El Yitán contra todos

Vuelve la Urocopa tras un día de descanso, con partidos mucho más distraídos porque en las eliminatorias palma alguien seguro. El primer choque de cuartos enfrentará a la República Checa contra el Portugal de Cristiano Ronaldo, una de mis selecciones favoritas para el torneo. ¿Por qué? Porque me cae bien el país y por el jugador. Hace mucho que el fútbol no se juega sólo en el césped, y vivimos inmersos en una guerra propagandística de alta intensidad. Los premios individuales, que se crearon para reconocer el buen año de un jugador, se usan ahora como arma en esta contienda, con el objetivo de ensalzar al club donde milita el premiado. Lo hemos podido ver con mucha claridad en el caso de los tres balones de oro de Leo Messi, usados para machacarnos con la bondades del modelo farsante.  El segundo de esos premios, por cierto, fue surrealista, el año en que Wesley Sneijder fue indiscutiblemente el jugador más decisivo de Europa.

En este contexto, es obvio que Cristiano necesita el nuevo Balón de Oro que la Eurocopa le garantizaría. Lo ha merecido con creces y además le favorece en su competencia con Messi, jugador del que muchos dicen le separa una gran distancia, cuando probablemente está a la par con él, o incluso lo supera en varios aspectos del juego (y sin haber recibido tratamientos de muy dudosa legalidad en la infancia). Además, el éxito de Cristiano es una bofetada para todos los que lo odian por motivos extrafutbolísticos: en una época en que el rock & roll ha muerto, y lo que se reclama son héroes anodinos y grises, no se tolera que Cristiano ejerza su rol de astro guapo, rico y confiado. Sería un mal modelo para millones de jóvenes a los que sólo se les exoge ser perfectos gilipollas. Sinceramente, no entiendo cómo alguien puede preferir la figura de Messi, un tío que en seis años en la élite no ha hecho ni una sola declaración relevante, ningún gesto de liderazgo, nada que le diera un mínimo valor fuera del campo.

Sí, por un mundo más divertido y menos pazguato, Cristiano debe llevarse la Euro, y mejor aún si queda máximo goleador del torneo. Ya sé que algunos seguís apegados a ese engendro de La Coja, pero creo que sois un grupo marginal dentro del Fansimo. Y para que no queden dudas, ahí os dejo esta encuesta que resolverá la cuestión: ¿estás con la Coja o contra la Coja?

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Los robaniños y el Bancaja C.F.

Si a un propagandista del régimen culerdo le pidieras hacer un libro sobre ética blaugrana, seguramente te escribiría un tocho de 350 páginas lleno de tópicos y necedades sobre valores, cantera, ejércitos desarmados y vete a saber tú. A mí, sin embargo, me bastaría con una frase, que sería «Haz lo que yo digo, no lo que yo hago». Y es que la última fazaña del cluc de los valores es llevarse a dos tiernos infantes de 12 años del Valencia, que se ve que en Cataluña no debe haber suficientes críos que apunten maneras en el campo (claro que, visto desde una delirante lógica imperialista, Valencia forma parte de los Paisos Catalans). Dicen que el presidente valencianista, Manuel Llorente, está que trina, y que ha dicho textualmente que la Farsa «lo pagará muy caro». La cuestión es interesante porque ambos clubes están en plenas negociaciones por el fichaje de Jordi Alba. Si realmente los catalanes van a «pagar muy cara» su fechoría, lo normal sería que el traspaso se abortara, o que tuvieran que pagar mucho más de lopactado.

Los culés deberían estar preocupados, pues Llorente ha demostrado ser un auténtico crack como gestor: recordemos que Bancaja lo colocó como presidente del club, tras lo cual procedió a autoconcederse un préstamo de 74 millones a devolver «en cómodos plazos» (nunca), que se unían a los 240 que ya debían a la misma entidad. Como nota curiosa, apuntar que Bancaja se fusionó poco después con Caja Madrid -una entidad bastante saneada- para formar Bankia, conglomerado que la caja valenciana arrastró a la quiebra debido a la monstruosa morosidad de clientes tan buenos como el Valencia C.F. Así que ya sabéis, el Real Madrid, que está al día en todos sus pagos, es el «club del Gobierno», pero a otros como el Valencia, cuya deuda por el momento se pagará con dinero público, no hay nada que reprocharles. En cuanto a lo del «alto precio» que cobrarán al Barsa, yo creo que al final les harán pagar la cena entre las directivas y santas pascuas. Que al fin y al cabo no, son unos sucios imperialistas madrileños. Por cierto, si tenéis algún hijo futbolista, estad muy atentos a los extraños que se les acerquen con una sonrisa: podrían ser ojeadores culerdos.

Bufanderismo hasta el fin

El Asco ha colgado una encuesta preguntando a la afición del basket qué jugadores quieren que sigan la próxima temporada. Los resultados son bastante previsibles: Pocius suspenso, Tomic sólo un 53% a favor, el Chacho una aprobación del 92% y Baulipe el 88%. Vamos, que tenemos un equipazo campeón que puede permitirse desprenderse de los jugones porque tiene a estrellas de la Coja de basket (Suárez un 63%, que se joda por no haber ido convocado). Y además (¡congratulémonos!), el acuerdo para la renovación de Laso se alcanzó «en menos de lo que se tarda en tomar un café«, en una reunión celebrada ¡antes de la final de la Liga! Vamos, que ganar o perder era irrelevante, ni que fuéramos un equipo grande. De hecho, éste es el balance del año realizado por Juan Carlos Sánchez, desgobernante de la sección: «Ha sido bueno, porque después de 19 años hemos ganado la Copa, estuvimos en el top 16 y forzamos el quinto partido en la final ante el mejor equipo de Europa en los últimos cinco años». Pura ambición, el amiguito de Valdano. Si esto no es para liarse a tiros, ya me diréis. En fin, si quieres expresar tu repulsa por el piperismo y el bufanderismo, pocas formas mejores que hacerse con nuestra última caniseta, The Real Underground, que luzco aquí abajo con tanta elegancia. ¡¡Rebélate!!


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La venganza de Empané

Los resultados de ayer depararon que la Coja se cruzará con Francia en los cuartos de final de esa competición antes llamada Eurocopa y ahora Euro a secas (que debe ser más moderno o algo). Ante esta dramática (?) eliminatoria, los fansistas se han dividido en tres grupos: 1) los rancios, incondicionales de cualquier cosa que lleve el nombre de España, por desvirtuada que esté, quienes con infinita ingenuidad piensan que esta selección puede representar a alguna persona decente. Este grupo, además, odia a Francia e Inglaterra y piensa que hay algo de orgullo patrio en juego; 2) los que quieren que prefieren que la Coja pierda contra Portugal, porque piensan que la desolación y la furia de los futbolerdos y de la prensa alcanzarán así sus cotas máximas, además de suponer una gloriosa vindicación para Pepe, Coentrao y Cristiano; 3) los que quieren que la Coja pierda lo antes posible.

Aunque simpatizo con el segundo grupo, yo me encuentro en tercero, y con sobrados motivos. El primero es la insufrible prepotencia de la prensa española, abanderada por el diario Macarra, que no ha hecho el más mínimo esfuerzo por taparse después del ridículo ante Croacia del otro día. El juego fue lento y romo, la dirección desde el banquillo calamitosa y ni siquiera se pudieron parar las acometidas croatas, con ocasiones tan claras como aquel cabezazo a bocajarro fallado sólo por la incompetencia del rematador. Y no fue la única ocasión en que la Coja estuvo a punto de quedarse fuera: habría bastando un gesto tan simple de Wolfgang Stark como soplar su silbato en el clarísimo penalti de Busquets para que los megacracks de la selección estuvieran ahora mismo de vacaciones.

Pero en Macarra no se han dado por aludidos: no es ya que no muestren respecto o temor a Francia, sino que andan sacando pecho como si España fuera una especie de bestia corrupia que siembra el temor allá por donde va. Los titulares son de vergüenza ajena: «Francia, en qué lío te has metido!» «No querían ni vernos». Al nivel del mismísimo Sun inglés. Es obvio que no les ha servido la experiencia del 2006, con el celebérrimo «Vamos a jubilar a Zidane», y su posterior «¡Tienen pánico!«. Después el «jubilado» le borró el cero a España, en el último ridículo internacional del glorioso Captain Baúl, quien jugó lesionado por el artículo 33. Los del As, por lo menos, esta vez han mostrado algo de sentido común, y titulan con un mucho más prudente «Toca Francia». Lo que ambos diarios destacan es que a los franceses no es que llevemos un siglo sin ganarles, como a Italia, es que directamente no les hemos ganado nunca. Debería ser suficiente para frenar cualquier tipo de triunfalismo.


Pantuflo preparando la táctica contra Francia.

Pero ante todo, yo quiero que Francia gane por Benzema, un jugador cuyas dificultades de adaptación fueron castigadas con la típica crueldad de los mediocres que rebosan cualquier redacción deportiva española. A un tris estuvo de engrosar la tristísima lista de talentos defenestrados en aras del baulismo, ese culto satánico. Quizá el periodista más sañudo fue el grandísimo hijo de puta de Paco González, quien hasta se inventó un mote despectivo para el francés, «Empané», en un despreciable intento de equipararlo a eternos inadaptados como Anelka. Luego resultó que «Empané» explotó en crack internacional -como podía intuir cualquiera con dos ojos y medio cerebro- y actualemte sólo un puñado de delanteros en el mundo igualan su relación calidad/juventud. Pero no me basta con que Benze haya triunfado, necesito venganza, para él y para mí: quiero que «Empané» se la meta a la Coja por el culé (nunca mejor dicho), y que después le hagan un primer plano a Paquito Implantes, preguntándole cómo nos ha echado este jugador que era tan paquete.

Pero dejando aparte este justo deseo, yo creo que Francia es favorita. ¿Por qué? Porque es un equipo que va para arriba, mientras que España va para abajo. A pesar de la alarmante falta de recursos de la Coja, las críticas han sido mínimas, y lo que es peor, el seleccionador se ha negado a reconocer que haya hecho nada mal, despachando a los pocos que lo cuestionan con ridiculeces como «todo nos sabe a poco» o «el tiempo pondrá a todos en su sitio». Mientras tanto, estoy seguro de que Blanc no deja de dar vueltas a cómo aprovechar los puntos débiles que ha mostrado Expaña. Como dato, decir que la Francia del 2006 pasó a octavos tras empatar 0-0 con Suiza y 1-1 con Corea del Sur, ganando únicamente a Togo. Un balance paupérrimo, que no obstante supo remontar con buenas tácticas y exprimiendo su plantel al máximo. Lo contrario de una Coja que cree que puede ganar andando y sin delantero. Por ello, creo que la Francia del metódico Blanc tiene muchas posibilidades de pasar, aunque si no fuera así tampoco me importaría, ya que en la siguiente ronda nos estaría esperando el Portugal de Cristiano. Y entonces sí que podríamos asistir a la venganza perfecta.
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Odio a la Coja, Capítulo 3: Croacia

El tercer partido de Ispain en esta Eurocopa es contra una nación balcánica, lo que hace muy complejo el análisis del país en cuestión. Por supuesto, el hecho más conocido de Croacia en las últimas décadas es la bonita guerra civil en la que se vio envuelta hace 20 años, cuando aún formaba parte de Yugoslavia. La versión digerible de aquel conflicto que se le dio al resto del mundo  es que los serbios eran muy malos y las demás repúblicas lucharon para librarse de su cruel dominio, versión que incluía los caudillos devoraniños de rigor como Slovodan Milosevic y Radoban Karadzic. Yo voy a dar mi perspectiva del asunto, que es la de un lego en la materia pero seguramente menos burda que la de un redactor típico de Reuters.

Para entender los balcanes es necesario comprender también el concepto de identidad racial, prácticamente inexistente en la Europa del sur. De hecho, todo aquello relacionado con las diferencias entre razas humanas se ha ido considerando de mal gusto en muchas partes desde mediados del siglo XX, y hoy día es casi tabú. Sin embargo, en épocas pretéritas la raza era considerada una parte importante de la identidad de los pueblos, hasta el punto de que muchas naciones se formaron en función de las mismas. Así, lo que caracteriza a la zona balcánica es una preponderancia de la raza eslava, trasplantada desde zonas más norteñas del continente hasta su atípico emplazamiento mediterráneo. Es la misma etnia que predominante en países como Rusia, Ucrania, Chequia, Eslovaquia y Polonia. Además de ciertos atributos físicos, los eslavos comparten una raíz lingüística común, igual que ocurre con los pueblos latinos.

Así, en los Balcanes se formaron hace siglos varias naciones de etnia eslava (Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia), que a lo largo de la historia han estado separadas, unidas o dominadas por potencias exteriores. Por supuesto, la situación geográfica de la región, en pleno Mediterráneo y muy cerca de Turquía, imposibilitaba cualquier tipo de hegemonía racial, y en la realidad su población está compuesta por una gran variedad de etnias. De entre ellas cabe destacar a la musulmana, que siempre ha tenido tensiones mayores o menores con la parte eslava de la población.

Por abreviar: tras un largo período bajo dominio otomano (turco, vaya) y austro-húngaro, en 1918 los pueblos eslavos del sur acordaron unirse en el Reino de Yugoslavia (literalmente, Eslavia del Sur), lo que indica que, aunque se suele hablar de este país como «nación artificial», no es fruto de una conquista militar ni de una unión estrictamente contra natura. Destacar que la lengua oficial del reino era el serbocroata, una homogeneización del serbo y el croata, dos idiomas con diferencias menores entre sí (como podrían ser el valenciano y el catalán). En 1941, el tío Adolfo y el tío Benito invadieron el reino, pero la invasión fue rechazada por los partisanos de Tito (no Vilanova), quien a la postre convirtió el país en una república comunista. Mientras él vivió hubo cierta estabilidad, pero tras su muerte en 1980 las fuerzas desintegradoras de Yugoslavia empezaron a cobrar más fuerzas que las integradoras. Ya desde los 60, los croatas pedían más autonomía política y lingüística (no les gustaba eso del serbocroata), y los serbios se sentían perjudicados («las demás repúblicas se aprovechan de nosotros»), mientras los musulmanes iban a lo suyo, aumentando su número e incluso haciéndose mayoritarios en regiones como Kosovo.


Página de El mediador, de Joe Sacco.

Al llegar 1991 la cosa no daba más de sí: eslovenos y croatas declararon la independencia, los serbios dijeron que nones y pronto empezó una bonita ensalada de tiros y bombardeos, en la que, además de dirimirse las rencillas locales, se aprovechó para realizar una amplia limpieza étnica, especialmente en la república de Bosnia. Tras cuatro años de guerra, la cosa se saldó con las disolución de Yugoslavia y unas 140.000 muertes. Resaltar el inmediato apoyo – un tanto imprudente, quizá- que dio Alemania a la independencia croata, quizá precisamente con el objetivo de disgregar Yugoslavia, debido a la ancestral rivalidad entre germánicos y eslavos. Karadzic y Milosevic fueron pronto pintados como los los grandes malos del atroz conflicto, y ciertamente no eran ángeles, pero también es cierto que, como líderes serbios, tuvieron que enfrentarse a una situación realmente crítica para los suyos. Curiosamente, la UE fue incapaz de concertar ninguna acción útil, y dejó (nuevamebte) todo en manos de EEUU, que obviamente tenía una compresión potencial del conflicto mucho menor.

Así pues, ¿qué podemos pensar de los croatas? Pues así, en frío, yo diría que son un poco tocapelotas. Porque si compartían etnia y lengua con los serbios, tampoco habría costado tanto hacer un esfuerzo por mantener la unidad de la república, en vez de forzar una disolución que en ningún caso iba a ser pacífica. Vamos, que estos croatas me parecen una especie de catalanes eslavos. ¿Es más fuerte o próspera esta Croacia, convertida en poco más que una nación turística, de lo que era como Yugoslavia? Lo dudo bastante, y además hay que considerar los años que tardarán en cerrarse las terribles heridas de la guerra. Aparte de esto, si los cineastas croatas se parecen a los españoles, imagínense la cantidad de películas coñazo sobre el tema que tendrán que tragarse. En fin, ellos sabrán, pero parece que la cagaron bien cagada.

Y en fin, hoy se enfrentan España y Croacia, con el posible pacto para echar Italia como gran tema de fondo. Mis resultados favoritos serían una victoria croata, con la consiguiente eliminación de la Coja, o bien el polémico empate a 2, exaltación de un pragmatismo que no tiene nada que ver con las gilipolleces sobre «nobleza» y «respeto por el fúcgol» con las que llevan dándonos la brasa los últimos días. Y ojo, la derrota no es descartable, que  Croacia no parece mal equipo y España llega con un obvio exceso de confianza. Veremos qué pasa. Para aquellos que quieran saber más sobre el conflicto yugoslavo, termino recomendando dos cómics del espléndido autor Joe Sacco: El mediador y Gorazde: Zona protegida, disponibles en varias bibliotecas públicas. No tratan sobre la génesis del conflicto, sino sobre cómo se vivió entre la ciudadanía, e ilustran bien la tremenda complejidad de la situación: pueblos emparentados y no emparentados matándose entre sí, milicias extraoficiales actuando por su cuenta, tremendas atrocidades cometidas por todos los bandos… Es obvio que reducir ese capítulo de la historia europea a una película de buenos y malos no tiene ningún sentido.
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De los piperos a los bufanderos


Logremos que los ideales fansistas lleguen al Palacio.

Cuando algo no está bien hecho, sino más bien cogido con alfileres, se derrumba en cuanto sufre una tensión algo más fuerte de lo normal. Es el caso del equipo de baloncesto blanco, que tiene la misma solidez que la mierda de pavo y ha regalado a la Farsa una Liga ACB, título devaluado que no te alegra mucho la vida si lo ganas, pero te jode bastante si lo pierdes. El Madrid de basket ha fracasado a tres niveles: directivo, deportivo y de afición. Los dos primeros los hemos analizado sobradamente durante este temporada, así que quiero centrarme en el tercero.

Aunque suene terrorífico, los aficionados madridistas de baloncesto están totalmente atletizados: se han acostumbrado a vivir en la mediocridad y además son completamente permeables a las falacias de medios como Asco, Macarra y RTVE, con «gurús» tales como Ramón Trecet (medio tonto y culerdo) y Manel Comas (antimadridista desde la más tierna infancia). Parece mentira, pero hoy día se consideran mitos del basket blanco a tíos como Romay o Iturriaga (los Míchel y Sanchís del basket), dos graciosetes oficiales que jamás estuvieron en la élite europea y que, si no me equivoco, no olieron una Euroliga. Pese a que lo que fueran como jugadores se lo deben exclusivamente al Madrid, cada vez que se les pregunta por el Madrid muestran una tibieza simplemente repulsiva. Creo que la carencia de webs como Fans del Madrid, pero enfocadas al basket,  provoca que no se haya vertebrado en los últimos años una visión alternativa a la populista o bufandera, como la denominó nuestro contertulio Dick Turpin.

Así, uno visita la web de baloncesto más popular del país (foro ACB) y observa horrorizado como la mayoría de los aficionados aprueban la campaña que ha realizado el equipo, pese a desaprovechar de forma criminal su mejor plantilla en muchísimos años. Huelga decir que abundan las alusiones a los «cojones» de Felipe Reyes, el pseudopívot crepuscular que, contra todo criterio racional, un año más va a provocar que cortemos a jugadores con 10 años menos y 10 centímetros más. Sólo unos pocos expresan una visión más descarnada y realista, encontrándose con la desaprobación o incompresión general. Para que los futboleros me entiendan, es como si se aplaudiera las campañas que realizaron Del Bosque en su último curso, Schuster cuando ganó la Liga o Pellegrini, porque «se hizo una buena temporada» y «el juego fue vistoso», aunque los rivales estuvieran disminuidos y se fracasara sin paliativos en Europa.

Hay que decirle a esta afición bufandera que reaccione, que despierte. Que lo que pasó con Messina fue trágico no porque un entrenador se nos fuera, sino porque teníamos una plantilla tan maleada y caprichosa que fue capaz de amargar la vida al número uno o dos de los banquillos europeos, sin que nadie en los despachos tuviera la capacidad ni los cojones de hacer piña con él y ponerlos firmes. Sí, algunos aficionados son capaces de ver la raíz del problema y exigen la destitución de Sánchez y Herreros, pero al mismo tiempo apoyan la continuidad de Laso. Eso es como querer echar a Valdano, pero pidiendo que siga Pellegrini.

La gente puede seguir creyéndose la ficción de «el equipo ha progresado» (de Final Four a no llegar a octavos, enorme progreso), y flipar porque se le metan 80 o 90 puntos a la mayoría de pseudoequipos que pululan por la ACB, pero la puta realidad es ésta: existe sólo un puñado de entrenadores de élite en Europa, que generalmente no se llevan bien con los jugadores y que se dedican a ganar Euroligas con tanteos de 60 o 70 puntos. Todo lo demás son pajas, aborregamiento y baboseo con ídolos prejubilados como Felipe, el de las autocanastas (no se veía algo así desde Ferrándiz), o Sergio Rodríguez, igual de irregular que Guti, pero eso sí, español y «espectacular». Miren, señores: Obradovic está libre y por una puta mierda de millón de euros anual más se le podría firmar para los próximos años. Traerlo y darle poder total es la única receta para poner el el basket a la altura exigible, aunque no cuento ni muchísimo menos con que se aplique. Tan sólo aspiraría a que, aunque nos cueste varios años, la afición basketbolera vaya desmarcándose de la mediocridad y los tópicos, igual que ha hecho la del fútbol, y que se cree una corriente de opinión con un criterio útil y renovador. El siguiente paso sería que este ideario calara en las altas esferas, para emular el modelo de éxito del fútbol. Insistir en el bufanderismo sólo nos llevará a más años de ramplonería y fracaso.
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La última fazaña

Mañana termina definitivamente la temporada de este club que sólo tiene dos deportes, fútbol y baloncesto; y gracias a Dios, porque estar pendientes de más podría ser un dolor (aunque creo que fue un error cerrar el de voleibol, y molaría tener uno de rugby, uno de los pocos deportes respetables que quedan). El otro día la cagamos a lo grande, como sólo la puede cagar este Madrid de basket: en casa, con todo a favor y fallando tiros como si lo que diera puntos fuera dar en el aro o en el tablero. En otras palabras, fue hépico. Ahora la serie regresa a Barcelona, donde debemos jugárnosla a cara de perro contra unos perros. Sinceramente, da mucha pereza tener que ganar a esta gentuza una vez tras otra, pero es un puto trabajo sucio que alguien tiene que hacer.

El pronóstico es simplemente imposible: los chicos de Pablo Láser son tan irregulares que un día parecen NBAs y al siguiente unos amigotes echando una pachanga. Es fácil echarle la culpa a Láser, pero da la impresión de que ahora mismo no es el factor más determinante del equipo (aunque obviamente, ése es su mayor pecado). La imagen del otro día del entrenador caminando hacia el banquillo detrás de Felipe Reyes, haciéndole repetidas indicaciones sin que el señorito se dignara siquiera mirar hacia él, fue altamente significativa. Con todo, el equipo sigue siendo mejor que la Farsa y, a máximo rendimiento de ambos, deberíamos ganar nosotros.

¿Y yo qué quiero que pase? Para responder a eso debería tener línea directa con José Ángel Sánchez y poder preguntarle: «oye, ¿Pablito sigue o qué?» Si me respondiera que la decisión ya estaba tomada y que el resultado no influiría en nada, desearía la victoria de todas todas; ahora, si me dijera que una derrota acercaría a Zeljko al banquillo, seguramente preferiría que no entraran las pelotitas. Sí, soy así de cínico y cabrón. Pero pensad en aquella eliminación de Pellegrini contra el Lyon, que a la postre significó el advenimiento de Mou y resultó tremendamente beneficiosa para el club. De todos modos, a ver si es posible el premio doble: liga y nuevo entrenador, y a Pablito una insignia de oro y a casa. Como tenemos que jugar en Mordor, os dejo este inspirador tema de Blind Guardian para ir ambientándonos. Viajamos al del Monte del Destino con la misión de volver el puto título, como ya hiciéramos de forma memorable hace unos años, en el cambio de milenio.

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¡Rebajas en la Tienda y Debut de «Real Madrid Underground»!

Con el verano llegan las tías enseñando las peras y las rebajas. Os invito a echar un vistazo a nuestra tienda, porque hay ofertas muy interesantes: Todos las camisetas de de 13 euros pasan a costar 12 euros (excepto el modelo LQDM), e incluso hay alguna de las de 16 que pasa a este rango de 12 euros (por ejemplo los modelos de chica); si no aprovecháis la oportunidad es que sois unos gays. También veréis que ha vuelto la sudadera con capucha, con la particularidad de que sólo queda una unidad de la talla S, así que el que la compre se llevará la última prenda de este tipo (no está previsto hacer más).

Por supuesto, destacar también que ya está disponible el célebre modelo diseñado por Jarroson y OH!, «The Real Underground». Los que lo reservaron en su momento empezarán a recibirlo a partir del martes, si no pasa nada raro. El diseño definitivo tiene una lista más completa de los grandes enemigos del madridismo, quedando así una camiseta muy combativa. Hay sólo otras 25 unidades adicionales, así que si tardáis en pedirlas y os quedáis sin ellas, os jodéis. Aparte de todo esto, hay otro par de diseños en desarrollo, si se les da forma definitiva serán anunciados próximamente. ¡Hale, a por vuestras canisetas, que ahora es la época ideal para lucirlas! Y si no quieres comprar una camiseta y no hiciste tu donativo a Fans a principios de año, ¡¡dona ahora, perra!! (En la columnita de la derecha). 5 euros, 20, 1000… todos los óbolos son bienvenidos, hermanos. Porque la péich necesita vuestro cariño, pero a veces también vuestra pasta. Es por una gran causa.


«¡Compra tu caniseta, mariconsón!»
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Odio a la Coja, Capítulo 2: Irlanda


No parece el lugar más interesante del mundo.

Llega el segundo partido de la Coja, tras el sainete que supuso el choque contra Italia, con el «falso 9» y unos azzurri a los que no les apetecía que les pintaran la cara. Ya se sabe, no los ganamos desde hace 92 años, pero son unos tuercebotas, eso es de dominio público. Ahora nos toca un partido en teoría mucho más asequible, nada menos que contra la…

República de Irlanda

Reconozco que Irlanda me resulta un país bastante asqueroso, una especie de versión loser del Reino Unido: una isla más pequeña, con el mismo tiempo de mierda y para colmo dividida y sojuzgada por los auténticos amos de la zona. Inexplicablamente, a lo largo de las décadas muchos estudiantes extranjeros han optado por ir a estudiar inglés allí, quizá porque era más barato que Inglaterra, vete a saber. Eso sí, ha sido cuna de literatos excepcionales como Oscar Wilde, Bram Stoker y Jonathan Swift, lo cual le sirve para salir de mi lista de países dignos de ser arrasados atómicamente. No obstante, nada nos dice que esos escritores no estuvieran jodidos por haber nacido allí. A su favor también están las pelis de John Ford, pero ya sabéis que ese hombre mitificaba todo mucho.

En cuanto al aspecto sociopolítico, me vienen a la cabeza las tensiones entre católicos y protestantes, una de las cosas más cansinas del mundo junto con el conflicto palestino. Además, está el asunto de la ocupación británica del norte de la isla y tal. La reyerta religiosa es simplemente ridícula, con sus desfiles de la orden de orange y sus ensaladas de hostias a la mínima provocación entre ambas comunidades; pero lo que más me jode de ella es que nos recuerda la miseria de la condición humana, y que en muchos sitios hay conflictos igual o casi igual de ridículos, entre ellos España. Aquí no nos fostiamos por temas religiosos, pero sí que te pueden descerrajar un tiro en la nuca «por español» y al día siguiente tus compañeros de mus siguen la partida como si nada. Y cuando se dan los suficientes tiros, a los pistoleros los convierten en políticos, e incluso llegan al gobierno regional con todos los honores.

En cuanto a los norirlandeses que se sienten sojuzgados por el Reino Unido, entiendo que sería más bonito tener toda la isla unida bajo la misma bandera, pero no sé, que se jodan. ¿Valieron la pena tantos atentados durante tanto tiempo? Lo dudo mucho: hoy día no son más que una autonomía, con menos autogobierno que cualquiera española, y seguramente sigan así muchísimo tiempo; menudos son los ingleses. Pero aparte de esto, sería muy gracioso ver las diferencia de PIB y nivel de vida entre la Irlanda del Norte y del Sur, porque lo del orgullo nacional estará muy bien, pero al final está bastante claro cuál es la potencia local. Irlanda (del Sur) tuvo un supuesto milagro económico a principios de siglo, pero al final todo resultó ser una burbuja inmobiliaria y bancaria muy parecida a la nuestra, y se hundieron en la mierda aún más de lo que estaban antes. Un último aspecto que no me gusta de Irlanda es el jodido San Patricio, una excusa para que miles de horteras españoles se encajen un gorro verde ridículo, se pongan finos de cerveza en pubs irlandeses y se crean muy internacionales.

El fúrbol irlandés

He de reconocer, pese a todo lo anterior, que el fútbol irlandés sí que me gusta, por su simplicidad y pureza, especialmente en estos tiempos de obscena exaltación del tiki taka: tirar balones altos desde atrás o las bandas y esperar que el ariete de turno conecte el remate de cabeza. Bellísimo, debería haber un fútbol aparte con esas reglas, que prohibiera rematar dentro del área con los pies. El problema es que hoy por hoy el irlancés es un fútbol fácilmente anulable, especialmente por el hecho de que sus futbolistas suelen ser auténticos tuercebotas. Recuerdo que hace un par de años jugamos en pretemporada contra el campeón histórico del país, y realmente eran un equipín de andar por casa.

¿Puede hacerle, pues, Irlanda, pupita al campeón del mundo? ¡Por supuesto que sí! Es casi imposible que ganen, pero sí que pueden ser lo suficientemente rocosos y tocapelotas como para impedir la victoria de la Coja, e incluso meterle miedo en algún balón por alto. Están entrenados nada menos que por Giovanni Trappatoni, el último lobo del fútbol europeo, que vivió su etapa más destacada entrenando a la Juve gloriosa de los 70 y 80, siendo luego también campeón en Alemania, Portugal y Austria. Obviamente es 100.000 veces más entrenador que Mr. Potato, y si alguien puede buscarle las vueltas a la Coja es él, aunque entrene a un equipo de borrachos. Desde luego, es más probable que España se lleve el partido -sobre todo si hace cosas revolucionarias como jugar con delanteros-, pero el susto es posible. Si finalmente no lograran ganar, sería para estar riéndonos un rato largo.
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