Dos finales

Pallacanestro

Las semis de la Supercopa fueron por los derroteros esperados: primero jugó la Farsa, que, aunque llegó a tener al Valencia a cuatro puntos, fue bastante solvente todo el partido y ganó sin problemas. Después fue el turno del Mandril, que tampoco sufrió, si bien se enfrentaba a un rival muy inferior. Relució de nuevo nuestra incapacidad para mantener ventajas: aunque logramos estar a +19, llegamos al último minuto a sólo +7 con posesión del Zaragoza. Vamos, que estuvimos a puntito de vivir un final caliente. ¿Por qué? Pregúntenle a Laso, hoyga. Al menos ahora tenemos a un jugador, Don Draper, cuya idea de jugada parece ser algo distinta de «meter canasta (o perder la bola) lo antes posible». Dicen que no se está acoplando bien al equipo… será porque no está tan chalado como los otros. Por lo demás, brillaron los de siempre: ametralladora Mirotic y Rudy.

La final se disputa hoy a las siete en la One, y la verdad es que no lo veo nada claro. Ayer estaba oyendo la semi de la Farsa por la radio y decían que estaban jugando con Jawai, «un aborígen australiano». Me vino a la mente un tipo flaco y zancudo, de este estilo. Pero más tarde, al encender la tele, vi que la verdadera imagen del angelito era ésta: una especie de gorila de los que te cruzan la cara y te dejan subnormal. Si conocéis a Schortsanitis -alias Big Sofo-, el animal que juega en el Maccabi, esto es lo más parecido que vais a encontrar en la ACB. El tío ha venido rebotado de la NBA, así que tampoco es que sea Shaquille, pero sus 2,08 y 125 kilos imponen. Teniendo en cuenta nuestras carencias en el juego interior, hay motivos para una cierta preocupación (eso sí, admito que me reiré cuando se empareje con Felipe).

Así pues, ¿qué posibilidades tenemos? El partido será parejo, desde luego, pero la Farsa, aunque no sea especialmente brillante, se sabe su guión desde hace muchos años (Pascual lleva seis o siete temporadas) mientras que el Madrid sigue siendo una puta montaña rusa, que lo mismo gana de forma hépica que queda en el más espantoso de los ridículos. Más nos vale que funcione el tiro exterior y que Slaughter y Begic estén muy inspirados en la pintura, porque de lo contrario creo que el amic Jawai le puede hacer un hijo a todo el equipo. Esperemos también que Tomic no tenga un gran día, porque sería el colmo. La Farsa lleva ya tres Supercopas seguidas, y es nuestro deber para esto. Aunque la cosa esté medio jodida, volveremos a poner la cara para que nos la partan, como Rocky. La transmisión va a ser infumable, ya lo advierto, con dos antimadridistas como Iturriaga y Comas en los comentarios, pero eso aumentará el ambiente bélico de la cita. Ya saben, canastos, emociones y hostias a las siete. Y poco después de acabar empalmaremos con el…

Júrgol

Ya sabéis cómo está la cosa: el equipo se halla en plena efervescencia de emociones positivas y negativas, con una victoria memorable el pasado Martes y algunos jugadores reencontrando sensaciones, mientras que otros andan amargados porque los sientan o por ser amiguitos de los sentados. La alineación de hoy es un puto secreto de estado, pero, más allá de quién juegue, lo que importa que los jugadores formen por fin una sinergia en Liga y se lleven por delante a su rival. La Farsa está pasándolo mal, y es el momento de coger velocidad de crucero para llegar en estado óptimo al Cuadra Nou. Jugamos a la hora asquerosa de los domingos, las 21:30, lo cual en Septiembre todavía es tolerable, pero hay que abolir estos horarios de una  puta vez.

Essien dejó una impresión bastante grata el otro día, pero el Rayo no es exactamente el City, así que no es seguro ni mucho menos que hoy vaya a jugar, y seguramente veamos un equipo bastante más ortodoxo. Marcelo probablemente vuelva a salir de inicio, y creo que Higuaín también repetirá titularidad, en una de sus últimas oportunidades tras un desempeño decepcionante en Champions. El otro día el equipo pareció dar un paso adelante en lo físico (si bien con un hábil uso de los cambios), y espero que hoy veamos nuevos avances. Habrá que estar muy atento en la defensa de los balones parados, que será de nuevo muy divertidos. En cualqueir caso, la victoria es simplemente vital: irse a diez u ocho puntos no significa perder la Liga, pero requeriría tal esfuerzo que seguramente dejaríamos en segundo plano este título para centrarnos en Copa y Champions. Espero ver inteligencia, concentración y huevos.

Una nota sobre el Sopcast: las últimas emisiones tienen una excelente calidad, pero es necesario conectarse unos cinco minutos antes del partido usando nuestro primer enlace, ya que si no luego es muy difícil coger señal (aunque se consigue si se prueba muchas veces). En cualquier caso, pondré todos los enlaces alternativos posibles.

La Polla Virtual estará abierta hasta las 21:30 (ojo, que lo de Polla no es un invento mío).
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Los tarugos de los canastos

A los panfletos deportivos les gusta decir que no están destinados sólo a los futboleros cerriles, que promocionan todos los deportes, que quieren crear una cultura del deporte, etc. Es por eso que, si entras en las webs de Asco y Macarra, la Supercopa de basket aparece tras hacer scroll hacia abajo durante un buen ratito, detrás de noticias tan trascendentes como unas declaraciones de Guardiola (que ni siquiera está en activo) o la promo «Consigue con As la cubertería del Real Madrid» (porque «España no necesita al Madrid», pero la canallesca sí, y cómo). Sin embargo ahí está la Supercopa, el torneo con el que arranca la temporada oficial de basket. Una competición bonita, además, que usa el mismo formato de la Copa (eliminación directa a un partido), pero con cuatro equipos en lugar de ocho. Sin duda estos dos días servirán como termómetro fiel del estado de los favoritos.

¿Y cómo está el basket español?

Jodido, la verdad. Subvencionado bajo cuerda durante muchos años por ayuntamientos, cajas y diputaciones, no sólo ha perdido estrepitosamente el duelo medíatico con el fútbol, sino que se encuentra al borde de la ruina y el nivel deportivo baja año tras año, por la lógica fuga de jugadores (si bien la cantera es muy buena). De hecho, ahora mismo el principal requisito para permanecer en la ACB no es la excelencia deportiva sino estar al día de pago, y hemos visto cómo equipos descendidos en la cancha (Estudiantes) volvían comprando la licencia que clubes ascendidos de la LEB no podían costearse. Así las cosas, se repiteen Basket el fenómeno del fútbol, con Mandril y Farsa fagocitando la Liga y los demás clubes como meros sparrings. Obviamente, ninguno de estos dos equipos genera sus propios recursos, sino que usan los de sus nodrizas del fútbol, e incluso aunque están recortando sus presupuestos drásticamente, la diferencia con los demás sigue siendo insalvable (20 millones anuales de gasto son hoy día ciencia ficción para un club ACB normal). ¿Salvación para la Liga? La potenciación brutal de la imagen de marca, un canal propio de TDT con la competición íntegra en abierto, luchar por más presencia en los medios… Eso, o, como se baraja en el fútbol, la segregación de los dos grandes hacia una Liga Europea (o Conferencia NBA), y que el campeonato patrio sobreviva a una menor escala.

¿Y cómo está el Mandril?

Pues no mucho mejor que la Liga. Desde que echaron a nuestro último directivo competente de basket (Antonio Maceiras) estamos en manos del duo de incompetentes formado por Juan Carlos Sánchez (amiguito de Valdano, enough said) y Antonio «Youtube» Herreros, el de la camiseta retirada (un club donde jugaron Sabonis, Corbalán, Delibasic, Luyk… y retiramos la de Herreros). Pese a la falta de criterio de estos personajes (principales responsables junto con Florentino del fracaso del proyecto Messina), hemos juntado una plantilla bastante apañada, si bien con carencias persistentes. Somos quizá el equipo con mejor juego exterior de Europa (metemos triples a porrillo), pero en el interior (bajo el aro e inmediaciones) es otra historia, a nivel defensivo y ofensivo. Así pues, nuestros tarugos de los canastos no son sólo los mostrencos de dos metros, sino sobre todo los tipos que mandan.

Con todo, las mayores debilidades deportivas de la escuadra son oviamente nuestro «entrenador estrella», Pablito Loser, y el «símbolo del equipo», Baulipe Reyes. Loser, fichado el año pasado como «solución económica», se perfilaba como técnico mediocre que, no obstante, realizaba un basket «rápido y alegre», en contraposición al corsé de 60-70 puntos impuesto por Messina. Y eso es lo que tuvimos, basket alegre (varios tanteos por encima de 100) y resultados mediocres, destacando una calamitosa eliminación en Euroliga contra el Bilbao Basket, equipo de retales. Somos especialmente inútiles conservando ventajas, sean de 10, 20 o 30 puntos. Tras ganar brillantemente la Copa (título menor) y llegar a la final ACB, había quien pedía la continuidad de Laso si se ganaba el título, pero no había caso: ya se había firmado la renovación antes de la final, con lo que el ridículo realizado en la misma, tirando un 2-1 con ventaja de campo, no influyó en absoluto. Ése es el Madrid actual, un equipo que renueva a segundones. En cuanto a Felipe, ya saben: un muchacho que ya sólo está para rebotear y que tiene minutos casi de titular, además de un sueldo desorbitado de 1,4 millones de euros. Creo que acaba contrato este año, a ver si se va a tomar por culo.

En cuanto a las bajas y refuerzos, se han ido Tomic (¡a la Farsa!) y Syngler (NBA), incorporándose dos niggas no muy modafacka, Dontaye Draper y Marcus Slaughter, para los puestos de base y pívot respectivamente. Ambos parecen jugadores competentes, pero no para ganar la Euroliga, sobre todo Slaughter. Como única ilusión nueva, el jovencísimo Hernangómez y sus 2,08. Los puntales serán los de siempre: Llull, Carroll, Mirotic y el retornado Rudy. Nuestro rival en la semi de la Supercopa es el Zaragoza, que ha recuperado a su esponsor mítico de los 90, la Caja Inmaculada o Cai (dinerito público, ñam, ñam), y que pese a ser un equipo de tercer orden disputa el trofeo por ser el anfitrión. No deberíamos tener problemas para arrasarlos, aunque sinceramente no me fío. La Farsa juega contra el Valencia, y tampoco debería pasarlo muy mal para enfrentarse mañana contra nosotros en la enésima final Mandril-Farsa. La semi se transmite a las 21:30 por las Autonómicas. Quien se la pierda no es madridista, es hijo de puta.

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La Apuesta de la semana:

Juventus-Chievo: 1@1.33
Oporto-Beira Mar: 1@1.14
Bayern Muchich-Wolfsburgo (Martes 25): 1@1.22

Cuota total: 1.88 (Bet 365). Cantidad apostada: 23 €. Bolsa actual: 45 €.
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Casillismo: el Raulismo 2.0

Hubo un tiempo en el que el Real Madrid era un ente vigoroso, imbuído de energía por su masa social. Aunque Bernabéu era un hombre singular, tengo la impresión de que por aquel entonces, a poco que se buscara entre los socios, habría sido fácil encontrar varios de ellos capaces de llevar adelante la nave blanca con acierto. Pero las cosas han cambiado: el club es 50 años más viejo y ha perdido vitalidad a muchos niveles. Sus títulos y patrimonio le dan su grandeza, pero al mismo tiempo son una pesada herencia que a muchos les da miedo incluso tocar. En cuanto a la masa social, se ha vuelto mucho más acomodada, influenciable y vieja, y además el club se ha autodenegado la posibilidad de renovarse a través de sus socios más brillantes, exigiendo como requisito para la presidencia un aval económico fuera del alcance de casi cualquier mortal.

De este modo, el Madrid actual es en un organismo débil, poco fiscalizado por su junta directiva y socios, lo que lleva a que el poder real se ejerza por quienes quienes deberían ser sólo empleados cualificados del club: los futbolistas. Si bien siempre ha habido «jefes» del vestuario y jugadores con poder, las últimas décadas han visto emerger auténticos «capos» vetidos de corto cuyo poder no ha encontrado adecuado contrapeso. La Quinta del Buitre ya anduvo demasiado cerca del presidente, Fernando Hierro fue casi un vicepresidente durante el Sanzismo y, poco más tarde, el fenómeno alcanza su máxima expresión con Raúl, que tras la dimisión de Florentino Pérez se convirtió sin duda en la figura más poderosa del club, mano a mano con su representante Ginés Carvajal.

El fenómeno, claro, no se entiende sin la prensa: los antiguos «notarios de la actualidad» han querido pasar a formar parte activa de los clubes, y los jugadores, con quienes comparten el día a día, han sido la puerta perfecta para ello. Es una simbiosis benéfica para  ambas partes: la prensa crea el mito, ensalzando fuera de todo límite razonable las cualidades del jugador hasta, con el tiempo, lograr ponerle la etiqueta de «imprescindible», la cual tratarán de mantener incluso durante su declive deportivo. El jugador cumple su parte manteniendo al medio o periodista en cuestión dentro de la órbita cercana del club, filtrando interioridades, dando entrevistas, etc. Además, es importante tener en cuenta que el periodista deportivo actual, mucho más joven e inmaduro que el de antaño, se siente testigo privilegiado e incluso «creador» de la carrera de muchos jugadores. Al final pierden toda objetividad y sienten devoción personal por ellos, se emocionan en su retirada, etc. (Eso en el mejor de los casos, claro: en el peor, la relación se resume en que el periodista tiene «cogido de los cojones» al futbolista.)

Así, el Raulismo fue sin duda la enfermedad más grave sufrida por el Madrid post-Bernabéu (y acaso de su historia). Una dolencia que además no está curada sino latente, y que podría tener una ominosa segunda etapa a la vuelta de pocos años. Pero mientras tanto nos encontramos con una reproducción del fenómeno en la figura de Casillas. Si con Raúl había un problema deportivo y político, con el portero mostoleño ha pesado más bien lo segundo. Pese a las evidentes carencias en su juego, el rendimiento del guardameta ha sido más que aceptable, siendo el inconveniente la sobreprotección mediática que ha tenido desde los inicios de su carrera (nunca un buen signo) y su excesiva afinidad por varios jugadores del Barcelona (quienes nunca han tenido problema en profesar un odio puro hacia el Madrid). Ahora, cuando las prestaciones deportivas del capitán están en un declive alarmante y su desencuentro con entrenador y presidente es mayor que nunca, el «Problema Casillas» ha estallado en toda su dimensión.

Mourinho y Pérez se encuentran con una gran patata caliente en las manos, una vez superado el punto de no retorno en el que se podía prescindir del portero sin grandes traumas (años 2007-2008). Resulta muy desconcertante la actitud del entrenador este verano, renunciando a fichar a un meta suplente e incluso rogando a Adán que permaneciera en el club, cuando él -y todos- sabemos que no es un jugador para la superélite. La única explicación que encuentro es que Pérez, consciente del excesivo poder acumulado por Casillas, le pide a Mourinho que aguante un año más para, una vez renovado mandato en 2013, preparar un post-Casillismo lo más pacífico posible (su traspaso en casi imposible, dado el calamitoso contrato Calderoniano que nos encadena al portero hasta 2017, con 7 millones netos anuales de ficha). Por supuesto habrá guerra total con los medios, toda vez que Íker está casado -en un sentido ya literal- con ellos, y Mourinho ha pasado directamente al terreno judidicial para defenderse de las constantes agresiones sufridas. A eso se suma una afición cerril y persuadida de que un portero mediano puede ser más importante que un jugador de campo excepcional (ayer Alfredo Duro, en un delirio acaso senil, proclamaba a Casillas «5º grande de la historia»). Pero hay guerras que es necesario librar y ganar.

Dado este panorama, se dibuja una temporada convulsa, con tensiones crecientes: el desencuentro entre el clan español y «los otros» es ya demasiado obvio y será difícil que no afecte deportivamente. El último episodio, esperpéntico, lo vivimos ayer: las cámaras pillan a Casillas no celebrando, incomprensiblemente, el tercer gol contra el Manchester City, y el nerviosismo cunde en las redacciones. Un periodista recibe una orden: «Échale una mano a Iker». El redactor se lanza frenéticamente a buscar en Google y pronto da con algo que puede ayudarle: Se ha muerto un joven fan de Casillas. «¡Esto mismo vale!». Et voilá, Marca cuelga una nota sin firma y sin ningún tipo de fuente que da como motivo de la no celebración la tristeza del guardameta. ¿Les costaba mucho llamarle para tener algún tipo de confirmación? (No es que les falte costumbre.). ¿Y si mañana Casillas dice que estaba jodido por cantar en el segundo gol, o que no daba crédito a la remontada, en qué lugar queda esta ridículo lavado de imagen? (Poco después Pipi Estrada entraba directamente en terrenos surrealistas: ¡¡Iker estaba triste por la virgen de las Longueras!!).

Quizá entrenador y presidente hagan bien en dejar el asunto en suspenso hasta el año que viene, pero cuanto más se tarde, peor. Porque si terrible sería una caída prematura del florentinismo para adentrarnos en la tierra oscura del sanchismo-raulismo, la actual dinámica puede ser desastrosa también, con un Cristiano Ronaldo reclamando irse a un lugar donde pueda moverse con más naturalidad y la ruptura de un proyecto deportivo destinado a devolvernos, por fin, a lo más alto. Casillas tiene 31 años y podría estar fácilmente 7 u 8 temporadas más lastrando al equipo a todos los niveles, negándose, como su predecesor en la capitanía, a adoptar un papel secundario. O se actúa ahora o los mangoneos de Raúl llegarán a parecernos el gobierno de un líder benigno.
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El Señorío Era Esto

Por Jarroson

1. El partido

Genio Mourinho. Luego de la lamentable derrota en Sevilla Mourinho movió el equipo: Ramos al banquillo, uno de los cuatro o cinco ‘intocables’ a nivel deportivo y social. Essien y Varane entran en el once y Mourinho arma un equipo sólido. Decía Abel Rojas que “El Madrid necesita asentamiento. Sentirse seguro antes que cómodo”. Pepe, Varane, Essien, Alonso y Khedira con Di María, Cristiano e Higuaín.

Marcelo por Coentrao y once sin Modric ni Özil. Salvando las distancias, el once del Madrid tenía las mismas hechuras que el que se enfrentó al Barcelona en semifinales de la Champions 2010-2011 e incluso que la alineación contra el Valencia tras el 5-0 del Barsa, hace dos años. Partido de tanteo corto, diferencia de goles mínima, armar al equipo desde atrás, un partido dividido en dos mitades, una física y de contención y otra más desatada en términos ofensivos, etc. Días antes del partido Francisco Beltrán nos hablaba de la ‘formación tortuga’.

– Casi todo el mundo daba a Coentrao titular por Marcelo. Con la sobrecarga voluntaria en el medio para frenar a Silva y Yaya y dar seguridad al equipo, Mourinho pensó en Marcelo. Marcelo, en forma y concentrado es un jugador brillante como ya demostró en la temporada 2010-2011. Ayuda en la salida del balón y es posiblemente el mejor lateral izquierdo ofensivo del mundo. La apuesta no le pudo salir mejor a Mourinho. El brasileño, visiblemente fuera de forma y uno de los señalados en Sevilla, se sobrepuso a su mal momento y jugó un buen partido. Se asoció, no sufrió atrás, y disparó con peligro dos veces antes de hacer el 1-1.

– El Madrid juega una muy buena primera parte dominando el juego, la pelota y al rival, pero las acometidas de Yaya Touré asustan. A muy buen nivel Arbeloa, Alonso, Essien, Varane. Pepe en un mundo paralelo. Higuaín en otro mundo, pero bajo tierra.

– Se adelanta el City. En la única vez del partido que salta el seguro Pepe, Yaya le pone el balón a Dzeko aguantando a Varane y el bosnio marca. El gol llega en un momento de control madridista pero los ánimos no decaen y los 22 minutos siguientes al 0-1 se juegan con la extraña sensación que nos hace sentir que el Madrid es imposible que pierda esta noche.

– 1-2, minuto 86. El gol de Koralov deja helado a todo el mundo, a excepción de los 10 jugadores de campo, que esta vez encontraron la motivación que no tuvieron en Sevilla. Casualmente, Casillas no reprendió a Xabi Alonso como sí hizo con Di María en Sevilla.

– Al final del partido el Madrid junta a Marcelo, Alonso, Özil, Modric, Di María, Benzema y Cristiano. Di María, fantástico sobre todo en el último tramo del partido asiste a Benzema, que se gira y marca. Luego llega el gol de Cristiano, después la celebración de Pepe y al final la de Mourinho. Por un Madrid lleno de portugueses.

2. El Estadio

Animación. El Santiago Bernabéu es un campo que podría estar muy bien y sin embargo es un campo de mierda. Tiene una acústica impresionante, y sin embargo no hay grada joven y para cuatro gatos que cantan, están en el cuarto anfiteatro. Sigue sonando el puto Nessun Dorma antes de los partidos de Copa de Europa, sin que aún sepamos muy bien a cuento de qué viene tal obsesión. Miles de jóvenes se quedan sin entrada bien por falta de localidades, bien por los precios, que cuando uno los ve parece que la entrada viene con una mamada al final del partido. La media de edad debe estar en torno a los 70 años, y ya sólo se admite como nuevos a hijos de socios. Además, los piperos de los cojones se van impunemente (cada uno hace lo que quiera con su dinero, blablabla) con el 1-2 del City para no pillar atasco. No me jodas, Florentino, anda, no me jodas. A estos mierdas hay que mandarles a tomar por el culo, joder.

Silva. Es un excepcional jugador, qué duda cabe, pero es intolerable que se marche del puto Bernabéu con una ovación mayor de la que han recibido nunca jugadores que llevan más de cuatro años aquí y que pasan desapercibidos completamente. Pepe, Marcelo, Benzema, incluso Cristiano, al que el inculto socio siempre se ha mirado con un poco de desconfianza. Lo mismo me pasó el año pasado cuando escuchaba las ovaciones a Granero o Callejón, jugadores totalmente irrelevantes, mientras Cristiano -recordemos, un tío que mete 150 goles en 3 años- ha llegado a ser pitado por un regate de más. Hay que ser subnormal.

3. Mirando al futuro

Casillas e Higuaín. Fuera del Madrid mejor antes que después. El raulismo ha forjado tantos enólogos desde 2004 que enseguida se detecta el aroma de un vino picado. Casillas es un pésimo capitán y un futbolista muy vago que vive de sus paradas de balonmano y del afecto de todas las madres de España. Como mínimo, el Madrid ha de fichar un portero que le haga competencia real.

Higuaín. Ayer murió Carrillo y en twitter alguien escribió que a pesar de sus desavenencias se le tenía aprecio porque fue una persona muy importante en la transición. Lo mismo le pasa a Higuaín, que también fue importante en nuestra transición y la gente le cogió cariño, pero en el Madrid ha tocado techo. Con él en el campo el equipo juega peor, y Cristiano juega peor. En términos futbolísticos le queda el desmarque, pero luego no marca, o marca a la tercera, como contra el Valencia, o una de cuatro, como contra el Barcelona. El partido que hace en las semifinales contra el Bayern Munich es de despido fulminante, mirando terrenos para hacerse una casa en fuera de juego mientras Marcelo y Cristiano tejían el 3-1 en el minuto 90.

Declaraciones. Como ha podido leerse en las redes sociales, “Mou se la saca again”. “El señorío es esto, morir en el campo, no filosofía barata”.

Jarroson edita 26 dollars in my hand.

– Real Madrid: 3 (Marcelo is Real, Benzecrack y CR150)
– Manchester Shitty: 2 (Dzeko y Koladerov)

Incidencias: 4000 ingleses borrachos metiendo más ruido que 75.000 piperos, lo de siempre. Mucho juntaletras profundamente jodido tras el tercer gol.
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Madridistas o maricas

Son tiempos convulsos: el Madrid no carbura, se rumorean todo tipo de tensiones internas, Esperanza se va… Y en medio de esta tormenta nos acomete un poderoso navío con toda la intención de mandarnos a las fosas abisales. Sí, es el Manchester City, uno de los nuevos gallitos de la mar oceana europea. Sumido en la irrelevancia futbolística durante décadas, aplastado por la imponente bota de su vecino de Old Trafford, el City quiere recuperar ahora el tiempo perdido a toda velocidad, impulsado por el petróleo arrancado a las entrañas del desierto.

Conste que yo no tengo nada contra los equipos hechos a base de talonario. Es más, creo que estimulan la competición y el interés de los aficionados. Pero estos moros del City se han pasado: francamente, se les nota demasiado el complejo del cheque en blanco, y han llegado a un punto en que fichan por fichar. Ahora mismo, contando los tres porteros, tienen una plantilla de 32 jugadores, totalmente elefantiásica. Tres equipos. Y es que, cuando uno no sabe escoger la comida que le gusta o le conviene, empieza a engullir sin pausa ni criterio, llegando un momento en que ya no distingue sabores ni olores. Se convierte así en un bulímico que vomita mucha más comida de la que digiere. Y eso es el City, una aberración, un siluro del fútbol europeo que alguien debe detener, sagrada misión que le ha tocado al de siempre: al Real Madrid.

Ya sabemos que en el equipo hay cosas que no van bien: éste no ajunta a aquel, uno envidia a ese otro, bla bla bla. Estamos en la Champions, y si nuestros son hombres y futbolistas ha llegado el momento de dejarse de mariconadas y trabajar todos a una, aunque sea sólo en esta competición, la más importante y gloriosa del mundo. Que luego tiren la Liga si quieren (título arriba, título abajo…) pero para la Copa de Europa hay que exigir lo máximo a todos los niveles (esfuerzo, concentración, complicidad). A ver si les llega la inteligencia para entender al menos eso. En un club medio normal, el público sería un factor importante de galvanización, pero aquí sabemos que son poco más que un murmullo de fondo. Es más, incluso hay gente que tira para abajo como…

El cretino de Luis Herrero

Hubo una generación de españoles que tuvo de referencia -Dios los asista- a periodistas como Iñaki Gabilondo (buenista y fan del PNV a la vez, sin despeinarse), Eduardo Haro Tecglen (franquista o estalinista según la etapa) o Maruja Torres (puta). Supongo que en su momento debieron parecer frescos, rompedores y, sobre todo, de izquierdas, que era lo guay después de convencer a todo un país de que había vivido 40 años de plomo (con prosperidad y futuro, pero eso eran detalles nimios). No obstante, a muchos de los que vinimos luego nos fascinó una hornada de periodistas mucho más heterodoxa, sin excesiva procupación por quedar bien y a la que, además, el socialismo -que ya era el poder establecido- le hacía más bien poca gracia. Fue un grupo aglomerado por Manuel Martín Ferrand en Antena 3 de Radio y luego de televisión, y liderado por gente como Antonio Herrero, Jiménez Losantos o quien me ocupa ahora, Luis Herrero.

Como digo, era la suya una voz innovadora por entonces, con un estilo inusualmente informal y cercano -incluso cuando presentaba un telediario-, que además parecía cargada de sentido común. Luego tuvo la valentía de hacerse diputado del PP (es coherente intentar llevar a término tu ideología, en lugar de convencer a otros de que lo hagan por ti), e incluso pasó un peligroso trance personal cuando fue de observador a unas elecciones en la Venezuela de Chávez: unos matones del gorila rojo lo metieron en una furgoneta y lo sacaron del país bajo las consabidas acusaciones de agente del fascismo, aunque por suerte pudo regresar sano y salvo. Sin embargo, seguramente ahí se amortizó su carrera como personaje público: después de veintitantos años en los medios ya no suena particularmente interesante, y lo peor, lo han puesto a hablar de deportes y del Real Madrid -club del cual es socio-, asunto sobre los que no deja de decir una gilipollez tras otra.

Efectivamente, sus opiniones reflejan lo peor del piperismo, ese auténtico cáncer espiritual que tira constantemente del Madrid hacia la mediocridad. Por supuesto, a Herrero le encanta el mierda de Del Bosque, Mourinho le parece un chulo y apuesto a que también es raulista cerrado. La última con que ha salido es que ofrece a los colaboradores de su programa un abono al lado del suyo bajo la condición de que piten a Cristiano en el partido de esta noche. El pretexto es que «ningún jugador está por encima del Real Madrid». Mira, pedazo de estúltido: Un club con aspiraciones hegemónicas no está ni por encima ni por debajo de sus estrellas, sino que tienen que estar ambos a la misma altura. El señor CR tiene las mejores cifras goleadoras desde Ferenc Puskas y ha roto un ciclo infernal de dominio del Barcelona. Lo único que está reclamando en un poquito más de apoyo institucional y que en cuestiones de imagen dejemos de poner el culo en todos los rincones del mundo, mientras nos venden a un tío con el liderazgo de un cubo de pollo frito y el carisma de una colilla como «el mejor jugador de la historia» (¡¡se dice pronto!!).  En suma, lo que no habríamos dudado en hacer si Di Stéfano, Amancio o Hierro hubieran pedido algo similar. De todos modos, cuando el clan Carvajal tuvo secuestrado el club más de un lustro, no se le oyó decir nada a Luis Pipero. Me juego un brazo a que jamás pitó a pelograsa, el desgraciado.

Los demás traidores

Huelga decir que el resto de parásitos del club está haciendo su Agosto. De repente son todos expertos en las interioridades del Madrid, y curiosamente el causante de los problemas siempre es aquel por el que ya sentían una notable fobia. El As en concreto se ha descolgado con unas interesantísimas encuestas que, gracias de la opinión de miles de piperos, nos han ayudado a descifrar con claridad prístina (risas) las dificultades del club. Ahora resulta que para un 45% de piperos el culpable es Mourinho, agárrate los machos. Y Fríker Caquillas, «el más imprescindible». Para agradecerle al As estas consultas que tanto contibuyen a la estabilidad del equipo, yo también planteo bajo estas líneas unas encuestas a mis lectores, que ayudarán a la prensa a evaluar su trabajo diario. Acabo diciendo que este Madrid, jugando al 80%, es capaz de ganar a casi cualquier equipo del mundo. Lo único que les pido hoy es que luchen por alcanzar ese nivel, y que lo mantengan y mejoren durante el resto de la Champions. Lo demás es secundario.

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La Porra Virtual estará abierta hasta las 20:45.
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Blues de la Histeria

https://youtu.be/Wl9FTasCcK0

Con la temporada apenas empezada, el Madrid ha tenido ya varios tropiezos en partidos oficiales, y eso jode, jode mucho. Anda el hincha desorientado, preguntándose si el problema responde a un simple bajón físico, a un acomodamiento de los jugadores o -el peor caso- a una guerra interna en el vestuario. Y aunque tratemos de mantener la cabeza fría, ya están aflorando numerosos casos de histeria en distintos grados, desde los más leves hasta los más extremos y delirantes. ¿Qué le pasa al aquipo? Yo no lo sé a ciencia cierta, no tengo informaciones internas, pero sí hay factores que pueden percibirse desde fuera, y que afectan casi necesariamente al rendimiento. Veámoslos:

Físico. Las Eurocopas y Mundiales son una auténtica jodienda para el organismo del profesional, es así y no tiene sentido negarlo. Con unas temporadas cada vez más extenuantes, lo último que necesita un jugador es otro mes y medio de máxima tensión física y mental. Aunque luego se incorporen unos días más tarde al equipo, esto supone en la práctica dejarlos sin vacaciones, y aunque la FIFA y las teles se empeñen en lo contrario los futbolistas no son -aún- robots. Algunos me dirán «pero la Farsa ha ganado sus partidos». Bueno, a mí me preocupa lo que hace mi equipo, y además no todo han sido rosas para ellos: En Pamplona fueron perdiendo hasta el minuto 70, perdieron la Supercopa contra nosotros y no han tenido otros factores desestabilizadores que sí se han dado en el Madrid.

Portería. En un equipo dubitativo, la línea que necesita más seguridad no puede estar mal cubierta. Digo aquí tranquilamente que las carencias de Casillas nos han costado 5 puntos: 2 del primer partido en casa, totalmente  encarrilado, en el que el águila de Móstoles regaló el empate al Valencia, y 3 contra el Sevilla, concediendo un corner ridículo, mal defendido posteriormente por un equipo que salía fundido y con dudas. Llámenme obseso, pero lloro sangre por los ojos al ver cómo equipos de segundo orden como el Atlético o el Tottenham tienen su portería mejor defendida que nosotros. La dejadez de Mourinho a la hora de fichar un suplente para Casillas es uno de los grandes misterios de este Madrid, que sólo puede explicarse por un menosprecio del portugués hacia esa línea o a una «espera estratégica» solicitada por Florentino pensando en las elecciones. Digo desde ya que el Casillismo es el nuevo Raulismo, no sólo por el rendimiento del jugador, sino por su pésima influencia en el vestuario y el exceso de poder acumulado. El de Móstoles tiene carta blanca para jugar bien, mal o regular.

Cristiano/Camarillas de vestuario. Cristiano Ronaldo se ha declarado triste, por motivos aún no aclarados. Lo único que sabemos es que no es por dinero. Ayer empezó a circular por la red un «Confidencial» al que pueden uds. darle la credibilidad que quieran, desde toda a ninguna. A mí me cuadra mucho con lo que veo, y si bien hay cosas que no encajan -Arbeloa se ha posicionado claramente a favor de Cristiano- creo que atina bastante. Miren, seré absolutamente claro en este aspecto: en el Madrid todos, absolutamente todos los jugadores son sustituibles, excepto el portugués, igual que pasa con el monguer en la Farsa. Ya puede hacerse pajas la gente con Charnego y Casper, que en realidad pones ahí a un Thiago o a un Cesc y la cosa seguirá pitando mientras el midget las enchufe. Ídem con el Madrid: están muy bien Ramos, Gulonso, Di María o hasta el mostoleño, pero absolutamente todos tienen algún recambio igual o mejor en el mercado, mientras que si faltara el Gitano no podrías comprar otro gual aunque tuvieras 500 millones para gastarte. Eso es la-pu-ta-ver-dad, y por ello hay que supeditarse, aunque sea un poquitín, a la satisfacción de este futbolista, porque eso de que «los clubes están por encima de los jugadores» es una puta fantasía, al menos cuando estos aún están en plenitud. Obviamente no puedes pedir a un Ramos o un Casillas que aparquen sus -fantasiosas- aspiraciones al Balón de Oro, pues no son objetivos, pero el club, que tiene una perspectiva global, SÍ debe actuar, dando respuesta activa a este problema.

Así pues, ¿qué panorama tenemos por delante? El análisis más simple es que si empieza a entrar la pelotita todo se olvidará, o se atenuará lo suficiente como para que no importe. Si los problemas persisten, Mourinho y Florentino tienen que reaccionar de una vez. Ciertos jugadores disfrutan de poder, pero ni son Napoleón ni precisamente Premios Nobel. Hay que saber agarrarlos de los cojones y decirles quién manda, es el puñetero trabajo de entrenador y presidente, que parecen haberse dejado llevar por la inercia este verano (con viudedad de Florentino por medio, bien es cierto). Ni siquiera podemos decir que si ellos no valen pondremos a otros, porque las alternativas que asoman por ahora sólo representan el piperismo más extremo. En cualquier caso, por ahora hago un llamamiento a la calma, porque apenas hemos disputado el primer asalto y queda muchísima tela por cortar.


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