Masa social y elecciones

El hoy Real Madrid CF fue fundado en 1902 como Madrid Foot-Ball Club, y desde esa lejana fecha su condición legal no ha cambiado esencialmente: pese a ser en la práctica una empresa multinacional de presupuesto cienmillonario, formalmente continúa siendo un club de fútbol sin ánimo de lucro, con una junta directiva elegida periódicamente por sus socios. Es decir que legalmente no se diferencia mucho de un club de barrio. Se ha cuestionado mucho si este modelo es válido para una institución de la entidad actual del Real Madrid, la cual podría beneficiarse de una mayor estabilidad en su cúpula directiva. Es una pregunta muy legítima, pero antes de plantear un cambio de modelo creo que se debería optimizar el actual, que funciona de manera muy deficiente. En este texto voy a exponer las que en mi opinión son las mayores carencias actuales.

Elecciones

Con las reglas que se aplican en este momento, las elecciones a la presidencia no representan adecuadamente la opinión de la masa social. Me explico: no es de recibo que de aproximadamente 80.000 socios con derecho a voto (descuento a los menores de edad), tan sólo unos 30.000 ejerzan dicho derecho. Aunque el número de socios con carnet esté limitado, la afición por el Madrid es compartida por millones de personas, la gran mayoría de las cuales no tiene opción de participar en la designación de sus dirigentes. Por ello, es obligación ineludible de todo socio participar en todas y cada una de las elecciones, que por otro lado sólo se celebran, en el mejor de los casos, cada cuatro años. Así pues, considero que debe introducirse en los estatutos la obligatoriedad del voto, ya sea presencial o por correo, siendo la única eximente la incapacidad por motivos de salud. No existe ningún motivo para que, en el periodo de un mes que abarca la campaña electoral, se deje de expresar la opinión en esta materia fundamental (aparte de la simple desidia, claro está). La no participación en las elecciones debería implicar la pérdida automática de la condición de socio, igual que ocurre, por ejemplo, cuando no se abona la cuota.

Un aparte para el voto por correo: desgraciadamente, el fraude en este tipo de sufragio llegó a convertirse en prácitca generalizada de las elecciones del club tras el fallecimiento de Bernabéu, hasta el punto de que todas ellas están bajo sospecha en mayor o menor grado. El sistema actual, usando las oficinas de correo y análogo al de la ley electoral española, es el único aceptable para despejar toda duda. Cuando oigan a un candidato expresar sus reservas sobre el mismo, éstas responderán siempre, siempre, a un deseo soterrado de volver al anterior sistema, que permitía recaudar votos y además falsificar una cierta cantidad de los mismos, a veces justo los necesarios para decantar las elecciones. NO AL VOTO RECAUDADO, Y NUNCA MÁS SACAS DE VOTOS CIRCULANDO DE ACÁ PARA ALLÁ.

Un último paso imprescindible para aumentar la representación de la masa social es el desbloqueo de la admisión de socios. El actual límite de 85.000 es ridículo, y no se me ocurren motivos de peso para mantenerlo. Mientras por ejemplo el Barcelona no tiene limitación en este aspecto y su número de afiliados crece a un ritmo constante (¡con el consiguiente aumento de ingresos!), nosotros nos quedamos atrás, ignorando que la fuerza del club siempre han sido y serán sus socios. Si lo que preocupa es que lleguen advenedizos que puedan decantar unas futuras elecciones, puede establecerse un periodo de unos años antes de tener derecho a voto, pero es fundamental desbloquear la admisión lo antes posible.

Asambleas

Dentro de la masa social existen 2000 socios compromisarios, que representan a todos los demás en las asambleas anuales del club, ya sean ordinarias o extraordinarias. Un órgano como la asamblea sólo resulta eficaz si se consigue reunir a un número significativo de compromisarios. Si de los 2000 que hay acude a cada asamblea la mitad, y el número se va reduciendo significativamente según avanzan las horas, es obvio que la legitimidad de las votaciones se ve comprometida. ¿Cómo puede aceptarse que normas fundamentales para el club sean aprobadas por apenas unos cientos de socios? Aparte de esto, jamás debe volverse al nefasto método del voto a mano alzada. Las reservas del presidente, Florentino Pérez, alegando que el voto electrónico cuesta 600.000 euros por asamblea, son inaceptables, teniendo en cuenta que la transparencia en este aspecto es crucial, y viniendo además de un dirigente que jamás se ha caracterizado por la contención en el gasto. Estas manifestaciones responden, nuevamente, a una querencia por formas caducas y permeables a la corrupción.

Las asambleas sólo pueden optimizar su funcionamiento del mismo modo que las elecciones: estableciendo la obligatoriedad de asistencia, tan sólo excusable avisando por escrito previamente, dándose la posibilidad de votar los puntos del día de forma anticipada o de mandar a un representante autorizado. Aquel que falte a más de una asamblea consecutiva debería perder su condición de compromisario: si algo sobra en la actualidad es gente joven con ganas de participar en la toma de decisiones del club, y no tiene ningún sentido entregar a esta responsabilidad a dos millares de ancianos, la mitad de los cuales ni se molestan en asistir a las convocatorias.

Modelo de club

Un tema que sobrevuela constantemente al Madrid es un posible cambio en su régimen legal, pasando de club a S.A., o bien a un modelo mixto. He de decir que este cambio, si bien parece ajustarse más a la naturaleza actual de la institución, es muy delicado, y de darse probablemente sería irreversible. Antes creo que deberían implantarse las reformas expuestas en los puntos anteriores, las cuales mejorarían notablemente la calidad democrática del club. Quien quiera impulsar un cambio de modelo, deberá explicar claramente cuál sería: una Sociedad Anónima pura o un modelo mixto, con los actuales socios como accionistas y manteniendo las elecciones. En el primer caso, obviamente el club ganaría en estabilidad y en racionalidad en el gasto (tendría que buscarse el beneficio y el reparto de dividendos), pero lo único que determinaría su titularidad sería quién es capaz de comprar un número suficiente de acciones. No es necesario que yo diga todo lo que eso implicaría. En la actualidad, abogo por mantener el sistema de elecciones, ampliando los mandatos a un período de seis años y reformando el actual requisito del aval, absolutamente fuera de toda proporción. Propongo la eliminación de este requisito o una reducción drástica de la cifra pedida (máximo 5 millones de euros), estableciendo como un filtro más justo y eficaz la recogida de firmas comprobadas entre socios del Madrid. 5000 firmas deberían ser prueba más que suficiente de la validez de una propuesta, si deseamos tener un funcionamiento verdaderamente democrático del club, y darían posibilidades a cualquier candidato dispuesto a invertir el trabajo y el tiempo necesarios para hacer llegar su proyecto a los socios. Que en los últimos años sólo hayan tenido posibilidades reales de presentarse ladrilleros gañanes no parece haber garantizado la seriedad de los candidatos, y ha reducido drásticamente el abanico de alternativas. Sinceramente, dudo mucho que el madridismo más dinámico, el que debe dirigir nuestro futuro, se albergue en las oficinas de una constructora.

Ya concluyendo, creo firmemente que las líneas maestras expuestas brevemente en este artículo contribuirían de forma decisiva a fortalecer a un Real Madrid que en la actualidad presenta demasiadas carencias en el plano institucional.