Jajaja mandriles


Hay que ir haciendo sitio…

Ni con agua caliente. Ya en las postrimerías de la Horrorcopa (que afortunadamente no tiene esa aberración del «partido por el tercer puesto»), emergen otros temas jurgolísticos relevantes, como el de los descartes del Mandril. El club ya ha colocado a uno de sus «desheredados», Pedro León -fichaje glorioso-, que seguirá otro año en el Getafe, aunque el Madrid le pagará hasta el último duro de su sueldo. Es lo que tienen los contratos, que te tienes que joder y cumplirlos. Eso sí, a poco que rindan bien, los jugadores exigen rápido una mejora. Otro que tenía un futuro incierto, Adán, parece que se quedará para agotar su contrato, así que estaremos otro año sin sustituto serio para Casillas; el Madriz puede darse ese tipo de lujos, parece. Calvalho, Gago, Lass y Altintop están convocados para el día 15, sin clubes de destino aún, aunque quizá surjan ofertas estos días. ¡Me los quitan de las manos, oiga!

Adiós, ACB, adiós. En el basket aún no se ha oficializado ninguna salida, pero en todo caso no os hagáis muchas ilusiones, porque nos espera como mínimo otra temporada de total mediocridad. La ACB, mientras tanto, es una competición cada vez menos viable: al igual que el Canarias, el Menorca no ascenderá por no poder pagar el canon de la Liga. En este contexto, parece obvio que Madrid y Barça, que no viven de lo que genera el basket sino de los ingresos del fútbol, están jugando en desigualadad de condiciones y distorsionando la Liga. Creo que la ULEB debería empezar a plantearse convertir la Euroliga en una competición regular con los equipos de más potencia económica del continente, que podrían segregarse o no de sus Ligas nacionales. Parece la única forma de robarle atención a la NBA (un chaval europeo sabe más de negrotes americanos que de los jugadores de su país), y podría ser el germen de una conferencia europea. La ACB debería quedarse en una competición más chiquitita y con menor exigencia económica, sus minúsculos ingresos no dan para más.

El Balón de Oro y las drogas. Maroto y Ratallanas, del As, de repente han decidido que los principales candidatos al Balón de Oro no son Cristiano y Messi. No: el elegido saldrá del trío formado por Iniesta, Pajillas y Pirlo. ¿Por qué? Pues porque lo dicen ellos, obviamente con un criterio absolutamente objetivo, nada que ver con sus filias y obsesiones personales. Además, todos sabemos que los nueve meses de temporada regular son una especie de calentamiento, lo que cuenta son los seis partiditos de Eurocopa. Estos muchachos (y unos cuantos periolistos más) se han empeñado en no irse a la tumba sin ver a Pajillas con un Balón de Oro, pero creo que se van a quedar con las ganas. Para que lo ganara un portero debería hacer cosas realmente extraordinarias, y Paji quiere ganarlo desde debajo del larguero. El día que tire penaltis o suba al centro del campo, como hace Neuer, a lo mejor los que votan empiezan a pensar que merece una distinción extra. En cuanto a Gasparín, mucho me temo que las fotitos engañosas a lo Oliver y Benji no van colar. Y en cualquier caso, faltan nada menos que seis meses para que den el premio. Con el veletismo que hay en estas cosas, para entonces la Eurocopa será un lejano recuerdo, y puede que hasta tenga más peso la Supercopa o un gran arranque de temporada. Maroto y Ratallanas, si eso, que les hagan unas mamaditas a sus ídolos en algún lugar privado.
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Odio a la Coja, Capítulo 5: Portugal

En mi entrada del Mundial 2010 sobre Portugal hablé más de España que de nuestros vecinos, pero esta vez me centraré más en ellos. Puede decirse que Portugal es un pedazo separado de España hace siglos, con mayor o menor dolor para ambas partes. Tras el dominio romano, visigodo y árabe, era el momento para que ambas tierras se unieran definitivamente, pero los portugueses, que por sí solos no eran gran cosa, decidieron que tampoco acababan de estar bien con sus hermanos mayores. Aunque la muerte de sus reyes hizo que ambos países estuvieran unidos durante 60 años en los siglos XVI y XVII, la cosa no acabó bien, quizá por un Felipe II que ya tenía suficiente ocupándose de sus demás dominios. Así, Portugal es quizá un recordatorio de las cosas que España ha hecho mal a lo largo de su historia.

Rodeado de territorio español por todas partes, Portugal se echó al mar, escogiendo a Inglaterra como aliada, y ambas naciones nos siguieron pronto en la aventura americana. Prueba de la habilidad negociadora portuguesa es que, siendo tan pequeños, lograran en aquel tratado papal quedarse con un pedazo de Sudamérica tan enorme como Brasil, naciendo la única nación al sur del Río Grande donde no se habla español, aparte de exóticas excepciones como Haití, la Guayana o Jamaica. Un país extraño, Brasil: una gran selva en su mayor parte, pero mucho más negro que indio (los españoles de la leyenda negra nunca tuvieron esclavos), aunque también blanco; una de las escasos lugares donde hay un mestizaje más o menos armónico, y unido sobre todo por la religión del fútbol o fúchebol, vía de escape para la pobreza extrema de la favela. Cuando no vas al colegio, tienes muchas más opciones de convertirte en un crack.

Pero al igual que España, Portugal fue perdiendo sus posesiones de ultramar en un doloroso proceso. Y como pasó en España, surgió un hombre para librar a la nación del caos: Antonio de Oliveira Salazar (¡¡Viva Salazar!!). Si hacemos caso a los bienpensantes, el profesor Salazar (abogado y economista, un don nadie) era un peligroso fascista, entre cuyos desmanes estuvo salvar una economía desastrosa, acabando con el déficit y convirtiendo a Portugal en un país productivo y próspero. Además, tuvo el atrevimiento de ayudar al bando nacional en la guerra española, en lugar de al bando matacuras. Tras su muerte, en otro sorprendente paralelismo con España,  las facciones socialistas tomaron el poder con un golpe de estado, que ellos llamaron revolución, «revolución de los claveles», además, con lo que aún tenía más legitimidad. Tristemente, los portugueses demostraron una amnesia igual a la de los españoles, y no les importó traicionar a su salvador con gestos como renombrar el Puente Salazar (el Golden Gate europeo) como Puente 25 de abril (fecha del golpe de estado). Como los españoles, en el pecado del socialismo han llevado la penitencia, y hoy Portugal no pinta nada en Europa, siendo un moroso más.

Pero algo conserva Portugal: orgullo y humildad, de la buena, no de la española. Los mejores portugueses saben que si quieren algo se lo tiene que ganar con su esfuerzo, y carecen de nuestros complejos de nuevos ricos, porque nunca acabaron de dejar la pobreza. Paradigma de esto son personajes como Mourinho (su familia, claro, es salazarista) y sobre todo Cristiano Ronaldo, surgido de la nada en la remota Madeira y convertido en el mejor futbolista del mundo (para el que lo dude, que vea la nueva lección de Coco que encabeza la entrada) a base de cojones y de yunque inglés. Si hubiera nacido en España, probablemente habría dejado el fútbol a los 15 años, desincentivado por entrenadores que le reprocharían su chulería e individualismo, y ahora sería un maricón canario, trabajaría en alguna discoteca e iría al Mujeres y hombres.

Por suerte pudo cumplir con su destino, y esperemos que hoy la Portugal que lidera rompa la hegemonía de la Coja, con al menos un gol suyo; para reafirmar su condición de figura internacional, para llevarse el Balón de Oro y para darle en toda la bocaza a la numerosísima legión de walking deads mediocres y antimadridistas que pueblan España. Si lo logra, probablemente será el personaje más odiado del país en lo que llevamos de siglo (sí, más que ZParo), pero a él le dará igual, porque al no ser español no vive de las apariencias y el halago. Tras matar a una triste Francia de aburrimiento, la Coja se las promete muy felices en esta semifinal y sigue impartiendo lecciones futbolísticas, pero la agresividad portuguesa bien puede destruir sus pies de barro. Nuevamente, la fuerza lusa puede venir de lo que los españoles han olvidado.

Hoy uno de los dos países caerá, pero queda para el futuro el sueño del iberismo, para el día en que ambas naciones se encuentren en orden y puedan decir que juntas están mejor que separadas. Quizá nuestros hijos o nietos tengan la ocasión de defender unidos la península frente a los poderes del norte, gritando con convicción: ¡¡Viva Iberia!!


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El Fútbol Chotis

Por Custer

Y cuando ya creía que España se iba a ir a la mierda de cabeza llegaron las miniparedes, el diminuto adosado, el armario empotradito. El Fútbol Más Genial de los últimos siglos porque, señores, estamos viviendo “Los Últimos Siglos”. Y España va a triunfar (ha triunfado ya de hecho) justo al final de la película. Porque es una película, de eso se trata. Justamente. En el fútbol de España veo a Tony Leblanc, a José Luis Ozores y a Venancio Muro y, cuando por fin la pelota le llega a Torres (porque alguien se equivoca y se la da siempre a Torres) ahí está también Antonio Garisa. Algunos indocumentados creen todavía que España no es España…
¡Jamás hemos sido más España que ahora!

Qué fútbol… qué brillantez… qué Genialidad. Lo consideran “Tikitaka”… Muaaa-Jaaaa-Jaaaa. Ni puta idea de nada. Al igual que en el Chotis, España convierte en fútbol todo lo que sucede alrededor de ella mientras que inmóvil, caminando, soñando y pasando justo al de al lado se escaquea, templa y manda como Tony Leblanc en la estación de Atocha, convenciendo a un parroquiano para que le compre una estampita. Obra Maestra.

Dicen ADN culé… Lo que hay que oír, señores. El Barça es un torpedo, corren y presionan todos, se desmarca hasta el utillero y tira a puerta incluso el que vende las almohadillas… «Como el Barça”, dicen… ¿Habrase visto tanta ignorancia?
En el Fútbol Chotis no tira nadie, no se desmarca nadie, no corre nadie, no regatea ni Cristo Bendito. “Los culés toman batidos” (¿cuántas veces lo hemos leído?). ¡Pues España, en vez de batidos, toma menta-poleo! Cómo la duerme, cómo se duerme y cómo nos duerme… Nunca hemos visto nada parecido. Me da pena decir “¡Arriba España!”, no…mejor que sigan tendidos.

Ustedes… exactamente, ¿qué quieren? Somos un pueblo incoherente, indisciplinado y cateto y para una vez que, como equipo, funcionamos de forma disciplinada, con una coherencia espartana y por fin olvidamos localismos y campanarios para formar una piña… ¡SE QUEJAN! ¡SE INDIGNAN! ¡SE CABREAN! ¿Saben qué les digo?… ¿LO SABENNNN…? No, mejor me callo (hace poco dejé la medicación y no quiero retomarla).

Creo que ustedes aún no se han dado cuenta que España, en fútbol, está al nivel de Alemania, Italia, Argentina y Brasil. O sea: equipos que cuando los veías en una Semifinal YA sabías que iban a llegar a la Final. Incluso cuando había por medio una tanda de penaltis. Ahora nos parece todavía raro contemplar esos partidos con la SEGURIDAD con que los miraban los aficionados italianos o alemanes, casi como un trámite… Lo que son, realmente. Ellos ya “sabían”. Igual que ahora sabemos nosotros. La Roja de Vicente es infinitamente más peligrosa que La Roja de Aragonés, que sólo era su versión edulcorada y casi para niños. Esto de ahora es ya para mayores con reparos.

Lo de Portugal va a ser un paseo. Nada puede parar al Fútbol Chotis. Les vamos a ganar sin salirnos de la baldosa, y después le compraremos una docena de toallas a Maireles.
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Los desheredados del Mandril

Estamos ya a 25 de Junio y aún no hemos fichado a ningún jugador. Pero tanto o más inquietante es… ¡¡que no hemos vendido a nadie!! Con mi somero y ácido estilo, que me ha proporcionado fama y fortuna (?!), voy a repasar la situación de los jugadores mandrilistas que podrían o deberían salir del club.

Gago: Le queda un año de contrato y cobra cuatro kilos y pico, si no recuerdo mal. El único club que ha hecho una oferta por él ha sido LA Roma (jódete, Relaño), de cinco kilos. Ahora puede parecer irrisoria, considerando que esta apuesta de Valdano costó 20 millones, pero ojo, que dentro de dos meses nos puede parecer alta. Él no tiene ningún motivo en el mundo para irse, pues ningún equipo va a pagarle esa ficha ( si acaso la mitad, con suerte), y dentro de un año quedará libre. En un Madrid intentando recuperar a Sahin y buscando centrocampistas pujantes, el argento no parece tener ninguna oportunidad. Es muy posible que empiece la pretemporada con el equipo siendo un muerto viviente (o sea sabiendo que se va fijo), y que antes de empezar los partidos oficiales lo vendamos por una cifra inferior a los diez millones. Y encima pagándole la mitad del año de sueldo que le falta.

Pedro León: A éste no creo que Mou le permita enfundarse de nuevo la gloriosa elástica blanca. No sé quién decidiría firmar seis temporadas a este tipo, pero menudo crack de los despachos.  Al menos, imagino que el murciano tendrá más ganas de salir que otros. Es necesario encontrar a algún club de clase media que quiera a un jugador de estas características, con el problema de que el tío se ha pasado medio año lesionado. Quizá lo fiche el Getafe donde milita ahora, quizá el Valencia… (que pagaría más). A mí 10 kilos me parecería precio de lacito, y con 5 no creo que nos estuvieran timando.

Lass: Éste va a «Supervivientes» y gana fijo. Todos los años dicen que se va, pero todos se queda. Al menos es un jugador con cierto nombre, y quién sabe si se podrían sacar 15 o 20 millones (mucho para el mercado actual). Yo prefiero que se vaya, porque si no al final siempre juega mucho y los fansistas se cogen grandes cabreos. A mí no me parece tan malo, pero no me gusta ver rabiar a miles lectores.

Kaká: También conocido como Hipotekaká. El problema no es tanto la aportación más o menos valiosa del jugador, sino a la gente que tapona debido al mínimo de minutos que exige su condición mediática. Pero claro, ¿cómo encasquetas a un tío con una ficha entre las cinco más altas del mundo? El moraco del PSG renunció a Higuaín, pero no a Kaká, quién sabe si aún le hará un favor a la cristiandad. Lo último es que el padre del jugador (que es quien piensa por él) está negociando con el Milan, pero Galliani es muy cuco y quiere una cesión. Pues no, señores, vengan con 25 kilos o me temo que Floren nos hará disfrutar otro año de la indiscutible calidad de su caprichito.

Altintop: Parece que el entrañable vendedor de kebaps no se siente valorado y anda buscando equipo. Bien está, podemos llenar su hueco con un canterano o un jugador más prometedor, pero hay que encontrar un club realmente interesado. Imagino que estamos esperando al primero que ponga cinco kilos un billete encima de otro. Por cierto, estoy convencido de que el pavo es un jugador.

Carvalho: Futbolista que cuando juega regularmente es un «magnífico profesional», y que cuando no juega es un caradura de cuidado. Su caso tiene muy poca historia, y todo apunta a la carta de libertad. Esperemos que no tenga la jeta de pedir una indemnización alta.

Albiol: Si se vuelve a casa con la Euro debajo del brazo, puede que se revalorice un poco, incluso sin jugar un minuto. El paletismo patrio hace que su condición de nacional mejore notablemente el cartel del jugador, así que sería buena jugada colocarlo por un precio en torno a los 12 kilos a quien lo quiera, quizá su Valencia de origen.

Canales: Jugador de gran calidad en el que tengo mucha fe, pero que acaba de pasar una doble triada. Todo apunta a que pasará una segunda temporada de cesión en el Valencia, y si su frágil musculatura responde y él confirma lo que apuntaba antes de las lesiones, espero que el Madrid lo recupere.

¿Higuaín?: El problema de Higuaín es que se quería ir, asumiendo que algún club pagaría una cifra fuera de mercado por él (en torno a los 50 millones). Pero Mou vetó completamente la operación, y ahora se vuelve con el rabo entre las piernas. Pues muy mal, yo sigo la doctrina Agnelli, hay que jugar por pan y un vaso de agua. Pero quién sabe, quizá aún surja algún comprador loco y el jugador se acabe yendo; si fuera así, yo no derramaría ni una lágrima por el tipo. Pesetero y de mal conformar, ¡¡vaya pajarraco!!
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Odio a la Coja, Capítulo 4: Francia


Napoleón mató a un chiquillo de un coscorrón.

El antagonista de la Coja en los cuartos de Final será Francia, una vieja conocida tanto en lo político como en lo futbolístico. Francia siempre tuvo vocación imperial (como todas las grandes naciones europeas, por otra parte), y la suya es una historia de guerras y, sobre todo, de grandes conquistadores: en la Baja Edad Media, Carlomagno con su revival del imperio romano, y, un milenio después, Napoleón Bonaparte. Fue también el país donde nació el pensamiento denominado de izquierdas, gracias sobre todo a esa revolución que se ha mirado con ojos tan poco críticos, pese a lo sanguinarios que demostraron ser muchos de sus instigadores, y no sirviera para evitar gobiernos tan o más crueles que los monárquicos. De hecho,  ni siquiera logró librar a los franceses de los reyes, que aún volverían al trono en varias ocasiones.

Vista sin gafas rosadas, la revolución francesa dejó grandes legados como la federación estadounidense, pero también uno pésimo: la legitimación de la ultraviolencia por parte de civiles con fines políticos. De hecho, tanto el comunismo como el terrorismo son hijos ideológicos casi directos de aquella revuelta. 220 años después, a los franceses les ha quedado la pulsión de la protesta y la agitación, hasta el punto de que se considera casi derecho generacional. Pero en un país inmerso en la prosperidad burguesa, las diversas revueltas han sido por fuerza cada vez más impostadas, hasta llegar al esperpento del Mayo del 68, la revolución de juguete para los nenes rebeldes de la clase dirigente. Por supuesto, sus consecuencias políticas fueron nulas, aunque sí fue eficaz difundiendo toda una serie de eslóganes vacuos pero a la larga muy dañinos. Desde entonces quedó demostrado que el esloganismo podía ser una suerte de programa ideológico para políticos con poca formación pero mucha cara. Pseudomovimientos como el 15-M siguen exactamente el mismo patrón.

Otra consecuencia de la nostalgia revolucionaria fue la creción de la clase social del progre: un ciudadano burgués, totalmente engranado en el sistema capitalista sin intenciones reales de cambiarlo, pero sí de torpedearlo a baja intensidad y de adherirse a todo tipo de reivindaciones obreras, principalmente por una cuestión ideológica y de buena conciencia. El progresismo francés es de especial significado para España, pues nuestros propios progres son copia casi exacta de los del norte, incluyendo un periódico emblemático de la causa, para ellos el Libération y para los nuestros El País. Con el problema, claro, de que aquí vamos 30 y tantos años retrasados respecto a ellos, y ahora surgen allí corrientes que claman contra el timo de la «liberación de la mujer», que era otra servidumbre disfrazada. En el lado opuesto, mientras en España empieza una tímida reacción a la dictadura ideológica progre, allí en los años 70 ya existián agudas sátiras de aquella clase social, como las del espléndido autor de cómic Gérard Lauzier (ejemplos aquí y aquí). En cuanto a la auténtica clase obrera, pasó a convertirse casi en clase funcionarial, aferrándose de tal forma a sus privilegios que ha abortado casi todos los intentos de dinamizar la economía francesa, condenándola a la postre al estancamiento. En la parte más baja de la escala social, los obreros que se ven obligados a convivir con los inmigrantes de toda África, resultando en unas tensiones aún muy lejos de resolverse, y que han llevado al auge del Frente Nacional.

En cuanto a las relaciones franco-españolas, nuestra rivalidad es ancestral, pero los franceses no sustituyeron a los ingleses como enemigo mortal hasta la ocupación napolónica de principios del XIX, que se rechazó con gran precio de sangre. Es una rivalidad complicada para España, pues pese a sus lastres y contradicciones, Francia ha conservado siempre intacto su orgullo nacional, disfrutando además de mucha más estabilidad política y de una poderosa industria que no permitió a la Unión Europea desmantelar (colaborando, no obstante, a desmantelar la de otros países). No obstante, la gran amargura de Francia es que su principal batalla con España la perdió en el siglo XVI, y nunca la ganará: la cultural. Fue el imperio español quien protagonizó la mayor conquista de todos los tiempos, y, pese al afán francés de hacerse un hueco en el Nuevo Mundo, como mínimo la mitad de ese continente será para siempre hispano-parlante. Su única y mínima victoria en ese campo fue imponer el término «latinoamericano» en vez de «hispanoamericano», pero de muy poco les ha servido. Como venganza nos inocularon a la infausta dinastía Borbón, pero quizá logremos sacudírnosla pronto.

Respecto al partido, ya dije lo que tenía que decir en la entrada «La venganza de Empané»: La Coja me cae mal y la Francia de Blanc y Benzema es un verdugo tan bueno como otro cualquiera. La mayoría de la prensa española se las promete felices, pero tras las experiencias del pasado contra los equipos de Platanín (antes futbolista, hoy hijo de puta) y Zidane, no entiendo a qué viene sacar pecho, la verdad. Tan estancada y confiada veo a la Coja que incluso un conjunto francés como éste, no necesariamente superior  pero con las ideas más claras, puede dejarla en bragas.  Y si no son ellos, será Portugal o Alemania. Ahora, si ganan a todos esos, habrá que reconocerles el mérito, aunque a mí me darán igual de asco. Soy un tío de principios, como los progres franceses.
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