Real Madrid-Barcelona, Mi verdad

Por Hughes

Como tantas veces, me senté ante el Plus y me levanté el cuello del polo, porque partido de Copa era demasiado poco para lucir mi camiseta de Cristiano. Imágenes del palco. Tanto ministro, ministrable y ex ministro que a Pep le podía caer un decreto a lo largo de partido. Después, el túnel. En el Madrid, motivados y saltarines los portugueses, como heterónimos de Mou. Y de repente, al fondo, aparece Xavi, y yo pego un respingo como si hubiera visto un Gremlin. Le temo más que a la estanflación.

El Madrid se enfrentaba otra vez al Barcelona, el equipo que ha hecho que en el Marca ya no se use el término “bestia negra”. Se trata de un equipo perfecto, del milagro chino. Sus cuatro canteranos, Cesc, Busquets, Xavi e Iniesta (el Word me corrige sus nombres como si también él fuera culé), els quatre gats, son posicional y tácticamente insuperables. Son como un estatalismo burocrático y Messi, él sólo, es un milagro de iniciativa privada. Un Steve Jobs de las diagonales. Xavi e Iniesta giran sobre su posición como Rubalcabas. Es un centro del campo que juega como una vieja que hiciera ganchillo.
El Madrid opuso esta vez la solución Pepe, que sigue siendo mi preferida. Considero que es condición necesaria, aunque no suficiente, ya se ve, para ganar al Barcelona. Pepe es un portento físico –esa imagen saltando, en una estratosfera inasequible a Puyol-, pero tiene la concentración de un mal estudiante, incapaz de estar noventa minutos ante el libro en una biblioteca. Pepe es como esos amigos que fueron pastilleros y siempre tienen una salida extemporánea que ya no sorprende. Su físico, su fútbol, es de época, pero su concentración es insuficiente.

En la primera parte, el Madrid generaba en el público gritos de película de terror. Algunos provocados atrás, por la inseguridad de Íker, que fuera de los palos es como Romay en una pista de baile. También por sus fulgurantes contragolpes, de un individualismo desesperado. En uno de ellos, en el único que llegó a puerto, Cristiano le coló el balón a Pinto bajo sus piernas, que admiten, como el Puente de Triana, el curso de un Guadalquivir. El público era feliz. En un lance del prometedor inicio, Cristiano, en posición de lateral, se lanzó a cortar una jugada rival. Al extender la pierna con bravura, su pantalón se subió y como un Chendo o un Camacho, enseñó un muslo. El público se desgañitaba, como si estuviese ante un desfile. En Chamartín son musleros. Ven un muslo, aunque sea de Gravesen, y se ponen a aplaudir a la coreana.

Salió Mou con tres centrales, con Coentrao por la izquierda y Altintop -dos hachas de carnicero por barbas- en el lado de Iniesta, que siempre juega con un rictus alevoso, como jodiendo. Arriba, tres delanteros, Lass y Alonso. Todos ellos, según Robinson, dedicados a “estorbar”. Claro que Robinson se delata él solo cuando llama Maurinho a Mou. Muñiz, con aire de terrateniente de culebrón brasileño, reflejaba en su pelo todos los flashes que iban para los futbolistas y con desigual fortuna trataba de resistir las exhibiciones teatrales de unos y otros. Hoy debutaba Pepe, que de tanto ver a Busquets parece que quiere ser actor, como yo de niño con Al Pacino. Pepe no ha lesionado a nadie, ni ha conseguido que expulsasen a ningún rival. Sus marrullerías son de una inutilidad sólo comparable al juego de Lass. Mientras, los jugadores del Barcelona, como son tan feos, se trabajaban al árbitro como a una chavala, a base de palique.

En la segunda parte, Pepe tuvo uno de sus lapsus y Puyol, con gesto mundialista, marcó el primero. Luego Gistau nos pedirá que celebremos sus goles como los de Malta. Después, Messi atrajo las miradas de medio Madrid y habilitó a Abidal, que solo como un divorciado –esas soledades casi depresivas de los ataques del Barcelona- coló fácilmente el segundo. De ahí al final, un rondo, otro más, comentado por Martínez y Robinson, que son nuestro Nodo. Parte del público se iba y algunos, negando con la cabeza, observábamos a Messi, cuya retirada se espera como se espera a veces la muerte de un dictador.

– Real Madrid: 1 (Gitano Ronaldo)
– Farsa: 2 (Puyol y Anims)

Incidencias: Nueva «cruyffina» de Mourinho. Y van…

Hughes edita Los objetos impares.

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Yihad


El verdadero espíritu a seguir.

El deporte no es sano, ni bonito, ni transmite valores. Si alguien os dice eso, preguntadle por qué os está tomando el pelo. Ojo, no me refiero a practicar deporte, eso sí que tiene toda clase de beneficios, sino a ser aficionado al deporte, especialmente a los de equipo. Ver a otra gente competir delante de una tele no es más que un catalizador de emociones primarias -principalmente, la pertenencia a la tribu- y una forma de evasión de la rutina. También es una variedad de autoafirmación, de sentir que lo tuyo es lo mejor, emocionándote con los éxitos de tu equipo sin una base estrictamente racional. De hecho, si algún día tengo un hijo me pensaré seriamente si inculcarle esta afición tan malsana que, a la hora de la verdad, te come el coco y te quita mucho tiempo. En Siberia ponen a jugar a los niños al ajedrez a los tres años, parece una formación bastante más provechosa.

Pero bueno, los adultos ya tenemos el vicio y poco podemos hacer por quitárnoslo. Volviendo al arumento anterior, a los jugadores de mi equipo no les pido que sean modélicos, que visiten niños enfermos ni que inculquen valores. ¿Cómo coño iban a poder hacerlo, si la mayoría ni siquiera tiene una imagen personal aceptable ni es capaz de pasarse diez minutos sin escupir? Si nos fijamos en cuando se ponen a hablar, mejor lo dejamos. No, el motivo por el que se embolsan un pastón indecente, la razón por la que los seguimos, es para verles ganar, a ser posible machacando y humillando a un rival odiado intensamente. No tiene nada de noble, ni puta falta que hace. Cuando quiera valores, leeré a Gregorio Marañón o a Nietzsche, en vez de ver a tíos corriendo sobre pasto. Si a alguno le parece que estas sensatas palabras son escandalosas o insitan a la violensia, que vuelva al mundo real, y sobre todo que no deje ver a los niños fútbol profesional, ese espectáculo obsceno y degradante.

En fin, Mandril-Farsa: la venganza. Cuando hace un mes y ocho días me hice cargo de esta cuadra de perturbados fue para pastorearlos mientras llegaba un momento que nos diera la oportunidad de lavar las afrentas pasadas, por supuesto con sangre. Yo pensaba que pasarían meses y meses hasta eso, pero no, ha sido poco tiempo, ¿y por qué no aprovechar la ocasión? Un hecho innegable es que si se perdió en Liga fue por una falta de cojones comparable a la de un político español reformando la legislación laboral; pero tras apenas cinco semanas puedo decir que los nuestros han hecho lo suficiente para exhibir un modesto pero razonable aparato genital. Un pichilla brava, pequeña pero juguetona. Una fazaña ante la hidra blaugrana podría conseguir el upgrade y convertirla en pollón, pero ojo, por inversamente otro ridículo podría atrofiar e incipiente miembro y provocar su necrosis, acaso ya definitiva. En otras palabras, nos jugamos el nabo.

El azar de las lesiones ha querido que nos falte un tipo importante como Khedira y probablemente otro como Di María, pero siempre hay que contar con hándicaps. El puesto del tunecino puede ser bien cubierto por Pepe, y el gremlin puede ser suplido por un chico en plena efervescencia, Callejón, o, por qué no, por un siempre ejemplar Higuaín. Por lo demás no haré análisis tácticos, se me escapan. Capacidad futbolísitca para ganar hay de sobra. La cuestión, la verdadera clave, es si a nuestros 24 zotes les llega el seso para comprender que tienen que dejarse los huevos no por la gloria, ni por los títulos, sino por los millones de desgraciaos que los siguen y sólo quieren que aplastemos a la Farsa de una puta vez. Cuando los jugadores pierden, al día siguiente siguen teniendo sus mansiones, su farlopa y sus putas. A los hinchas de a pie sólo les queda la cara de gilipollas y la frustración. Por eso, esta noche los merengues tienen que salir y dar caza a esos bastardos, con un sentido de guerra santa. Nos lo deben.

Poco más que añadir sobre el tema. Al árbitro, pedirle que sea lo menos español (mediocre) posible; que no pare el juego, que no invente tarjetas ridículas. A Mou, que sea audaz pero no extravagante; nada de piedras filosofales de pega. A los hinchas, que animen entre pipa y pipa. No hace falta un partido perfecto para ganar a la Farsa, sólo huevos, seriedad y odio al enemigo, como ha sido siempre. Veremos hasta qué punto los actuales miembros de nuestra plantilla son verdaderos futbolistas del Madrid o tan sólo una mala copia.

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La Porra Virtual estará abierta hasta las 22:00.
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La Apuesta del Mastuerzo

Una de las características más irritantes del neoculerdismo es la impostada serenidad de todos los miembros de su esfera. Jugadores y técnicos se expresan ante los medios con la suavidad propia de un lama, como si vivieran en un permanente anuncio de compresas, como si sus pedos carecieran de olor. Nos cuentan los teóricos del cretinismo (hay millones en España) que el neoculerdo es un ser de luz, renovado y libre de la costra victimista que tan fuertemente adherida estuvo a sus antecesores. Son los Cromagnones de los antiguos aficionados, los Neanderthales farsistas, lastrados por costumbres profundamente bárbaras como quejarse por sistema de los árbitros o cargarse en los pantalones cada vez que veían una camiseta blanca. Obviamente, todo esto es tan sólo una Farsa que únicamente logra engatusar a las mentes más toscas e impresionables.

En realidad, este nuevo genotipo sólo existe en las delirantes mentes de los propagandistas culerdos, y es que la Farsa no ha tenido, ni de lejos, un período hegemónico tan largo como para borrar los viejos fantasmas. El lustro que se pasaron en blanco nuclear, que algunos quieren ocultar bajo la alfombra como si jamás hubiera existido, es algo mucho más cercano de lo que parece, tanto que aún hay futbolistas de aquella etapa jugando en el equipo. Y aunque se haya dicho muchas veces, hay que recordar que una plantilla culerda muy parecida a la actual le hizo el pasillo de campeón a un Real Madrid cuasi cochambroso.

Efectivamente, en los últimos años los farsantes han subido y bajado, y unos complejos tan profundos como los suyos no desaparecen sino en varias generaciones, eso siempre que se den las condiciones adecuadas. Mi teoría es que jamás los perderán, porque la filosofía del club lo impide: se trata de una entidad nacionalista, y el nacionalismo -sobre todo en España- es en esencia reivindicativo y victimista, debe existir en contra de algo. Mientras que el Madrid mira al resto del mundo desde una atalaya del dominio, percibiendo a los demás como hormiguitas, la Farsa necesita a un enemigo -un opresor- para encontrar sentido. En otras palabras, tienen toda la mezquindad que impregna a sus alter egos políticos.

Así, todas sus declaraciones actuales, su forma de perdonar la vida, de situarse por encima de lo divino y lo humano… es un puro teatrillo. Ellos mismos se lo pueden llegar a creer, lo cual puede hacerlo más convincente, pero es un teatrillo al fin. La Farsa precisa sólo un año malo, uno solo, para que todo el frágil castillo se caiga con estrépito, descubriendo la apestosa letrina que oculta debajo. Tan sólo esperad a ver qué pasa si los echamos de la Copa, y no digamos si les birlamos la Liga o la Champions: los rostros afables y el tono melífluo se convertirán en el típico rictus crispado, la cara de estreñimiento que ha caracterizado siempre a estos perdedores profesionales. Si Xavi ya parece medio subnormal en la placidez de la victoria, ya veréis cuando esté escocido. La transformación más obvia será la del ahora terso Guardiola, quien como niño malcriado de la Farsa y del catalanismo tiene una vena iracunda que se manifiesta en los momentos adversos. Son los famosos accesos de histeria que lo convirtieron en el jugador más expulsado de la historia de la Farsa, y que sólo esperan una ocasión de volver a aflorar.

Quiero que ganemos a la Farsa por justicia divina, porque los destesto intensamente y porque soy del Mandril. Pero sobre todo, porque me encanta ver caer los engaños colectivos, especialmente cuando es el propio mentiroso el que se desenmascara, provocando la desolación general al mostrar su repulsivo rostro. Si les ganamos claramente en el campo, podréis ver muy poco después, y durante mucho tiempo, la peor cara de estos Dorian Grey del fútbol. Ésa es mi apuesta.

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Abierta la Porra Virtual para el Real Madrid-Quinquis.
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El Madrid agónico

Por Custer

Ha cambiado el Real Madrid la concepción global del fútbol con el que se identifica España, algo que sólo ocurre cada muchos años. No quiere la posesión del balón ni tampoco llevar la iniciativa. Juega tras el balón, no con el balón, realizando un esfuerzo que se percibe como una prolongación de la voluntad que debemos hacer todos nosotros para seguir en España y no dejarla a su albur. Por eso da la impresión de que el Madrid juega en un sentido agónico. La cuestión no es tanto poseer como correr. Y de la carrera llega el gol que más que hacerse “se mete”, se incrusta.

Al Madrid le gusta jugar en el filo de la navaja. Y eso hay que respetarlo. Este año lo vamos a ver más veces, no así el próximo, en el que Florentino me hará caso y fichará a Bastián “DestriPANZERdos” Schweinsteiger, Javi Martínez y algún congoleño convenientemente homologado por Jarroson. También me gustaría probar a otro mediapunta que jugara los 90 minutos del tirón y que no se nos ozilizará con el tabaco. Y por supuesto mandar a Sahin a Lourdes, donde por cierto juega un equipo que lo necesita y pagaría un buen precio por él: el Unión Deportiva Lourdes. Muy competitivo, por cierto. Pero hoy por hoy, en el Sistema Mou, que es el Sistema del Coronel Kurtz, no se concibe un partido sin Lass. El “Benzemá-Higuaín delantera del Madrí” es sólo para cuando vayamos perdiendo.

Los valores por los que debe apostar el equipo, si desea ser coherente y obtener la Victoria, son pues los de la casta y la capacidad de sufrimiento colectivo frente al temple y cuajo culé. El liderazgo de nuestro entrenador es ciclotímico e histérico (¡qué ironía para los Largoplacistas!), lo mismo te juega con 5 defensas que con siete delanteros. Su falta de prudencia y discreción lo llevan al extremo de “entregar papelitos”, en mitad de un partido de fútbol, para que los lean a toda prisa sus hombres. Los papelitos, por supuesto, se los da a Pepe… ¡que no sabe leer! ¿Se puede pedir más emoción?

El sentido etimológico del vocablo “agonía”, hemos de encontrarlo en la palabra griega “agonitzomai”, que significa lucha. El Madridismo agónico tiene que centrar pues su sensibilidad en el paisaje de Castilla, ya que éste refleja a la perfección, en su ascetismo y desolación perfectos, el estado desértico del alma de nuestro entrenador. El Hombre que Viste de Negro, el Nigromante: Mou. Yo apoyo sin reservas la Nueva Imagen del Madrid. Un equipo anonadado, golpeado, coronado de espinas, torturado, claveteado a un madero de pies y manos, humillado, destrozado, agónico, ceñido a la atadura del dolor y la certeza de la muerte como el resto de los humanos. Y deseo para él la misma fuerza, el mismo tesón, la misma voluntad para vivir los momentos duros de la vida y afrontar el peligro con el coraje que demostraron los Héroes en otros Tiempos…

Amén.
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Asfixia erótica

Una situación de gran agobio o riesgo viene seguida de un alivio proporcional, si finalmente salimos bien librados de la misma. Tanto es así que incluso hay quien practica un morboso juego erótico consistente en impedirse respirar mediante una bolsa o cuerda, practicando al mismo tiempo la masturbación. La «gracia» es hacer coincidir el momento en que uno se libera del objeto que obstruye la respiración con el orgasmo. Este pasatiempo tan creativo es lo que llevó a David Carradine a morir de una forma más bien poco digna, en pelotas y colgado del perchero de un armario, y también -cuentan- lo que provocó la muerte del cantante de los INXS, allá en los 90. Para bien o para mal, parece que el Real Madrid le ha cogido afición al jueguito de marras, como vimos en la ida de Copa contra el Málaga, y también ayer, en un ejemplo aún más claro.

El de Mallorca fue el típico encuentro infernal, en un campo frío y feísimo, que jamás que se vería en la Premier, y con un equipo que ya tiene toda la impronta de Pacarrós. Dice Mourinho que el primer tiempo del Madrid no fue desastroso, y que en realidad el Mallorca se dedicó a defender y contraatacar muy bien. Quizá lo relativo al rival sea cierto, pero Mou también estaba protegiendo a sus jugadores: puede que hubiera un problema de físico, pero se puede jugar bien estando cansado. Simplemente te cuesta más concentración y sacrificio, que los merengues no estaban dispuestos a poner en un partido que claramente consideraban menor. Perdí la cuenta de balones perdidos y pases al bulto que dimos, pero fue desesperante. Es cierto que Lass se ha convertido en el muñeco del chim-pam-pum de esta respetable péich, pero él era sólo parte del problema: no jugábamos jugando a nada, y nadie parecía demasiado preocupado al respecto. Por cierto, aunque yo exiliaría a Valdano y Cappa al Ártico, en una cosa tenía razón el segundo: empezar una jugada con patadón del portero es una paletada profunda. No puedo entender que se prefiera rifar así el balón a intentar sacarlo jugado desde atrás, sobre todo teniendo un portero totalmente inepto con los pies.

Bueno, ya sabéis lo que pasa con los cántaros que van mucho a la fuente: al final se rompen. El Mallorca rondó nuestra portería un par de veces con peligro y acabó logrando premio, de la mano de Hemed, un israelí de anchas espaldas que claramente está llamado a equipos de más entidad. Era casi el minuto 40. Pánico en el Madrid y las típicas caritas de «vamos perdiendo». Se tocó zafarrancho de combate: de repente había un espíritu bastante más combativo en las huestes blancas. Pero, igual que en la economía española, nuestro problema era sistémico: ni el Mallorca dejaba más huecos, ni el Madrid exhibía más recursos, aparte de su renovado vigor. Xabi no metía últimos pases, Cristiano se aturullaba, Benzema no encontraba el hueco, Lass hacía la yihad. Pitido del descando y momento de nueva «mourinhina». Había que cambiar el rumbo como fuera.


Aficionados mallorquinistas con sus abonos.

Ignoro si esta vez Mou les habló de basura, al fin y al cabo ese recurso ya lo había gastado. Lo que sí hizo fue algo a lo que los entrenadores actuales, por el motivo que sea, son muy reacios: un cambio en el descanso. Se iba Lassane y entraba Higuaín, un relevo que explica sus intenciones por sí solo. Se reanudaba el juego y pronto quedaba claro que necesitábamos más para penetrar la maraña rojinegra. Entonces Mou lo dio todo por el todo y optó por la formación «calzón quitao»: fuera Arbeloa, fuera un gordísimo Marcelo; dentro Kaká y Coentrao. Línea de defensa de tres, con Pepe de inédito lateral derecho, ¡como si tuviéramos un expulsado! Era un dibujo 3-1-6 con la única intención de apabullar. Y por fin se vio un cambio de tendencia, con seis jugones intimidando a un Mallorca desbordado por el caudal ofensivo. Obviamente los riesgos eran muy grandes, y un contraataque nos dejó en bragas, con un mallorquinista plantándose solo ante Casillas. El pésimo juez de línea abortó la jugada y dejó la polémica servida, pero aquí el problema no es que favorezcan al Madrid, sino que en caso de duda, SIEMPRE se pita fuera de juego. Y como a nadie le preocupa, más allá de las protestas en el momento, nadie lo remediará.

Ante el vendabal blanco, esta vez era el cántaro mallorquinista el que se rompía: en una de nuestras muchas acompetidas, un motivado Özil filtró de forma genial desde la esquina izquierda del área al interior de la misma, donde Higuaín volvió a fabricarse un gol agónico, primero desbordando al defensa hacia fuera y luego marcando forzadísimo. Otro golazo de este tipo al que tanto le gusta salvarnos in extremis, como en las pelis. Tras el empate, sendos obuses de Kaká y Cristiano nos recordaban la bella suerte del tiro lejano, pero no lograban traspasar la línea. El juez de línea de vista aguzada anulaba un impecable cabezazo de Ramos que nos daba el gol de la victoria. La excusa, que tenía una mano adelantada en el momento del pase (¿cómote da ventaja esto?). Daba igual, faltaban ocho o diez minutos y eso es muchísimo para el Madrid Berserker. En una jugada trabada, el área escupía la pelota hacia un Callejón que estaba lejos de la portería pero solo: era cuestión de aprovechar la inercia de la pelota y colocarla bien. Y así lo hizo el canterano del peinado punzante, que quiso dejar claro que no es flor de un día: gol, victoria y orgasmo. Una vez, más nos habíamos quitado la bolsa de la cabeza antes de palmar.

Todo lo demás fue folclore: Pacarrós dando brincos en la banda como un saltimbanqui, berridos en el graderío, «asín gana el Mandril», etc. Y otro toque de genialidad de Mou: como sabía que en la euforia de las remontadas es difícil dar instrucciones, las escribió en un papelito que entregó a Pepe. En él, ordenaba a Callejón ponerse de lateral y a Benze abrirse a banda. Y había una nota adicional de la que he podido enterarme: «apretad los cojones y que no pase ni Dios». Así se hizo: fue una nueva y gloriosa victoria vikinga. El cabreo y la frustración habrían sido morrocotudos de no haber logrado remontar, pero una vez más salvamos el bigote. Ahora, todo lo sufrido en el campeonato es historia pasada, ecos lejanísimos: llegamos inmaculados al partido contra el Farsalona, y lo que logremos ahí será fruto exclusivo de nuestra competencia. Las lesiones no son excusa, hay nombres de sobra para armar el equipo. Sólo falta saber si hay hombres.

– Mallorca: 1 (Hemed)
– Real Mandril: 2 (Higuaín y Callejón)

Incidencias: Al final del partido, una brigada de pastores condujo al público fuera del estadio.

Videoresumen

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Pacarrós vs Real Madrid

https://youtu.be/HYkXGFRww8Y

El último trámite antes de jugar contra la gentuza nos lleva a los dominios mediterráneos de la corona, para enfrentarnos al Mallorca. Si ahora mismo me dieran una paliza y me obligaran a citar a algún jugador de este equipo sería incapaz, pero sí que conozco al entrenador, Joaquín Pacarrós. Y es que los jugadore,s pasan pero los entrenadores permanecen, algunos mucho más de lo que deberían (felicidades a D’Alessandro por sumar ayer su 7º partido consecutivo sin ganar). A base de verle el careto, Pacarrós es un tipo casi entrañable, que tiene la particularidad y mérito de no haber sido destituido nunca a mitad de temporada. Teniendo en cuenta la paciencia y conocimientos futbolísticos de los dirigentes futbolíticos destepaís, tal récord convierte a Pacarrós prácticamente en un santón de los banquillos, guardían de la fórmula para que no te den la patada en el culo (ésa que lleva 15 años buscando Lillo).

Es una historia curiosa la del sevillano, jugador juvenil nada menos que de nuestro Real Madrid en los últimos años de Bernabéu, pero que debía ser bastante paquete, porque colgó las botas con sólo 26 años. Desde entonces, ha logrado hacerse un nombre en los banquillos, montando equipos que podemos calificar de rocosos, aunque los más malintencionados los llamarán leñeros (el mote «Cerdilla» surge en la etapa de este entrenador en el Sánchez Pizjuán). Aunque ha hecho reaccionar a un Mallorca semidesahuciado, logrando incluso una quimérica remontada en la Copa esta misma semana, el Madrid no va a permitir que lo dañen en la isla. Hay una diferencia de 24 puntos en la tabla y la vamos a hacer valer. Por lo visto quieren hacernos daños por alto, pero Casillas abortará todos sus intentos (uh…).

Obviamente, el mayor interés del partido está en su condición de previa para la Copa, y podremos ver un protoequipo del que jugará el miércoles (o no). Existe cierto consenso en que Pepe debería jugar de mediocentro, y yo personalmente lo probaría ahí esta noche, pero huelga decir que Mou es bastante impredecible. Vuelve Sahin a la convocatoria, aunque ya es oficialmente un caso de melancolía del Madrid, como lo fueron en su día Sneijder, Robinho y otros. Aún confío en que alcance el lugar que le corresponde, pero no será antes del cruce con la Farsa. Vuelve también Di María, en el mejor momento posible. La consigna debe ser jugar fácil y lograr dos goles rápido, que no se manque ni expulsen a nadie, y llegar en las mejores condiciones posibles al miércoles. De la ciudad de Mallorca, tan sólo decir que es patético cómo se han dejado colonizar por el pancatalanismo, y que a los padres baleares se les debería caer la cara de vergüenza por dejar que eduquen que a sus hijos en una lengua regional. Llevarán la penitencia en el pecado. El resto del botín del archipiélago se lo han repartido los ingleses, usándolo como colonia de descanso. Mencionar también la bella Ibiza, isla que toda joven española debe visitar para convertirse en una puta de postín.

Para cerrar esta previa, tres breves comentarios de actualidad: 1) Recomiendo esta entrevista a Walter Di Salvo, que nos revela el destino final del Real Madrid TEC: cuando llegó Mourinho ya estaba cerrado, y a estas alturas seguramente ya desmantelado. El italiano dice que no se explica cómo puede cerrarse algo que han venido desde otros países a copiar. Yo tampoco. Curioso que, con una página web oficial y dos diarios absolutamente saturados de información, hayamos tardado un año y medio en saber el destino final de este proyecto. 2) Un recuerdo a Milan Miljanic, el hombre que relevó a Muñoz, y que suena a Madrid añejo y bueno, de la escuela yugoslava que tan bien casa con nosotros. Ay, si hubiéramos tenido más Miljanic y Boskovs, y menos Juandes y Schusters… Cerdaño escribe una buena semblanza del entrenador, en lo que debería ser su especialidad, contar batallitas, en vez de decir gilipolleces sobre la actualidad del club. 3) Ya hay secretario de estado para el deporte, Miguel Cardenal. Es miembro del Comité de Competición de la Federación, y Villar ha elogiado su nombramiento, así que podemos olvidarnos de cualquier beligerancia. De todos modos, el del «fúrgol» ya está perfilado para un nuevo mandato, completamente decidido a ser el Kim Jong Il del desgraciado fútbol español. Sólo el «hecho biológico» podrá librarnos de él.

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La Polla Virtual estará abierta hasta las 20:00.
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