Abusar del débil es un signo de grandeza


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Interesantísimo partido de Euroliga hoy en el Pabellón Olímpico de Atenas, sede del Panatinaikós, el equipo del trébol. El Pao, como se le ha llamado toda la vida, ha estado ejerciendo de equipo hegemónico en el basket continental durante los últimos lustros, bajo la experta batuta de Zeljko Obradovic, de lejos el mejor entrenador europeo en activo. En un país donde casi nada funciona, el Pao ha sido motivo de orgullo, dominando durante mucho tiempo la Euroliga, en la que tenían una nula tradición: de cero títulos en 1995 pasaron a los seis actuales, cinco de ellos logrados desde el año 2000. Sin embargo, como sabéis, Grecia se ha deslizado hacia el caos total en los últimos años, y el baloncesto no ha sido inmune al fenómeno: tras varias temporadas de inestabilidad y recortes de presupuesto, Obradovic, pilar del proyecto, se marchó este año dejando huérfano al equipo. Por cierto, el Madrid podría haberlo fichado con una llamada telefónica, pero se abstuvieron porque salí «mu caro» (menos de 3 kilos anuales).

Ha quedado, pues, un Pao un tanto mermado pero aún peligroso, al que nos follamos en nuestro primer enfrentamiento de la liguilla, pero cuyo verdadero potencial seguramente no se vea hasta las últimas rondas. En todo caso, ahora que tenemos mejor plantilla y estamos en racha, hay que abusar de ellos y mearlos en su casa, dejándoles con el miedo en el cuerpo por si volvemos a cruzarnos con ellos. Es lo que se espera del Madrit para hacerse con un cetro que ahora mismo nadie se atreve a recoger, pues ni el CSKA ni los turcos, los equipos con más pasta, han dado especial miedo hasta ahora. El Pabellón Olímpico es un horno donde pueden congregarse hasta 20.000 miembros del lúmpen ateniense vociferando como si no hubiera un mañana. Es una afición, no obstante, que se ha civilizado mucho en los últimos años, y ya ni siquiera tiran sillas a la cancha ni amenazan de muerte a los árbitros. O sea que no debemos dejarnos intimidar.

Como comentaba antes nuestro compañero Madrid sXXI, las principales bazas del Panathinaikós son Schortsanitis y Diamantidis. Schortsanitis, alias big Sofo (de su nombre de pila, Sófocles), no es el típico jugador asimilado pese a su aspecto gorilesco: resulta que su padre, griego, pasó una temporada en Camerún, donde tuvo a este churumbel con pinta de cualquier cosa menos de mulato, pero heleno de pura ley. 142 kilos pesa la criatura, y es mejor que no salgas a emborracharte con él, a ver quién cojones lo mete luego en un taxi. Está casado con una griega muy maja amante de las emociones fuertes. Diamantidis, por su parte, es de largo el mejor base de Europa junto son Sergio Rodríguez (risas enlatadas), y jugar con él es como tener un entrenador en la cancha. Si nuestro glorioso Mandril logra mantener el nivel defensivo reciente, tendremos mucho ganado. Como siempre, el perímetro será nuestra mejor baza, con esas rachas de triples que engarzamos para desmayo del rival. Debe ser un partido con muchos minutos para Draper, un base cerebral parecido en cierta forma a Diamantidis. Si logramos ganar en Atenas sería la victoria 12 en 13 partidos, y nos convertiríamos oficialmente en el equipo más en forma del continente. Veremos.

Una vez más, no hay retransmisión en la tele, pero pondremos el Streaming bajo estas líneas eso de las 20:45, hora de comienzo del partido. Quien pase de verlo no es madridista, es sindicalista.

Streaming del Partido.
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Capitanes

Por Hughes

No debiera importarme mucho porque yo soy del Levante, pero el artículo que Izaguirre ha dedicado a Sergio Ramos ha interrumpido la quietud de mi aperitivo. Mientras me iba entonando con cervezas Sol pensaba –sin querer, pensaba a mi pesar- en el artículo, en su hermosura analítica y en el propio club, en los derroteros del propio club (¿habrá palabra más bonita que derroteros? Ciertamente, para el Madrid han sido derroteros todos estos años). Soy como el Toni Cantó del madridismo y me siento muy UPYD, muy entre dos aguas, entre el antimadridismo sistémico –ese Diego Torres, cuya cabecita de apuntador asomaba en el texto de Boris…- y el maurinhismo, que es un grupo de plastas organizados cibernéticamente y cargado de razones (¡ajenas!) que van inflando con referencias eruditas.

En el artículo se analiza la evolución estética de Ramos, que empieza acercando su perfil al de Paloma San Basilio con una perfecta rinoplastia que fue silenciada por la prensa. Sergio Ramos a mí me parece un cruce entre Hierro y Guti, pero tiene una energía cani que es puro esteticismo. El Madrid bling bling que soñábamos con Cristiano y Neymar admitiría también a Ramos. En lo cani hay una energía Versace, una potencialidad dorada, consumista, hortera, llamativa. Un cani tiene el potencial estético de un mariquita porque al cani le gustan los trapitos y los complementos y Ramos ha elaborado una imagen que le permite medirse a Cristiano en los temibles tocadores del vestuario, donde se miden las fuerzas de reojo, como las supermodelos en Cibeles, y, a la vez, galactizarse, darse un baño de oro y modernidad capitalina, algo que desde Guti es una debilidad del español/canterano. La Galaxia, tan llena de vicios, tan decadente, acabó por contagiar al español. La oposición Guti/Raúl la reproduce la pareja Ramos/Íker, pero en Ramos el look no es rebeldía, sino madurez, y tomando las riendas de su look parece estar mandando un mensaje de responsabilidad:

-Ahora que domino mi look, estoy listo para la capitanía.

Y en esto estaba pensando, en la capitanía. ¿Cuáles son las funciones de un capitán? Llevar el brazalete, entregar el banderín y negociar las primas. Fundamentalmente. Esto último era el sindicalismo de los futbolistas. Lo del brazalete es portar el estandarte, como el abanderado, porque el brazalete nunca es sólo el escudo. En muchos clubes (el Barcelona, sobre todos), el escudo lleva la bandera regional. En el Madrid, el brazalete es escudo y el conjunto de los Sacrosantos Valores, que se van definiendo con el tiempo, mayormente por la prensa, claro, aunque esto carezca de la más mínima importancia. En realidad, la función en el campo, propiamente deportiva, es llevar el banderín en el momento del sorteo de campo y, si acaso, ser portavoz cuando hay tangana o tángana. Vamos, ser el juicioso cuando se reparten las tortas.

En un club en el que el presidente cambia cada cuatro años y el entrenador es milagro (y escándalo) que llegue a los tres, estar quince años es alcanzar un grado de inmutabilidad que ni Ceaucescu. La frase “Fulano es una institución” en el Madrid adquiere un valor pleno. Los capitanes de hoy son herederos de Las Trillizas y luego de los capitanes del núcleo de Carvajal, del Carvajalismo. Las trillizas eran un poder fáctico que, al contrario de lo que sucede ahora, entró en colisión con los intereses periodísticos de Supergarcía. Tras La Quinta, llega un período de vacilación, hasta que con el Madrid rutilante de la Galaxia se conforma una capitanía clara, un, digamos, Estado Mayor del vestuario donde mandan (y cómo mandan) Hierro, Michel Salgado y Raúl. Esto acaba en el Motín del Txistu y en esa noche de Mónaco en que se trató de impedir el traspaso de Morientes, que era, imposible olvidarlo, de Sonseca. Los carvajales tenían mucha mano en el club, compartían representante y se llevaban bien con la prensa. De hecho, en esta época nace una alianza entre capitanes y prensa que se explica por los intereses creados, pero también por la necesidad que tienen los primeros -entre la interjección y el monosílabo- de una portavocía. Recordemos a Hierro. Hierro era incapaz de logro expresivo que no fuera sacar a pasear su dedo índice de ET y fruncir el ceño como aquejado de una cefalea expresiva.

Los Carvajales se reproducen ahora con Los Capitanes de La Roja. En la apelación patética a lo-de-aquí, como una denominación de origen; en la españolidad blanda, nada Camachil, pero refundada en los méritos de La Roja; en la apuesta velada por un estilo de juego típicamente español, el inmortal tiquitaca, y en detalles absurdos como ponerse firmes en el himno mirando al cielo, afectando un amor a España infinito, más allá de la bóveda celeste.

La afición ama a los canteranos, entiende el amor como la esperanza schopenhaueriana (¡mourinhismo!) en la próxima generación, y les concede el aplauso filial. Adora a los veteranos como a instituciones (paradójico el respeto a estas instituciones en el país del cuestionamiento de toda institución) y apenas reserva para los que vienen y van, los “mercenarios”, eso, precisamente eso: un amor mercenario. Circunstancial, rápido, venéreo.

El viejo Madrid, que al final hemos acabado comprendiendo como algo personal, como el delirio creador o la genialidad de una personalidad (Santiago Bernabéu), estableció una regla: nadie con más de treinta años podía aspirar a nada más que una renovación anual. En los tiempos de Calderón, horribles años, se instituyó, precisamente para honrar a los capitanes, la figura del contrato vitalicio. Mucho más que la funcionarización del Madrid (¡Arbeloa!), mucho más: la perpetuidad. La perpetuidad de Raúl, que se retiró, como el otro, en su cama de hipoxia donde dormía criogenizándose cada noche como un Walt Disney puñetero. Con un contrato vitalicio, el único problema era seguir vivo y tener un Manolo Lama para contarlo.

Capitanes sin intrepidez. Primero fueron ellos, luego la ingratitud. Siendo como yo soy del Levante, nada me puede importar ya, aunque aún conserve el viejo amor de amigo y en ocasiones lamente mi propia lucidez, la que me hace recordar eso de Flaubert (¡más mourinhismo!) que tan bien le queda a los canteranos: lo peor del presente es el futuro.

Hughes edita Los objetos impares.

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Top 3 Último Partido:
Morata (115 votos)
Cristiano (103 votos)
Essien (98 votos)
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En Barcelona ya vale todo

Hace ya al menos dos o tres décadas que la prensa deportiva española linda con el periodismo basura, pero aún se pueden establecer diferencias claras entre la de Madrid y Barcelona. Los diarios capitalinos nunca han renunciado a cierta aspiración de globalidad y de vender en todo el país, y por ello no han dudado en loar todos los éxitos del Barça o de ensalzar a las figuras que pasaron por el club, se llamaran Maradona, Romario, Ronaldo o Ronaldihno. Si los catalanes llegan a una final, el mensaje es inequívoco tanto en As como en Marca: «‘¡todos con el Barsa!», y si ganan les dedicarán la portada y grandes titulares. No sólo eso: desde hace tiempo nos informan puntualmente de todos los logros y récords de su estrella de laboratorio, Messi, obsequiándolo con todas las loas habidas y por haber («insuperable», «inigualable», «Messi de récord»).

En Barcelona, por el contrario, tienen claro que la suya es una prensa «de guerra»: cualquier jugador que fiche por el Madrid es automáticamente un mediocre, un chulo o directamente un hijo de puta, y no se le dedica un elogio ni a punta de pistola. Si el Madrid gana, es porque el rival es muy malo o poco agresivo (o por «atraco» arbitral), y si llega a una final, ni se menciona. Si la gana, recuadrito minúsculo y a otra cosa. Ahora, si les va mal, entonces sí les dedican la portada casi completa. Pero bien, vamos a decir que son sus periódicos y cada uno vende como quiere o puede, aunque sea a base de polarizar e idiotizar a sus lectores a base de bien. Pero uno de los problemas de fanatizarte es que es un proceso que se autoalimenta y crece, llegando un momento en que se superan los límites aceptables. El fanático en cuestión no se da cuenta, especialmente si hasta ese punto nadie le ha afeado la conducta. Es lo que le ha pasado a la prensa deportiva catalana, que igual que la propia Cataluña ha entrado en una espiral extremista de la que quién sabe si podrá salir.

Examinemos la portada de hoy del diario Sport, porque tiene un par de detalles que rechinarían en cualquier escuela de deontología periodística. En la parte inferior nos encontramos un recuadro con el siguiente titular: «El día que soltaron dos guantazos a Pepe», y en más pequeño «Ballesteros se cansó de sus provocaciones». Lo primero llamativo es la redacción del titular: «El día que le soltaron dos guantazos»; ¿es ésa manera de escribir en un diario supuestamente serio, de tirada (todavía) nacional? Nada de hablar de «agresión», que queda muy feo, no, mejor usamos un término coloquial y casi simpático como «guantazo». De hecho, parece que lo que el redactor se moría de ganas de decir es «el día que le metieron dos hostias». Pero no menos chocante es el subtítulo: «Ballesteros se cansó de sus provocaciones», que directamente pasa a justificar el acto violento. Vaya, es que sólo le falta decir «¡Ya era hora!»

Vaya por delante que yo no estuve en el Ciudad de Valencia ni sé qué pasó en ese vestuario. Lo que no es de recibo es semejante titular, que criminaliza a un jugador de otro equipo y que celebra -muy poco veladamente- el hecho de que se le agreda (¡fuera del terreno de juego, para más inri!). Quizá esto sea fruto de creerte tus propias campañas, como la que emprendieron contra Pepe hace tiempo, jugador que -las estadísticas no mienten- comete un número bajísimo de faltas y sólo ha sido expulsado dos veces en cinco temporadas. Si Pepe se merece que «le metan dos guantazos», ¿qué habría que hacer con defensas que convierten el barrido de pierna y del «codazo de protección» en su recurso principal, y que raramente acaban la temporada sin al menos una o dos expulsiones? Siendo tan hipersensible la prensa culé con todo lo que concierne a sus jugadores, les importa bien poco lanzar a los de otros clubes a los pies de los caballos. Pero claro, Pepe es un jugador contundente (que no violento) y ya sabemos que la nueva obsesión en Barcelona es que el fútbol https://youtu.be/CQ60AJlAOIw», «antidemocráticas» o «ilegales». La estelada que ahora vende Sport, ¿bajo qué constitución está amparada? ¿En qué democracia o legalidad se la ha votado? ¿Se considera un símbolo de concordia o de unión, valores típicamente asociados al deporte?

Tenemos en España -un país cada vez más escapista- docenas de horas de radio y televisión diarias dedicadas al fútbol, normalmente para intoxicar o para hablar de insignificancias. A ver si el director de algún programa encuentra unos minutillos para hablar de estas cuestiones, de si es normal que desde la portada de un diario se jalee una agresión. Que llamen a Casanovas,  y le pregunten si Sport es un periódico independentista. A lo mejor ayudan a muchos aficionados, que aún viven lejos de la realidad, a cuestionarse si quieren seguir apoyando a esa herramienta del nacionalismo y de la sinrazón en que se ha convertido desde hace ya mucho el FC Barcelona.
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Levante-Real Madrid: Mi verdad granota

Por Hughes

El Madrid visitaba el Ciudad de Levante, que es un recinto algo desangelado en el que se reúnen los solitarios valencianos con la excusa de que allí juega el Levante. El Levante es como la colombicultura, sólo que en lugar de palomas sueltan un balón. Su simpático entrenador había dicho horas antes que el Madrid, si no se terminan las jugadas, no perdona. Es decir, que contra el Madrid hay que acabar las frases.

Sin embargo, el campo no daba para mucho. El árbitro, Muñiz Fernández, con esa pinta que tiene de dueño de cafetal, de malo de culebrón mexicano, consideró que ahí se podía jugar algo aproximado al fútbol, un fútbol lastrado de plomo, como de playa. Por si la lluvia y el pésimo estado del césped fueran poco, el partido estuvo condicionado en su inicio porque a Cristiano le abrieron una ceja. La lesión era más propia del boxeo, cosa que se entiende al estar implicado David Navarro. Parecía que Cristiano lloraba sangre y después, con el ojo hinchado, tenía la mirada dulce de ángel roto de los boxeadores.

Poco después, Ballesteros le pegaba otro mandoble a Callejón, cuyo tupé había desmoronado la lluvia. Ballesteros, enaltecido por la prensa como veterano, se mueve en el campo como un capataz . Él y David Navarro son los hermanos Kray de nuestro fútbol. Si a Callejón se le desplomaba el voladizo del tupé, el peinado a Ramos le desaparecía. Sólo Pepe seguía siendo Pepe. La lluvia no sólo hacía imposible el tiquitaca y eximía el juego de toda belleza, sino que deshacía el look del futbolista. Todo se despersonalizaba, se abocaba a una forma de fútbol ingenuo, infantil, difuminándose los vestigios tácticos y la influencia del entrenador. En ese fútbol de Altamira y de recreo, el Madrid se iba manejando, menos cojo tras la vuelta de Coentrao.

En el campo había poco ruido. La gente cuando llueve grita menos y no aplaude porque tiene que agarrar el paraguas. Es decir, que si al público se le da un paraguas se le adormece. En un balón parado que quedó suelto, tras controlar con su muslo, marcó Cristiano. Un gesto rápido de delantero centro oportunista, que era su papel ayer. Cristiano celebraba el gol entre la alegría de algunos madridistas valencianos, probablemente la forma más conseguida y ligera de español.

De fondo, un diálogo que debo reproducir:

-Xabi Alonso es como un dios griego.

-¡Pero si tiene nariz de cerdito!

-Pero le queda perfecta…

Hasta el final del descanso, el partido fue como una partida de subbuteo, intentando controlar el azar objetivo de los charcos. El fútbol sonaba como si le estuviesen pegando una paliza a la pelota. En el descanso, Mourinho quitó a Cristiano y colocó a Albiol en el centro del campo. No fue la noche de Albiol, la verdad, que anduvo como quien juega a la piñata y casi provoca un gol levantinista.

El Madrid salió muy bien, serio, muy “oficioso”, que diría Robinson. Pepe remató solo en un córner, Di María, muy vivo toda la noche, tuvo otra buena ocasión y hasta se falló un penalti. Lo cometió Navarro sobre Callejón en una segunda instancia. La primera entrada no lo fue, la segunda quizás. Eso pasa, David, por ser reincidente en las cosas.

Falló Xabi. Yo lo vaticiné porque me parecía que Xabi a lo que iba era a jugar al cricket. Tras el perdón, llegó el gol de Ángel, más rápido -de tan bajito- que Pepe. Después pudo marcar Juanlu. Se entraba en la dialéctica de las películas de terror, y esa clemencia ante Casillas sólo podía significar una cosa…

En estas entraba Morata, y no había que ser Pitita Ridruejo para saber lo que iba a pasar. Xabi, el jugador de cricket, lanzó una falta con rosca, de esas faltas que tienen más rosca si el que está esperándolas es un delantero, y Morata, que es como estar viendo a Morientes otra vez, peinó con elegancia y clasicismo de delantero helénico y con flequillo. El Madrid salvaba los muebles en una noche en que jarreó, sin distanciarse de su más directo rival, como pensamos todos y cantarían los locutores con su voz alegre de salvar domingos.

Luego hubo alguna contra de Di María, pero la verdadera incertidumbre de esos contragolpes estaba en si le iba a dar tiempo a llegar a la pelota. Y Kaká, con manguita larga de muchacha, saltó a hacer un trescuartismo testimonial, leve, inofensivo. El árbitro, permisivo con los charcos y con Ballesteros, pitaba el final del partido. Pardeza saltaba a la zona de entrevistas. El Ciudad de Valencia, como es normal que suceda, empezaba a quedarse vacío.

Hughes edita Los objetos impares.

– Levante: 1 (Ángel)
– Real Madrid: 2 (Cristiano Balboa y Morata)

Incidencias: El fútbol «de invierno» será bonito, pero no cuando hay títulos y muchos millones en juego. Partido totalmente desvirtuado.

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La destrucción del Levante


Azulgrana, puaj.

El Madrid tiene bajas, lo sabemos. Además, su juego ha generado algunas dudas, y son muchos los que tratan de cuestionarnos y perturbarnos a cada paso (¡¡no saben cómo joden-nos!!). Pero no importa: prevaleceremos, y lo haremos de la única forma en que nos dejan hacerlo: a hostia limpia, con cara de desprecio. La rueda de prensa ofrecida ayer por nuestro líder, Mauriño, fue inusualmente tensa. Casi todas las preguntas buscaban algún titular escandaloso o que el entrenador menospreciara a sus propios jugadores. Ejemplos:

– ¿Le está decepcionando Kaká, cree que está lejos de su mejor nivel?

– Benzema el otro día dijo que pasa muchos minutos en el banquillo. ¿No le parece una reivindicación?

– Essien salió el otro día por Modric y lo hizo muy bien. ¿Cree que Modric no está dando lo que se esperaba?

Y así casi todas. Quizá esperaban que Mou respondier algo como «Sí, Kaká y Modric son una puta mierda, los malvenderemos en Enero, y si no los dejaremos sin ficha»; o «Benzema me come el rabo y se va a ir a la grada lo que queda de temporada». Pues no. Normal que el entrenador tuviera cara de asco durante todo el acto y directamente se abstuviera de responder a la mayoría de preguntas. En la página web las pasaron canutas para encontrar una foto en la que pareciera sonreir. Pero puede que el cabreo de Mou tenga más motivos: me cuentan por el pinganillo que el míster no anda muy contento con la actitud del presidente, quien en vez de cerrar filas ante el acoso mediático parece más preocupado por salvar su propia imagen, e incluso anda cenando con periodistas. Vale que es año electoral y la mayor pesadilla de Floper es quedarse sin el poder, pero mientras llegan a las putas elecciones podemos perder demasiadas cosas por el camino. Los verdaderos líderes toman las decisiones cuando es precisso, no mirando el calendario por el rabillo del ojo.

Volviendo al partido, como dije el otro día tenemos una cuenta pendiente con el Levante. Es un equipo que se ha subido un poco a la parra y que necesita un severo correctivo, al estilo mandrilista. El equipo que anunció Mou, en el que la única duda es el acompañante de Alonso (pssst, Essien) debe sobrarnos para masacrar a esos alegres levantinos. Colocar como 9 a Ronaldo, el hombre con mejor promedio goleador del mundo, no debería ser precisamente motivo de inquietud. Y si alguno de los de arriba se lesiona, pues sacamos al hermano de su hermana (chica que por cierto tiene nombre, Marta, y es sólo su medio hermana). Pese al flojo juego del otro día, el equipo ya ha hecho partidos notables este año, y el Levante, con todo lo complicado que pueda ser en su campo, es perfectamente batible. Nuevamente la cuestión es si podemos superar el hándicap de un vestuario dividido. Ha habido equipos en esa situación que han ganado cosas, pero no negaré que es un problema, cuya solución se ha demorado demasiado.

En fin, tenemos que apretar el culo, no nos queda otra. Por cierto, esta noche, después del partido (que empieza a las putas nueva y media, un horario ideal en Noviembre) corred a la web de El País a leer la crónica de Diegro Trolles o de Sámano, porque bien pueden ser las últimas. Y es que PRISA ha decidido soltar lastre y echar a 129 trabajadores de su insigne diario, con gran indignación de los afectados. Los pobrecitos no entienden el absurdo de mantener, en plena era de internet, una redacción con cientos de personas y un sueldito medio de 88.000 €. Pero muy pronto se darán de bruces con la realidad; a ver si encuentran a alguien dispuestos a pagarle un sueldo de otro siglo por un trabajo periodístico muy mediano, que otros pueden realizar por una fracción de ese dinero. Pero oye, si tan buenos son y tanto quiere leerles la gente, seguro que pueden montar su propio periódico, que volará de los kioskos. Yo sólo espero que el ERE alcance pronto a otras áreas del grupo PRISA, que aún les queda muchísima gente a la que el paro le vendría de maravilla.

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La Apuesta de la Semana:

Almería-Mirandés: 1@1,66.
Marsella-Niza: 1@1,53.

Cuota total: 2,55 (Bet365). Cantidad apostada: 12 €. Bolsa actual: 23 €.

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La Porra Virtual estará abierta hasta las 21:30.
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Juego de Abonos

Por Geodotto Doppo

Cuando te pones a pensar en lo que significa ir al estadio hoy en día, te vienen a la cabeza historias de tiempos medievales. El mundo del madridismo se ha dividido en dos clases: los que pueden ir al campo y los que no, los nobles y los plebeyos. Florentino no sólo no ha favorecido la democratización del espectáculo, sino que lo ha convertido en un lujo al alcance de pocos. Para poder ser abonado uno tiene que pertenecer a una familia de abolengo, ya que los abonos han adquirido un carácter hereditario que los convierten en los nuevos títulos nobiliarios del madridismo. Así, cuando un abonado fallece o simplemente quiere dejar de ir al campo, traspasa el título a sus herederos. Seguramente en algunas familias se den feroces luchas fratricidas por obtener el poder (poder entrar al campo), e incluso acusaciones sobre la pureza del linaje de los distintos miembros y su derecho a la herencia. En caso de que no haya herederos, el título pasa a disposición del Rey Flo, que lo otorgará a otra casa de parecida alcurnia que no disponga de dichas mercedes, a través de un arcano procedimiento de altísimo secreto.

La movilidad social entre los estratos es prácticamente nula, ya que los plebeyos deben solicitar primero los favores del monarca y ser de su agrado para ser candidatos a los preciados títulos. Incluso así, la casa en cuestión debe disponer de los recursos suficientes como para poder costear el abono y el euroabono. En los tiempos actuales, donde se acerca el invierno y las cosechas escasean, es muy difícil que un plebeyo alcance estos honores. Claro que siempre quedan los ágapes del castillo, a los que cualquiera puede acceder siempre que traiga la correspondiente ofrenda al rey, pero la dádiva mínima es tan elevada que igualmente es un espectáculo reservado casi en exclusiva a los nobles.

Pese a todo, algunos plebeyos logran franquear las puertas del castillo, si bien antes tienen que hipotecar una parte de su cosecha anual. Pero cuando estos siervos de la gleba logran acceder al banquete chocan contra los acomodados nobles, quienes no gustan de toscas tradiciones plebeyas como son levantar la voz, insultar a los clanes contrarios o entonar cánticos de guerra. Así, cuando un grupo de comerciantes, campesinos o soldados de a pie logra ocupar mesa en la fiesta, aun siendo una hueste pequeña, es fácil que solivianten a las familias de más alcurnia, ya que no están acostumbrados a comportarse como es debido, con el respeto y el decoro que el Rey exige.

Con este panorama, a la plebe no le queda otra que ver el banquete mediante espejos embrujados que permiten ver lo que allí acontece incluso a muchas leguas de distancia. Pero esto también es costoso: para que el embrujo del espejo funcione, el villano tiene que solicitar los servicios de varios nigromantes a la vez, los cuales pagan diezmo al Rey por tal comercio. Y estos magos-comerciantes obligan a comprar cofres con mucha broza para poder disfrutar de lo que a uno realmente le interesa: los banquetes del rey.  Por ello muchos plebeyos, que no quieren sentirse fuera de los asuntos del reino, hacen funcionar sus espejos con la magia de chamanes locos y drogados, a menudo obteniendo unas imágenes borrosas y vacilantes, pero gratuitas. Cierto que estos magos están fuera de la ley, y el reino deja de ingresar los correpondientes diezmos, pero así lo ha querido el monarca. Los banquetes han pasado a ser un evento decadente y crepuscular, lejos de la algarabía de antaño: donde antes se escuchaba la música y los cánticos de los campesinos, que asistían al festejo hacinados de pie, ahora ya sólo se oye el carraspeo de los nobles y el crujido que hacen al abrir con la boca unas semillas traídas de allende los mares, de alto poder narcótico, y dicen que incluso diabólicas.

La situación del Reino Blanco es desoladora. La corte es vieja y endogámica, en la nobleza cada vez nacen más niños débiles y tarados, y el pueblo está desnutrido y marginado. Mientras tanto, los clanes enemigos están casi a las puertas, dispuestos a entrar con la furia de un dragón y no dejar piedra sobre piedra. El invierno ha llegado, y aprieta que no veas.

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Uroliga: Union Olimpia Ljubljana – Real Mandril, 20:30 (Streaming aquí).

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