía para fichar por el Barfelona) recortó distancias para dejarlas en número par, pepineando al palo corto de Pijamita tras aprovechar el ya relajado estado de las líneas blancas. Lo que quedó después fueron los iris como llorados para adentro del bueno de Jesús Navas, con las largas puestas, recordando el muchacho que fue y, seguramente, pensando en lo bonito que hubiera podido ser jugar en el Bernabéu muchos años, porque calidad siempre tuvo de sobra para poder hacerlo. Bendita locura, muchacho. Lo cierto es que me alegraría que se salvara el Sevilla este año, y te aseguro que esto es mucho decir, de parte de un malagueño. Ya sería triste que el año de tu retirada bajara a segunda tu equipo blanco. Si tiene que hacerlo próximamente, que sea otro año.
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– Real Madrid: 4 (Negro Pesetas, Fede Bonino, Apu e Ibrahim) – Calorros: 2
Otras cosas más se podrán decir, pero que el Real Madrid no tiene la actitud correcta casi siempre a la hora de jugar finales, no. Contra el Pachuca, pachuquea. Contra el Dortmund, dortmundea. Contra… Bueno, al Valencia en aquella Champions se lo folló por el culo bien. Pero es que la historia va de eso: con españoles, portugueses, alemanes, ingleses, franceses, brasileños, argentinos, etc… el Madrid acaba campeonando. Conecta de algún modo con ese tipo de jugador con la actitud correcta y, qué duda cabe, la excelencia técnica y las ganas de superarse (¿qué coño si no son ahora mismo nuestros dos blanquetes más superlativos, Vinicius y Bellolingam?): gente que gana porque tiene ganas de ganar, además de todo lo demás, que resulta indispensable para ser una leyenda madridista. A Javier Marías y al madridismo del dedito, le parecería Mou un bocachancla. Pero el tema es que el tipo VOLVIÓ a poner al club (y a parte de la afición) en ese mood. Lo que pasa es que cuando vuelves a ser lo puto más, un Mou no te sirve: te sirve un llevaestrellas, un atrapasueños, un tipo al que le haces caso porque podría ser tu abuelo… Y el anuncio navideño de Intimissimi está muy bien…
El Socio
Sí, bueno, ¿no? La Intercontinental es un título entrañable, de la época en que no se había abierto un hueco económico y táctico insalvable entre Europa y América, y existía debate sobre dónde estaban los equipos más potentes. Pelé estaba cautivo en Brasil, y la mejor selección nacional podía ganar al mejor club… otros tiempos. A mí no me parece mal que se siga celebrando, pero ya que han montado un Mundianal de Clubes, realmente no tenía sentido hacerla este año, y menos en ese mierdero que es Qagar. Igual que yo propuse en su momento hacer la Supercopa de Europa en estadios donde los dos finalistas se hubieran enfrentado históricamente (no en Helsinki, Riga y otros rincones perdidos), la Inter debería hacerse como propone el cronista de Marcas, recuperando el doble partido o celebrándose directamente en América, en un ambiente hostil para el europeo que compense la enorme divergencia de nivel. No más estadios con cuatro moros despistados, quitándole a estos títulos el lustre que les queda, pese a que las nuevas técnicas metalúrgicas los hagan más refulgentes.
En último término, parece ya imposible resolver la diferencia entre ambos continentes, igual que los equipos europeos nunca alcanzarán a la NBA por una aplastante lógica atlético-económica. Para competir con la Europa futbolística hace falta dinero, el cual sólo está en Asia, y ya les adelanto que los clubes chinos y árabes no van a adelantar a los europeos en los próximos treinta años.
Todo esto le viene muy bien a Ancholoto para disimular que es un inútil, pero a mí no me engaña: ganar al Pichucas pero empatar con el Rayo Vallecano no es aceptable, y si estuviéramos en una campaña naval de la época de los galeones, Ancho ya habría caminado por la plancha. Pero no, ahí sigue, tragando smints para quitarse la ansiedad de la dieta impuesta por su señora. No nos basta, no: queremos arrasar, señores Flóper y Ancho. Averguéncense.
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– Real Madrid: 3(Testafé, Loldrygo y Vecinius (panal)) – Pichucas el del muelle: 0
A diferencia del pelopincho, que se corre con estos partidos, porque son los que «emocionan» al aficionado al fútbol, a mí me parecen una puta basura.
Supongo que si fuera al Farsa al que le repartieran «intensidad», tendría otra opinión. No es ninguna sorpresa, que ya le hemos visto treinta años «comentar» partidos a este soplapollas.
Para mí el futbol empieza por un campo de dimensiones decentes, y que no parezca una era del pueblo a la que han puesto unos remolques de tractor como gradas. Porque no habría mucha diferencia estética con la pocilga vallecana.
Y continúa con un fútbol intenso y con contacto. Que es diferente a empujar constantemente, porque eso ya es otro deporte. Sobre todo cuando empuja un jugador del Madrid, y entonces el del Rayito va al suelo muerto y ahí se puta siempre falta.
Me da una pereza infinita repasar el partido y contar empujones, porque viendo el partido era lo único que veía cada dos por tres.
Redeus
Ya sabemos que la Ligá es putrefacta.Se ha ido a Vallecas muchas veces y la encerrona con el árbitro Negreira incluido está descontada.
Pero la opción es no jugar, Y si se juega poco más se puede hacer que denunciarlo, dar la Liga por perdida tampoco porque entonces de poco sirve molestarnos en ver los partidos.
Se puede ganar 0-1 con gol de Bellingham apretando el culo desde el minuto 1 o se puede hacer hacer lo que se ha hecho, un esfuerzo tremendo por remontar el partido sin premio,
Bajas incluidas, no puede ser que el Rayo te meta tres goles. Y eso tiene que ver con la actitud (aunque se entienda) y con Ancelloti. Señalar a un u otro jugador cuando tres goles deben ser suficientes para ganar el partido es entrar en detalles,útiles para próximos encuentros pero el empate se produce por no aplicarse en defensa, y no ha pasado sólo ayer.
Bérgamo es una ciudad coqueta del norte de Italia, de porte lógicamente medieval en su zona alta, y en la que no es difícil imaginar en alguna buhardilla del casco antiguo, territorio estudiantil y mercachiflero, de saberes y ritmos húmedos tranquilos y polvorientos, a alguna nórdica de tetas pequeñas y picudas atemperándole las tripas con un strap a un muchachito de Treviso que estudia primer año de lenguas muertas y, por ende, subvencionadas.
Hasta puede que alguna vez, y muchas más, no voy a ponerme a buscarlo ahora, haya estado de farra Don Carlo por la Cittá Alta de Bérgamo; codeándose con gentes jóvenes de otros tiempos, haciendo como que sabía, lo habitual en ambientes de supuesta ilustración. Quizá acabara en la escalera retorcida y apretujada de un pisito de apartamentos, arrimando la cebolleta a una cálida boca suavizada por los efectos del prosecco. Sí, amigos. Me gusta imaginar al joven Carlo, haciendo como que sabe, y resultando más efectivo que cualquier clarete bajabragas; algo no muy distinto de lo que pasa en la actualidad, aunque ya con la pared del despacho llena de titulitos y las vitrinas de botellas, copas y litografías clásicas de las principales ciudades de Europa. Así que como diría Mónica al día siguiente a sus amigas: «Non è molto intelligente, ma il suo cazzo ha un buon sapore».
Entrando en el partido, el frío campo del Atalanta puso al Real Madrid en esa luz y movimiento que históricamente ha tenido en partidos de corte, digamos, soviético. Los italianos son un equipo de los que juega y deja jugar, con un voyeur con cañones llamado Lookman y con otro tipito interesante (DeBekelauren, como las galletas de chocolate, o algo así), más la moderna e inclusiva recua de negros voluntariosos que nadie sabe de dónde han salido y por donde volverán. No sé cuántos partidos encadenando victorias… Total. No surprises.
Siquesá adelantó a los blancos buscando devolver algo del cariño, la confianza y la fe que un sector del madridismo viene poniendo en él, lo que no deja de ser una especie de perdón. Me sentí mal (con levedad) cuando el tipo se lesionó (contingencia que le deseé hace bien poco, de manera suave, así como cuando chupa algunas cosas que le gusta chupar), pero en cierto modo supe que era lo mejor para él, para que el equipo echara ya por fin la piel de las escamas de Champions —que tanto necesita ya—, y para los anacoretas madridistas que no pueden sino poner una mejilla detrás de otra, sin interrupción.
Antes del descanso, Chochomeni chochomeneó , y DeBekelauren le enchufó crema de chocolate a la portería blanca. ¿Todavía no nos hemos dado cuenta de que este tipo ni de cinco , ni de veinticinco? Hay que darle bonsái, maestros. Mucho bonsái.
En la segunda parte, el asunto se puso de libraco incunable por traducir. Padre e hijo (o hijo e padre, o hijoeputas), como afectados por el frío bergamasco (Siquesá, también, ñamñam), empujaron a los héroes (pocos) al borde del suplicio físico, y desplegaron un timing y sentido del relevo-cambio-sustitución-sujétame-el-cubata que, para alegría de la cofradía del perdón, acabó con final feliz. 2-3 en verga, amor.
[Me imagino el amanecer en Valdebebas como un hospital de campaña en el frente, tras una batalla que has ganado pero te ha dejado una pila de soldados heridos. No entiendo cómo nos hemos acostumbrado a esto aunque, como digo, al francesito-pistolas le va a venir muy bien].
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– Atalanta Hawks: 2 – Real Madrid: 3 (Testafé, Puficius y Negrocojo)
El partido de hoy se puede dividir en tres partes:
– Media hora de horror, vergüenza ajena y Carlos Martínez tocándose.
– Media hora de presión alta, precisión quirúrgica y pegada.
– Media hora de lada – lada y patadas ‘girondinas’, especialmente del subhumano sin calidad para jugar en primera llamado Oriol Romeu.
Bellingham, ponte bueno, por favor.
Redeus
El partido acabó 0-3 como el año pasado, pero discurrió por un camino distinto.
El Girona ha perdido efectivos valiosos sobre todo en la delantera y se notó en la primera media hora del encuentro, donde pudo adelantarse en el marcador si hubieran tenido algo más de puntería .
El Madrid a estas alturas no es tampoco el del año pasado, Acusa las lesiones y la falta de liderazgo en el banquillo y en el césped Pero olió la presa y se activó por medio de un Bellingham enchufado, que vuelve a tener esa chispa que le estaba faltando. Aceptó el reto y se echó el equipo a la espalda, primero con un gol que recordó a los que marcaba la temporada pasada adelantándose a un rechace. Se le ve más fino y ágil en sus movimientos.
Fue significativa tambien su arenga hacia Guler , y se esmeró en que el resto del equipo lo viera. Aquí tienen que correr todos,, pensó y el turco, con carácter, respondió con la presión alta a los defensores del Girona. Y en ese estado de excitación le aguantó una carrera a Miguel Gutiérrez y le quedaron fuerzas para cruzar el balón con la zurda fuera del alcance del portero.(Hola Pedri)
El resto del equipo se animó, no iban a quedar en mal lugar, y hasta Modric se siente jugador cuando el equipo contrario juega (menos coral) y deja jugar.
Courtois tuvo una noche plácida, sin grandes exigencias. Se ha dejado una perilla de padre y domingos de barbacoa, y algún kilo de más. El porterazo sigue ahí pero ha habido alguna acción que en vez de tirarse se ha dejado caer, como contra el Bilbao la semana pasada. En un jugador de tal altura esas cosas se notan más .
Y de Mbappe, vamos intuyendo por sus declaraciones que el sólo hace su trabajo, como sicario, diríamos, sin ninguna implicacion emocional. Nos preocupaba que fuese algo más,pero parece que no es algo serio como para ir al loquero. Siendo así, aceptamos que prepare el arsenal minuciosamente y espere su momento para descargar, pero si es de tal precision como el atentado a Kennedy, no puede haber fallo, porque entonces no hay plata. Está vez no falló, y si en vez del tercer gol es el primero mucho mejor.
PD. El partido se hubiera ganado igual con Asencio en el lugar de Touchameni. Rudiger lo hubiera celebrado
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– Chirona: 0 – Real Madrid: 3(Negrocojo, Niñopajas y Testafé)