Como era previsible, ganamos el quinto partido del playoff contra el (puto) Baskonia y nos enfrentaremos en la final de la Liga ACB contra la (puta) Farsa. Igual que en tantas ocasiones, sólo nosotros podemos plantar cara a esa entidad apestosa, tan hipócrita y antiespañola. Estamos, pues, ante una misión sagrada. La final es perfectamente ganable, puesto que ellos se encuentran ya en la decadencia del proyecto que iniciaron hace aproximadamente un lustro, mientras que nuestra plantilla es más joven y con más hambre. Básicamente, cuando Navarro -ya senil y medio acabado- no tiene el día, la Farsa suele estrellarse si se enfrenta a equipos de nivel. Nosotros en cambio tenemos la responsabilidad de anotar mucho más repartida, con jugadores tan solventes como el Chimpa, Velickovic, Mirotic, Pocius, Carroll, Llull.. Eso sí, somos completamente incapaces de conservar un resultado, así que tanto podemos triunfar como darnos la gran hostia.
Sea como sea, la posibilidad de hacer con el doblete Liga-Copa está ablandando el corazón de algunos mandrilistas, haciéndoles pensar que al fin y al cabo Pablito Laso (no le hacen ni caso) quizá debería continuar un año más. Os digo con absoluta rotundidad que eso sería un enorme error. Simplemente, Laso está muy por debajo de esta plantilla que, con todos sus defectos, rebosa calidad. Éste es exactamente el mismo caso que el de Krusty, alias El Resentido, en la pasada década, entrenador limitadísimo a quien no se renovó después de ganar la Liga. ¿Y por qué? Porque el rendimiento de la plantilla que tenía entre manos no era aceptable, pese a haber ganado un título importante a trancas y barrancas. A Laso hay que fulminarlo tan pronto como termine la ACB y comenzar un proyecto realmente serio.
Por cierto que estamos en un momento óptimo para esto: la crisis se ha cebado con el baloncesto y los clubes cada vez tienen presupuestos más limitados, exceptuando los contados casos que tienen grandes capitales detrás. El Madrid cuenta con una excelente base, el año que viene incorporará a Rudy Fernández y tan sólo necesitará un pequeño empujón de la directiva para tener una plantilla totalmente dominante. Exactamente el mismo truquito que ha usado el Farsa en los últimos años, sólo que las pérdidas han alcanzado tal magnitud que ahora mismo no les es posible afrontar esos gastos. En espera de la soñada NBA europea (que en ningún caso se materializará hasta después de la crisis), debemos lograr un equipo atractivo y dominante en España y Europa, aprovechando nuestro poder económico y esa espléndida sede que es el Palacio de los Deportes.
La final empieza el miércoles en la pocilga llamada Palacio Azulgrana, recinto que logra congregar a 5.000 gorrinos como máximo, frente a los 13.000 y pico que abarrotan nuestra cancha en los choques más trascendentes, como el que se dio ayer. Debemos aprovechar nuestro poderío y esa grada caliente (tan distinta a la del Bernabéu) para recuperar una Liga que se nos resiste desde hace cinco años. Sería un excelente primer paso para volver a ilusionarnos de verdad con el basket (soplo: Messina ha dejado caer que se aburre en Los Ángeles).
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