Por Custer
Visitamos Casa Custer solo para constatar su progresivo hundimiento. Este mito del madridismo reside en una tierra sacada de los Campos de la Muerte Negra o de la imaginación del cantante de Rammstein. Allí se levanta la sombría y ruinosa Abadía de Custer. La enfermiza luz de la tarde otoñal entra a través de los cristales de una ventana sucia. Una majestuosa escalera, flanqueada por lámparas polvorientas y gigantescas estatuas de rostros siniestros, conduce a su biblioteca. En la puerta, y grabado a fuego, un lema: “Haber estudiao”. Dentro está Custer. Abro la puerta sin avisar y lo veo desnudo. Custer, asustado, da un par de saltitos mientras grita “¡Pipipipipi!” igual que el chef de “El Guateque” cuando Peter Sellers lo descubre haciendo musculitos en aquel retrete minúsculo. “Perdón…Perdón”, digo. Cierro suavemente mientras permito que Custer se recomponga. Aguardo fuera un par de minutos. A continuación escucho a Custer gritar con voz engolada: “Bienvenido a mi casa. Venga libremente, váyase a salvo y deje algo de la felicidad que trae consigo”.
Y de pronto siento nauseas.
Custer huele a viejo en albornoz sin nada debajo.
O sea: huele a Victoria.
El obsceno olor a viejo en pelota se mezcla con el aroma de la piel del tapizado, del papel de los libros y la madera de los muebles antiguos. Apagado, seco y siniestro. Así es el Custer que hoy entrevisto para Fans del Madrid.
(gratis, por supuesto)
– Maestro… ¿Puedo llamarle “Maestro”?
– Mira esto….Y míralo bien…
– Peroperopero…Pero… Qué me enseña… ¡POR DIOS QUÉ ME ENSEÑA!
Y Custer me enseña su polla. Su lacerada polla llena de signos en egipcio demótico. Necesitaría robar la Piedra de Rosetta para descifrar lo que este hombre allí se ha tatuado. Según dice ha escrito en su Sagrada Polla el Futuro de la Humanidad. Y, por ende, el Futuro del Real Madrid.
– Mira, mira mi polla.
– No… No… ¡NOOOO!
– ¡¡MÍRALA… MÍRALA!!
– NOOOOOOOOO.
Hay que advertir que Custer se parece al Dirk Bogarde de “Muerte en Venecia”, es idéntico a él. Incluso por su frente resbala aceitoso un tinte tan oscuro como los pecados más inconfesables. Pero lo hace con aterradora elegancia. No puedo dejar de pensar en la cálida inmundicia de un palomar mientras le pregunto:
– Maestro… ¿Puedo llamarle “Maestro”?
– Mira…Mira…Mira…
– ¡NOOOOOOO! ¡OTRA VEZ…NOOOO!!
– No, no es la polla. Te lo juro.
– ¿Qué es?
– Te he mentido…sí es la polla. ¡MIRALA! ¡ESTÁ TODO AQUÍ!
En ese momento se abre una puerta disimulada entre estanterías repletas de libros y por ella aparece un ser fofi-insano, de tez amarillenta, vestido de mujer. Concretamente de bailarina tailandesa solo que con un minúsculo tanga. Le encuentro parecido a John Hurt. Sí, en efecto, es como cuando el Calígula de “Yo, Claudio” se disfraza de Diosa Venus travestida y se pone a dar grotescos saltos. Custer dice:
– Por favor, no se mueva. Si se mueve se lo follará vivo.
– Tengo miedo.
– Por lo que más quiera… No se mueva.
Aquella danza ceremonial dura una media hora en la que los dos permanecemos paralizados. Tras brincar como un batracio, el engendro, hace una soez reverencia mientras nos mira versallescamente… casi con lujuria. “Aplauda…Aplauda”, dice Custer… Y los dos aplaudimos mientras aquella cosa, con los pies sucios, se marcha. “Es Nicolás”, dice Custer…” Le gusta bailar”, explica. “Ha escrito una versión del Lago de los Cisnes. Una versión heterodoxa. Quiere interpretarla a solas con El Socio. Le ha mandado cartas… Si no quiere que le haga un Anal es mejor que no conteste a ninguna”.
– Maestro… Debo preguntarle a usted por el Real Madrid… ¿Entiende lo que le digo?
– No sé… qué sucede… No sé… Mire… Mire…
– No, no quiere verle la polla ni un segundo más.
– Pero es que está todo aquí…
– Por favor: tápese la polla.
– ¿Qué quiere de mí? Ya os lo he dado todo. Estoy seco… ¿Qué más pretenden ustedes de mí?
– Desde que se fue, el Madrid, ha caído en barrena. Dejó al equipo en la Cima del Mundo y hoy está eliminado de todo, incluso Alvarito Arbeloa ostenta un cargo institucional.
– ¿Qué me dice? ¿Arbeloa?
– Lo que oye… Hasta la Sección de Baloncesto ha estado a punto de desaparecer de la ACB si es que no está aún camino de la perdición.
– ¿Qué?
– Todo se ha hundido. El Caos es total. La gente llora.
– ¿La gente? A la gente le huelen los pies.
– No hay ilusión.
– Hay sin embargo un individuo… .Se le conoce por diversos nombres: Hanoi Shan, el Dragón Ubicuo, el Doctor de las Muertes Extrañas o Doctor Diablo… Búsquenlo… Y fíchenlo.
– ¿Es un hombre o un ramapiteco?
– ¿Qué más quieren de mí? A mí se me ha ninguneado desde el minuto uno… Yo les llevé de la mano a Katanga. Fui a la Isla de la Fantasía y les presenté al inefable Tattoo… Lo tengo todo escrito aquí… Vea… Mire la parte del Señor Roarke… es esencial… justo en la punta del nabo…
– Por favor, no… Haga el favor… Se lo pido como favor personal… Deje su polla en paz… Se la ha hecho polvo… ¿Con qué se ha practicado usted esas brutales incisiones? ¿Con una navaja barbera?
– Escuche… Ya es muy tarde y fuera aúllan los lobos… Son los Hijos de la Noche… Hermosa música la que entonan… Salga, amigo mío… Cierre la puerta y no vuelva jamás. Soy un muñeco roto del madridismo. Y ya no hay vuelta atrás… Sálvese… Sálvese usted que aún es joven. Casi un niño… Un niño de culito gordo al que se le podría fotografiar para internet con el permiso de la Telegénica… Corra… ¡¡COOORRAAAA!! El Poder para la Razón… Justicia para todos… El Madrid fue una vez una Tabla Redonda para todos los caballeros… Y los hubo… Los más grandes… Pero ya es tarde… La Tabla ha muerto… Ya no existe… Aquellos lejanos días de incivilización vuelven de nuevo… No hay nada que hacer sino seguir en el Juego y dejar las decisiones a Dios… Pero cada noche, desde diciembre a diciembre, antes de que se eche a dormir piense en las historias de Camelot… Sí, amigo mío, una vez hubo un paraje lleno de gloria… llamado Camelot… Un lugar donde la lluvia solo podía caer después de la puesta de sol y donde la niebla, a las ocho, debía desaparecer… No había mejor lugar en el mundo que Camelot… Grítelo con amor y regocijo… Yo ya he ganado mi batalla y aquí está mi Victoria… Lo que juntos hicimos siempre será recordado…
¡¡Corre, muchacho!! ¡¡COOOORREEEE!!
Sí, amigos, hay algo de tristeza en ese “Corre, muchacho” con el que se despide Custer. No nos engañemos: es el fin del Imperio de la Razón y la Justicia, el fin de un Reino donde la Felicidad estaba establecida por decreto, pero no todo está perdido. Mientras a toda prisa me alejo de Casa Custer lo observo bailar el “Shoot your shot” igual que lo hacía Sting en Quadrophenia y ese “Corre, muchacho” se transforma de pronto en mis oídos en un rayo de esperanza.