Queremos cortar culo

Por Rappol

Cuando se rompe un anillo, desde el punto de vista estrictamente físico, las cosas suelen acabar mal. Es cierto que lo puedes llevar a reparar, pero el chisme siempre está dispuesto a dejar a volverse vencer por un lugar similar al que lo hizo en primer lugar. Cuando se trata de un culo, es un asunto mucho más serio, y es por eso que a los maricones se les pone peor cara conforme pasan los años. No hay maricón que mejore con los años, ni de culo ni de cara. Cierto es que uno siempre se puede comprar un anillo nuevo; pero, ¿se puede comprar un culo absolutamente nuevo? La naturaleza es sabia. Y es por eso que, por más madridista que uno sea, es legítimo hacerse la pregunta: ¿es Carlo Ancelotti maricón? Entiendo que al estilo melasudamericano, sí; podría decirse que es bastante maricón. Quién sabe…

El arte de la teta

En los ochenta y noventa se rodaron bastantes de las pelis porno más cojonudas de todos los tiempos, esta es la verdad. Con el toque de popper, speed y cocaína justo. Con las tetas, los coños y las pollas bien perfiladas. Con la entrega al vicio justa, los cortes justos, los rubores más creíbles y, en fin, con las ambiciones justas. La degeneración vino después, de la mano de todos esos a los que todo les daba igual. El arte siempre desaparece de esa manera, cuando aparece el dinero y todo da igual. Arteta tiene pinta de entrenador de esa época, y de que nunca haría nada con un Real Madrid; pero la doble follada que le ha pegado a Carlo en esta eliminatoria no se la va a quitar nadie. Ahora puede revisarse tranquilamente el ano (el gol de Vinicius fue una anécdota) o pensar que es el nuevo Rocco Siffredi del fúmbol europeo. En su humildac estará toda su probable gloria. Con un equipo capitaneado por Odegay, Mete, Saliva y la oveja merina… Es que te tienes que reír, ¿verdad, Carlo? Sep. Pero un equipo y una idea, al fin y al cabo. Andrew Blake contra Carlo Ancelotti. ¿Quién se estaba apretando el nabo para parecer empalmado?

Este Vini es una ruina

Mis ilusiones, mis estrictas ilusiones respecto al partido, dependían de la aparición de un Vinicius estelar; parecido al que le meó en la boca al Dortmund en la liguilla; el que se orinó encima de ese mismo Dortmund que dicen que le dijo al dije del pijo que… psaban mis estrictas ilusiones por un Vinicius estelar… Sin embargo, Vinicius no hizo más que aspavientos, dejando claro casi sin querer que el que se volvió a borrar fue Siquesá. Los círculos que cierra Siquesá son verdaderamente extraños, cuando no sospechosos. «Hay algo muy extraño en esta casa». ¿Se termina la Champions este año, justo antes de que se vuelva a jugar contra la ETA Titulada —PSOE style—, siendo expulsado contra una de las células durmientes de la ETA fumbolística? No sé, Rick, ¿te apellidas Astley, o eres un trilero más grande que David Bowie?

La realidad

Al Real Madrid se le pone en chino cudeiro la temporada. Puede que Florentino esté como el tipo aquel que en Piratas del Caribe baja la escalera del castillo de popa entre astillas que vuelan pensando en que «es un buen acuerdo» (o negocio, no lo recuerdo ahora); pero ahora mismo lo que tiene es un equipo que ni sabe defender, ni sabe atacar, ni maneja el tempo de un partido de fúmbol random de ninguna de las maneras. Vamos: Florentino ahora mismo no tiene más que un estadio de puta madre que al que le cierras el techo y parece una Gran Pipa. Coño, por lo menos que le pongan hierba de calidad. Porque la actual está claro que está lejos de colocar. Y quedan competiciones en juego. Suficientes para plantarse prescindir del italiano que se trata de apretar la polla para intentar follar como Ron Jeremy en sus crepuesculares tiempos.

La gotita

La noche es larga. La vida me trata bien. Pero sé que sigo teniendo que entrenar. Esto a los jugadores del Madrid parece que se les ha olvidado. Y digo los jugadores porque a Carlo ya está claro que le da exactamente igual. Por tanto, no queremos cortar culo: queremos un culo nuevo.

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– Real Pudrit: 1 (Puficius)
– Farsenal: 2

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Algunos goles inolvidables del Real Madrid que se pagaron bien

Hay goles que se graban a fuego en la memoria colectiva del madridismo. Para el verdadero madridista fueron más que goles, fueron latidos eternos que aún hoy y por siempre retumban en el alma blanca, capaces de paralizar el tiempo todavía y desatar una euforia que no se puede explicar con palabras.

Forman parte de las excusas ideales que hacen que seguir al Real Madrid no sea una afición, sino una forma de vivir. Y como toda historia épica, hay quienes la acompañan con un café, con una bufanda… y también con apuestas.

Porque el fútbol, además de pasión, también es intuición, riesgo y, a veces, recompensa. No son pocos los aficionados que sienten el vértigo de un partido desde el sofá o el estadio, pero quieren trascender de la pantalla de su móvil y atreverse a participar aún más de esta experiencia con cuotas que suben y bajan como un corazón en un clásico.

En este sentido, existen momentos de puro milagro y belleza, como apostar por un gol de Sergio Ramos en el minuto 93, que era, en 2014, una locura. Una locura hermosa. Las casas de apuestas lo sabían, y lo pagaban caro. Pero entonces llegó el cabezazo. Lisboa tembló. Y más de uno pasó de la incredulidad a levantar los brazos, no solo por la Champions, sino por la apuesta ganada contra todo pronóstico.

Zidane, Ramos y los goles que hicieron historia (y millonarios)

Hablemos de ese gol. Minuto 92:48. La décima parecía escaparse entre los dedos. Nadie creía. Nadie, salvo Ramos. Saltó como si el alma del club lo impulsara y cabeceó al fondo de la red. Empate. Prórroga. Y el resto, solo es historia. Para el aficionado, fue una redención. Para el apostador valiente, una excelente recompensa a su fe.

Pero si hay un gol que aún huele a arte y a eternidad, es el de Zidane en Glasgow, en la final de 2002 contra el Bayer Leverkusen. Una volea que no solo desafió la gravedad, sino también cualquier predicción racional. Un zurdazo que pareció orquestado por los dioses del fútbol. En ese instante, el madridismo no pensó en cuotas ni en estadísticas. Solo en belleza pura. Aun así, quienes apostaron por Zizou como goleador de la final recogieron algo más que gloria emocional.

Cuando el Bernabéu desafía las estadísticas

Solo el club merengue puede dar muestras de la existencia de los milagros. Y si hablamos de apuestas imposibles, no podemos olvidar la remontada al Manchester City en 2022. Rodrygo, con dos goles en apenas segundos, volteó lo que nadie creía posible. Las casas de apuestas tenían al Madrid con menos de un 1% de probabilidad de pasar a la final, pero el Bernabéu no cree en imposibles. Ahí es donde las emociones desbordan cualquier cálculo, y el alma blanca vuelve a enseñarnos que, en este club, todo puede pasar.

Por eso, seguir al Real Madrid es como vivir en una montaña rusa con final feliz. No es raro que cada gol épico se convierta, también, en un giro inesperado para las apuestas deportivas. Porque un gol en el descuento no solo cambia una eliminatoria. Cambia estados de ánimo. Cambia bolsillos. Y, sobre todo, la historia.

Quien entre al Pipadrome que abandone toda esperanza

Cuando te rompen bien el culo en la idea de una eliminatoria, es normal apelar a la épica para la vuelta, con distintos niveles de horterada o lo que ahora llaman «cringe». Esto es algo totalmente comprensible: el fútbol va de superar dificultades abrumadoras, de épica y demás conceptos adyacentes. Todo lo cual no tiene nada de malo si el equipo que debe remontar ha hecho un esfuerzo sincero en la ida y ha caído víctima del infortunio o de un mal día. No fue el caso del Madrid, cuyo partido de mierda se derivó directamente del trabajo -o falta de él- de todo el curso 24-25. Llegar con el equipo reventado y mal preparado tácticamente no se debe a una pájara, sino a la deficiente labor del cuerpo técnico. Dicho de la forma más cruda posible: el Madrid no merece pasar, aunque haya quien piense que merecimiento y victoria son siempre sinónimos en fútbol.

Realmente, ¿le haría bien al equipo pasar a semifinales? ¿Le hace bien a un alumno aprobar un examen estudiando la última noche y siendo preguntado precisamente por lo que había estudiado? ¿Le hace bien al padre de familia salvar el mes apostando en las carreras? Todo esto, claro, importa poco al aficionado más primario, que acudirá a dar apoyo al equipo en la «busiana» (palabro inexistente en el diccionario pero no en el «acervo»), llenará sus redes de epicidad enlatada o incluso acudirá al estadio. Ahí, sobre el sarcófago de 500 millones actualmente sin ningún uso, 90.000 turistas chinorris-digoooo, aficionados madridistas tratarán de dar alas al equipo. También la Frada Fans, claro, que antes del duelo desplegará un tifo espantoso (ya filtrado) pero que eh, está pintado a mano como Las Meninas. Obviamente es un método obsoleto a día de hoy, pero lo importante es que los chicos disfruten haciéndolo y se saquen fotos, como los mongolitos de los cursos de manualidades.

Sí, todos empujarán, pero cada grito de aliento contribuirá a que sigamos confiando en la «flor» ancelottiana e impedirá que empiece el runrún, cuando lo que necesita el equipo es precisamente eso, dos meses de runrún para que el ser superior se sienta incómodo (lo que má sodia) y emplee cualquier táctica para salvar su culo. ¿Y qué se peude esperar de Carlo, realmente, para remontar la eliminatoria? ¿Algún cambio sorprendente en el once, inspirar solidaridad defensiva repentinamente a los once cabrones? Es jarto dudoso, la verdad.

¿Nos da por lo menos para ganar el partido? Hombre, sí podemos y debemos ganar a un equipo al que se le ha pasado el momento álgido de Arteta y ya está acomodado en el papel de «el mejor de los peores», liderados por un Martin Odegay ya con 26 años que prefirió ser cabeza de ratón a cola de león, pero que nunca será «the next big thing». En Londres es feliz, algo muy contraproducente para un futbolista.

Entonces sí, ganaremos (seguramente) pero eso se, eso se, eso será todo, amigos; las pajas mentales que nos hagamos ahora sólo dejarán una culpabilidad posterior, de modo parecido a las pajas reales. Todos los ciclos futbolísticos llegan a un fin, y normalmente es mejor que lo hagan con estrépito, para no retrasar la reconstrucción. El nuevo Madrid debe crecer sobre el cadáver del anchelotiano.

No-derrota balsámica: il concetto

Por Rappol

Podría decirse que el Madrid ganó en momento y plaza complicados, pero sería exagerar mucho en lo que se refiere a la plaza, no al momento. Porque el momento viene siendo complicado desde que el Farsalona les dio a los Ancho Boys el primer meneo, luego el segundo, y el Arsenal el tercero la semana pasada. Y la plaza, bueno… un poco más amplia que un zulo para secuestros, y hasta arriba de gente fea y paleta a la que, sin pistolas, no se debe tomar nunca en serio. Nadie serio escribe «xenofoboak» y se cree que habla una lengua milenaria y única en el mundo. Deberían volver a empuñar las pistolas, porque sólo con el cerebro se ve que no les renta. Y, en cualquier caso, al PSOE le importaría prácticamente-menos-cuatro que balearan de nuevo hasta a gente de su partido, porque, ¿cuando le ha importado nada al PSOE cuando se trata de acceder o mantenerse en el poder? ¿Qué complejo histórico ha tenido nunca el PSOE? Ninguno. Por eso se seguirán descojonando por los siglos de los siglos de todos los que levantan el dedito y esgrimen su «nonono, a eso no se atreverán». Jé. Vasquitos y españolitos.

¿El partido?

El Alavés es un equipo muy malo. Malo de solemnidad. Con un plantel de obtusos de mucho nivel, torpes como ellos solos, soberbios en las lides del agarrón y la coz, y con un Kike Muguruza arriba con peor pinta que cualquiera de los súperpunks vascuences que siguen dando por culo con sus batallitas sonoras abertzales allí donde pueden rascar alguna subvención para seguir promocionando el bebe-una-kombutxa-y-lutxa. Un equipo muy malo y muy cómico. Porque jugar todavía peor contra un Madrid con diez (ahora vamos con eso, no hay prisa hoy, y haremos porque no vuelva a haberla nunca más), y ni hacerle cosquillas (cuando este año nos ha hecho ocasiones todo cristo y, por recordar hazañas recientes, la Real Sociedad nos cascó cuatro en la vuelta de La Copita, cuando es de los equipos menos goleadores del campeonato tebano…)

¿Qué hubo nuevo, entonces, o acaso no demasiado trillado? Que el Alavés es un equipo que debería descender de lo malísimo que es. Que Davide es más agradable de contemplar que su padre, aunque vaya en chándal. Que Camavinga —sin presión psicológica— jugando más o menos en el sitio que jugaba en Francia cuando fue fichado; y ante un equipo, ¿lo hemos dicho ya?, más malo que un obispo vasco, es capaz de marcar el gol de la no-derrota, jugar un partido notable y ganar un MVP. Que… siendo realistas, el Alavés no es vara para medir ni la polla de Marc Bolan.

El colegio de pago no le aprovechó (del todo)

En la particular carrera contra los arbitrajes sibilinos y condescendientes con el agarroneo y pateo del jugador vestido de blanco, vamos a tener que acabar dándole el Trofeo Temple a El Cyd, que no recuerdo que haya sido explusado todavía por tener una ventolera contra un rival por sobredosis de coces gratuitas. La patada de la frustración de Siquesá fue de alto nivel. La patada del jugador menor tiene otro cariz. La de Siquesá, henchida de rabia, es absolutamente roja, porque ya se sabe que los jugadores buenos no saben dar patadas de venganza que se queden en amarilla. Y en el Madrid actual, no hay ningún Luca Brasi Casemiro.

Lo de Siquesá fue, por tanto, una tontería seria que no se convirtió en drama merced a la simpleza futbolística del equipo local. Quizá hasta le vino bien al Madrid a nivel de mantenimiento de la concentración, la solidaridad y trabajo colectivo; para estar juntitos y tratar de sorprender en alguna salida, como sucedió durante la segunda parte y toda vez que Vinicius (ese al que la piara de piperos tontos quisiera ver en Arabia) consiguió que un botarate local emulara a Siquesá, con el matiz de la experiencia pero con idéntico resultado. Ya hubiera sido un bochorno épico que el hijodeputa de Soto Grado lo hubiera dejado en amarilla.

Remuntem segur

Por tanto, ¿qué podemos esperar para el próximo miércoles? ¿Cebollas caramelizadas? ¿Siquesás centrados? ¿Fran Sangría? ¿Un puto centro del campo con Chochomenor, Valverde, Ceballos y Bellolingam? ¿El chasquido de alguna rodilla? Yo diría que la cuestión está en que tengamos la oportunidad de contar con un Vinicius estelar. Más que nada para que a todos los que dudan de él les den bastante y fuerte por el culo.

Si Vini tiene el día, el Real Madrid pasará.

La gotita

Es cierto que el Madrid no perdió, pero tampoco ganó. El partido que se juega en la trastienda lo pierde todas las semanas y, en esta ocasión, lo volvió a perder: es un partido que no va a ganarse hasta que el sistema futbolístico patrio no reviente por completo. Por desgracia, eso no va a pasar hoy, mañana, ni pasado mañana. Así que, por el momento, lo mejor es abstenerse de dar coces henchidas de rabia. Porque la estrategia del establishment es la misma que la de Pedro Sánchez: mientras la gente siga teniendo miedo a la guerra, las cosas seguirán igual. Y no me refiero ni a Ucrania ni a Europa, evidentemente.

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– Etarras light: 0
– Real Madrid: 1 (Cachominga)

Arroz con polla

Por Rappol

A las puertas de la Semana Santa de El Corte Católico, la imagen que resume el partido fue la de un Bello —sin lingam— echando su mano incorrupta al cuello a Ódegor, que más bien parecía Iván Drago el día de la paga en el Ejército Rojo; en una instantánea que ilustra muy bien la frustración colectiva de la banda vestida de blanco que pululó de manera infructuosa anoche por el Emirates de Londres. Que siempre tenga que haber cosas morunas que le dan por culo al Madrid no puede ser otra cosa que el signo de los tiempos.

Si al Arsenal se le apareció la virgen, puede que la fe tuviera algo que ver. Desde luego, Rice obró un par de milagros —el segundo fue de ponerla a la derecha del Padre, digan lo que digan—, pero el equipo londinense le pegó una misa al centro del campo del Madrid de esas en las que sale uno pensando en cómo se las ingenió la paloma Arteta para dejar preñada a la mujer del carpintero marrullero de Reggiolo, que declamó su típica homilia de eufemismos para tratar de explicar la derrota. Mercachifle. El Madrid sólo consiguió ser un algo fofo durante la primera parte, para transfigurarse en nada después del primer chirlazo de Rice. El Madrid fue, para ser más precisos, algo de nada que se transformó en nada; pero en nada de nada. 3-0 y a tomarse una manzanilla para dormir.

Hay que tener clase hasta para suicidarse. El italiano perezoso debería saberlo, por edad y arrestos. Y si ya lo sabe, debería contárselo a Camavinga, que se consagró definitivamente como el desquiciado de la temporada, vulgar como una torrija mustia y contagiada de esa inusual enfermedad que quita el brillo y el lustre a nuestros negros y los hace parecerse a los negros del Sevilla, que son más malos que los chistes de Broncano. Para empezar a morir así, Carlo, mejor con Endrickis y Dramones. No sé si me explico.

¿Por dónde pasan las posibilidades del Madrid? Con sinceridad les digo que no lo sé. No veo a ningún Padre Karras. No veo a nadie en una forma pujante. No veo venas marcadas en los troncos de las vergas. No veo los cojones duros. No veo Mesías. No veo exorcismos posibles. Sólo veo a una tropa de desharrapados sin fe y sin dama a la que encomendarse —tantas Jessicas no pueden ser buenas—, vagando sin catecismo por el campo y comiéndose una hostia tras otra, sin que haga falta cruzarse con párrocos célebres…

Entonces, hay que tirarse a la desesperada, como cristianos en el circo. Abalanzarse sobre las fieras —que ya tiene cojones que haya que usar la metáfora parar referirse a los jugadores del Arsenal—; ir a lo loco, que no a lo vago y redundante. Sí, queridos amigos: nuestro mediohombre es Endricki, y un vendaval de 25 minutos. ¡Lo veo! ¡Con el ojo del culo! Estas cosas pasan, sí. Pero hay que hacer que estos chicos quieran y, por supuesto, que el planteamiento táctico haga que puedan. ¡Ay! ¡Qué lejana queda ya la silla de Alaba! Sólo se lo imagina uno pasando el cestillo para que los fieles contribuyan en el mantenimiento de La Mastaba del Faraón. Es todo tan vulgar…

Seguro que pasan.

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– Farsenal: 3
– Sporting Hipogeo: 0