No-derrota balsámica: il concetto

Por Rappol

Podría decirse que el Madrid ganó en momento y plaza complicados, pero sería exagerar mucho en lo que se refiere a la plaza, no al momento. Porque el momento viene siendo complicado desde que el Farsalona les dio a los Ancho Boys el primer meneo, luego el segundo, y el Arsenal el tercero la semana pasada. Y la plaza, bueno… un poco más amplia que un zulo para secuestros, y hasta arriba de gente fea y paleta a la que, sin pistolas, no se debe tomar nunca en serio. Nadie serio escribe «xenofoboak» y se cree que habla una lengua milenaria y única en el mundo. Deberían volver a empuñar las pistolas, porque sólo con el cerebro se ve que no les renta. Y, en cualquier caso, al PSOE le importaría prácticamente-menos-cuatro que balearan de nuevo hasta a gente de su partido, porque, ¿cuando le ha importado nada al PSOE cuando se trata de acceder o mantenerse en el poder? ¿Qué complejo histórico ha tenido nunca el PSOE? Ninguno. Por eso se seguirán descojonando por los siglos de los siglos de todos los que levantan el dedito y esgrimen su «nonono, a eso no se atreverán». Jé. Vasquitos y españolitos.

¿El partido?

El Alavés es un equipo muy malo. Malo de solemnidad. Con un plantel de obtusos de mucho nivel, torpes como ellos solos, soberbios en las lides del agarrón y la coz, y con un Kike Muguruza arriba con peor pinta que cualquiera de los súperpunks vascuences que siguen dando por culo con sus batallitas sonoras abertzales allí donde pueden rascar alguna subvención para seguir promocionando el bebe-una-kombutxa-y-lutxa. Un equipo muy malo y muy cómico. Porque jugar todavía peor contra un Madrid con diez (ahora vamos con eso, no hay prisa hoy, y haremos porque no vuelva a haberla nunca más), y ni hacerle cosquillas (cuando este año nos ha hecho ocasiones todo cristo y, por recordar hazañas recientes, la Real Sociedad nos cascó cuatro en la vuelta de La Copita, cuando es de los equipos menos goleadores del campeonato tebano…)

¿Qué hubo nuevo, entonces, o acaso no demasiado trillado? Que el Alavés es un equipo que debería descender de lo malísimo que es. Que Davide es más agradable de contemplar que su padre, aunque vaya en chándal. Que Camavinga —sin presión psicológica— jugando más o menos en el sitio que jugaba en Francia cuando fue fichado; y ante un equipo, ¿lo hemos dicho ya?, más malo que un obispo vasco, es capaz de marcar el gol de la no-derrota, jugar un partido notable y ganar un MVP. Que… siendo realistas, el Alavés no es vara para medir ni la polla de Marc Bolan.

El colegio de pago no le aprovechó (del todo)

En la particular carrera contra los arbitrajes sibilinos y condescendientes con el agarroneo y pateo del jugador vestido de blanco, vamos a tener que acabar dándole el Trofeo Temple a El Cyd, que no recuerdo que haya sido explusado todavía por tener una ventolera contra un rival por sobredosis de coces gratuitas. La patada de la frustración de Siquesá fue de alto nivel. La patada del jugador menor tiene otro cariz. La de Siquesá, henchida de rabia, es absolutamente roja, porque ya se sabe que los jugadores buenos no saben dar patadas de venganza que se queden en amarilla. Y en el Madrid actual, no hay ningún Luca Brasi Casemiro.

Lo de Siquesá fue, por tanto, una tontería seria que no se convirtió en drama merced a la simpleza futbolística del equipo local. Quizá hasta le vino bien al Madrid a nivel de mantenimiento de la concentración, la solidaridad y trabajo colectivo; para estar juntitos y tratar de sorprender en alguna salida, como sucedió durante la segunda parte y toda vez que Vinicius (ese al que la piara de piperos tontos quisiera ver en Arabia) consiguió que un botarate local emulara a Siquesá, con el matiz de la experiencia pero con idéntico resultado. Ya hubiera sido un bochorno épico que el hijodeputa de Soto Grado lo hubiera dejado en amarilla.

Remuntem segur

Por tanto, ¿qué podemos esperar para el próximo miércoles? ¿Cebollas caramelizadas? ¿Siquesás centrados? ¿Fran Sangría? ¿Un puto centro del campo con Chochomenor, Valverde, Ceballos y Bellolingam? ¿El chasquido de alguna rodilla? Yo diría que la cuestión está en que tengamos la oportunidad de contar con un Vinicius estelar. Más que nada para que a todos los que dudan de él les den bastante y fuerte por el culo.

Si Vini tiene el día, el Real Madrid pasará.

La gotita

Es cierto que el Madrid no perdió, pero tampoco ganó. El partido que se juega en la trastienda lo pierde todas las semanas y, en esta ocasión, lo volvió a perder: es un partido que no va a ganarse hasta que el sistema futbolístico patrio no reviente por completo. Por desgracia, eso no va a pasar hoy, mañana, ni pasado mañana. Así que, por el momento, lo mejor es abstenerse de dar coces henchidas de rabia. Porque la estrategia del establishment es la misma que la de Pedro Sánchez: mientras la gente siga teniendo miedo a la guerra, las cosas seguirán igual. Y no me refiero ni a Ucrania ni a Europa, evidentemente.

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– Etarras light: 0
– Real Madrid: 1 (Cachominga)

Arroz con polla

Por Rappol

A las puertas de la Semana Santa de El Corte Católico, la imagen que resume el partido fue la de un Bello —sin lingam— echando su mano incorrupta al cuello a Ódegor, que más bien parecía Iván Drago el día de la paga en el Ejército Rojo; en una instantánea que ilustra muy bien la frustración colectiva de la banda vestida de blanco que pululó de manera infructuosa anoche por el Emirates de Londres. Que siempre tenga que haber cosas morunas que le dan por culo al Madrid no puede ser otra cosa que el signo de los tiempos.

Si al Arsenal se le apareció la virgen, puede que la fe tuviera algo que ver. Desde luego, Rice obró un par de milagros —el segundo fue de ponerla a la derecha del Padre, digan lo que digan—, pero el equipo londinense le pegó una misa al centro del campo del Madrid de esas en las que sale uno pensando en cómo se las ingenió la paloma Arteta para dejar preñada a la mujer del carpintero marrullero de Reggiolo, que declamó su típica homilia de eufemismos para tratar de explicar la derrota. Mercachifle. El Madrid sólo consiguió ser un algo fofo durante la primera parte, para transfigurarse en nada después del primer chirlazo de Rice. El Madrid fue, para ser más precisos, algo de nada que se transformó en nada; pero en nada de nada. 3-0 y a tomarse una manzanilla para dormir.

Hay que tener clase hasta para suicidarse. El italiano perezoso debería saberlo, por edad y arrestos. Y si ya lo sabe, debería contárselo a Camavinga, que se consagró definitivamente como el desquiciado de la temporada, vulgar como una torrija mustia y contagiada de esa inusual enfermedad que quita el brillo y el lustre a nuestros negros y los hace parecerse a los negros del Sevilla, que son más malos que los chistes de Broncano. Para empezar a morir así, Carlo, mejor con Endrickis y Dramones. No sé si me explico.

¿Por dónde pasan las posibilidades del Madrid? Con sinceridad les digo que no lo sé. No veo a ningún Padre Karras. No veo a nadie en una forma pujante. No veo venas marcadas en los troncos de las vergas. No veo los cojones duros. No veo Mesías. No veo exorcismos posibles. Sólo veo a una tropa de desharrapados sin fe y sin dama a la que encomendarse —tantas Jessicas no pueden ser buenas—, vagando sin catecismo por el campo y comiéndose una hostia tras otra, sin que haga falta cruzarse con párrocos célebres…

Entonces, hay que tirarse a la desesperada, como cristianos en el circo. Abalanzarse sobre las fieras —que ya tiene cojones que haya que usar la metáfora parar referirse a los jugadores del Arsenal—; ir a lo loco, que no a lo vago y redundante. Sí, queridos amigos: nuestro mediohombre es Endricki, y un vendaval de 25 minutos. ¡Lo veo! ¡Con el ojo del culo! Estas cosas pasan, sí. Pero hay que hacer que estos chicos quieran y, por supuesto, que el planteamiento táctico haga que puedan. ¡Ay! ¡Qué lejana queda ya la silla de Alaba! Sólo se lo imagina uno pasando el cestillo para que los fieles contribuyan en el mantenimiento de La Mastaba del Faraón. Es todo tan vulgar…

Seguro que pasan.

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– Farsenal: 3
– Sporting Hipogeo: 0

Día de la Victoria

Pollos sin cabeza, patio de colegio, correcalles… se pueden usar muchos símiles para describir en lo ocurrido ayer en el Neopipas con el céspet pintado de verde, en partido que concluyó después de medianoche gracias a ese abuso político llamado «horario de verano» y a la impecable planficación televisiva. Eso después de que el equipo descansara sólo 48 horas. ¿Había algún motivo para no jugar este partido en miércoles? No, por supuesto que no, pero tenemos gente que «sabe mucho» en todos los estamentos; la salud de los futbolistas siempre queda muy, muy atrás, que se lo digan a Davies.

Fue un partido de puñales, no en el sentido mejicano de «mariquitas», sino de jugadores que percutían por banda: en el Madrid, Vini subía la franja izquierda y en la Real, el chino cabezón hacía lo propio por la derecha. ¿Cómo es posible que un descarte micropene del Madrid hiciera tanto daño? Es difícil decirlo: quizá se trate de la reencarnación del mismísimo Tsubasa Ozora, o quizá es que la defensa del Madrid no era precisamente la del Milan de Capello.

Por todo esto, parecía un partido ochentero, con carrileros corriendo pacá pallá y metiendo centros que acababan en gol por culpa de defensas y porteros pésimos; hemos necesitado el genio de Angeloti para tener este subidón de nostalgia. También desde una banda le llegó la asistencia Endricke, quien definió bombeadito y muy bien, no con uno de los cañonazos que conforman su imagen de marca. ¿Significa que lo veremos más a menudo? No sé, cuentan que es un negro arisco; que recoja un poco más de algodón.

Hubo polémica, unas hostiejas aquí y allá también muy a los 80, recibidas por el Madrid, lo cual no quitó para que Alguacilillo sacara al final la valentía de los cobardes, diciendo que a Vini no le habían pitado un fuera de juego que la tecnología no detectó pero él sí. De Negreira y Dani Olmo nunca ha dicho nada, que sepamos. Pero bueno, esta ultraviolencia etarra no es nada nuevo, no nos quejamos; la putada fue comerse otra prórroga apenas 15 días después de la última, que a estas alturas de la vida es como comerse una polla. Pero los chicos sobrevivirán, seguro que sí, como mucho alguno se romperá la rodilla, pero eso no es nada con tal de emitir los partidos en una hora que tenga 46.000 espectadores más.

Parece que se viene final con la Far$a, evento consuetudiario que, exceptuando el pitorreo ese de la Supercopa, no se produce desde 2014, cuando Bale hizo pasar a Marc Batracio a la posteridad. ¿Pide el cuerpo ahora una final con el Negreira Team? Claro, por qué no. Puede que nos hagan una guarrerida, pero literalmente hemos venido a jugar. Un dato interesante: dejando aparte las Supercopas diversas, no perdemos una final desde hace 12 años, también en Copa, justo el año anterior a la otra (2-1 contra el Paleti). También decir que es nuestra final 41 de Copa y que tenemos exactamente igual número de victorias y derrotas, 20-20; toda una moneda al aire. En cuando a la Far$a, su última derrota es más reciente, contra er Betih en 2019; siempre se les dio mejor perder.

En fin, será un espectáculo interesante, contando con que el puto Paleti no nos quite el regalito.

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– Real Madrid: 4 (Luis Endricke, Bluffingham, Chochomeni y Runigger)
– ETA Light: 4

El burdo show

Por Rappol/Rupaul

La mejón liga de fúmbol del mundo. La del país que crece menguando. La del pueblo con menos apego a lo orgánico, a los órganos y a los teclados. Dona sangre, dona vida. La de la sociedad inclusiva, encantada de pagar impuestos absurdos desde chequetita. La que se entiende, como todo el país, por la vía de ejecutar el dificilísimo ejercicio de unir los puntos. ¡Será por puntos! En un mundo en el que ya no hay nada invisible, a no ser que uno se empeñe de manera muy voluntaria en no querer ver, el Real Madrid le ganó 3-2 un partido anodino a un «baliente» Leganés, muy de la escuela Jémez, en lo ético y lo estético.

Para comprender de manera adecuada el partido, la Liga, el país, etc… es suficiente con retrotraerse a tantas semanas previas como sea necesario para dejar de sentir ganas de vomitar. Es decir, llegar al punto en el que sientes (y ejecutas) la arcada, pero ya no resta bilis que expulsar, porque lo siguiente es echar los higadillos por la boca, de manera más o menos trabajosa y sangrienta (y uno quiere seguir viviendo, porque no puede desprenderse de ese sentimiento de «ser humano» que tan bien conocía el agente Smith). La vida convertida en reflejo nauseoso.

Así, la explicación aparece de manera sencilla. La semana en la que La Roja pasa en los penaltis a la fase final de la Nations League, el Farsalona gana 3-0 un partido pendiente por ya no me acuerdo qué; Osasuna impugna tal partido por alineación ilegal, el Arleti hace de Arleti y, por añadir otra noticia del palo fumbolístico, Dani Alves es absuelto del delito de ser tonto, al Real Madrid le pitan de manera muy amable para poder ganar en casa al Leganés superando las incomodidades típicas del virus FIFA, por el que tenemos que dar las gracias de que no nos confinen en nuestras casas. Ellos cuidan de nosotros no porque sepan más, sino porque nos empeñamos en que no nos importe hacer como que sabemos menos.

Y podríamos hablar de fúmbol. De que a Siquesá se le caen los goles de los bolsillos (esa falta sin el toque majestuoso de Fran Sangría ya sabemos que hubiera ido al decimotercer anfiteatro), de que a Lucas le cuesta sobrevivir lo que a Modric entender a Guler, a Davide aguantar a su padre en el campo y a Ajencio manejar a Rúgider de Ramadán… ¿Pero para qué vamos a intentar hablar de fúmbol? Mejor dejar eso para los que saben, pueden y cobran por ello. En ese ejercicio, todo encaja y tiene sentido, aunque huela a pedo de Roger Waters.

El sistema negreiro simplemente adelantó unos cheques sin fondos para que cuando llegue la hora de cobrar no haya más problemas de los habituales, y cobre quien tiene que cobrar. Cualquier otro intento de lectura, es hacerse trampas al solitario, hacerse una paja con la mano tonta, o creer que las nubes huelen a algo.

La buena noticia es que, con todo, El Belló marcó y no vomitó. Y esas bellezas son las que dan esperanza. Porque lo feo siempre muere. Y si no, hay que matarlo.

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– Real Madrid: 3 (Meforré, 2 (uno de pen.) y Bluffingham)
– Pepinos (y judías): 2

Madridismo periférico (selecciones, putas, basket)

Las jornadas de selecciones se han cobrado su nueva cosecha sangrienta; como en una guerra, decenas de jóvenes vuelven a sus hogares lisiados, preguntándose si sus cuerpos volverán a funcionar aceptablemente. Alfonso Davies es un ejemplo notable, desgraciándose en un «importantísimo» partido por el tercer lugar de la Nations League de la CONCACAF. Lo voy a repetir con más énfasis: un puto partido por el puto tercer lugar de la puta Nations League de la puta CONCACAF. En suma, algo probablemente más intrascendente que un playoff de ascenso de Segunda a Primera ha hecho que el Bayern de Múnich haya perdido para casi un año un activo de docenas de millones de euros.

El asunto puede hacernos gracia porque Davies nos ha hecho la 4-40 con su amago de fichaje por el Madrid, pero cuando nos pase a nosotros, como ya nos ha pasado otras veces, le veremos la gracia en los coj… Es un capítulo más en la serie infinita de expolios de la FIFA, ante el cual los clubes se han quedado mirando con un hilillo de baba. Sin estar yo dentro de las directivas de los mismos, la sumisión que muestran ante las mafias conocidas como federaciones internacionales no deja de causar asombro. El caso del Bayern es especialmente llamativo, por su decidida defensa de las federaciones ante el aún titubeante proyecto de Superliga de Flopertino. Simplemente parecen aceptar estas lesiones como una fatalidad de la vida, porque claro, ¿qué podría ser más importante que un partido de consolación de la Nations League en pleno Marzo? ¿Los cuartos de final de la Champions, acaso?

El amigo Flópor volverá a callar, debido a motivos mejores o peores. Por un lado estará cansado de la batalla, pero por otro lado jamás ha querido entrar en la cuestión didáctica de por qué poner partidos de selecciones en mitad de la temporada es un sinsentido. Claro que si el aficionado al fútbol es un adolescente mental, no vamos ahora a explicarle la diferencia entre ser patriota y animar a unos señores que llevan una camiseta con el escudo de tu país; ellos ven perfectamente compatible votar al PSOE -aliado de cualquier enemigo de España que pueda proporcionarles medio voto- con dar alaridos cuando los jugadores de la selección marcan un gol a quien sea. ¿Qué tendría que pasar para que Don Flo se revelara? Seguramente, que Mbapppé (ni siquiera Vinicius) volviera andando en muletas para muchos meses de un Francia-San Marino. Pero mientras no pase tal cosa, estos tributos de los Juegos del Hambre continuarán. Y en realidad los aficionados no merecen mucho más: a imagen de los clubes, aceptan ser tratados como ganado (a veces literalmente, en las finales europeas), y por supuesto sintonizan en TV estos bolos internacionales. La UEFA y la FIFA son inteligentes meándoles en la cara, sabiendo que no tendrán pérdida ni represalia.

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El Madrid creó una sección de «fútbol femenino» (algo con tanto sentido como lo tendrá la natación sincronizada masculina) en virtud de una «demanda social» absolutamente ficticia: nadie lo pedía, nadie lo esperaba, y ahora que existe nadie lo ve. Claro que, al menos, el lamentable espectáculo que ofrecen estas féminas masculinizadas semana tras semana nos ha enseñado una serie de interesantes hechos fisiológicos-deportivos: principalmente que el fútbol, cuyas reglas y medidas se llevan afinando cuidadosamente 120 años para resultar un espectáculo lo más interesante y competitivo posible (pese a los denodados esfuerzos de los estamentos arbitrales por lograr lo contrario), se convierte en poco más que un espectáculo circense cuando son mujeres quienes intentan practicarlo.

Como ya he explicado otras veces, no es que el cuerpo femenino no sea apto para el deporte, como sabe cualquiera que haya presenciado competiciones de gimnasia o patinaje; es más, hace poco vi de casualidad un partido de voleibol femenino de la NCAA y me pareció que ahí estaba el futuro genético de la humanidad. El tenis me parece un peor ejemplo porque está exigiendo una creciente masculinización de las jugadoras, pero desde luego pueden practicarlo sin hacer el ridículo. No obstante, ¿mujeres jugando con canchas y reglas de fútbol masculino? La broma ya ha durado demasiado. A veces ni siquiera es cuestión de tamaños: si la señorita Misa es de lo mejor que puede ofrecer el profesionalismo femenino en cuanto a porteras, entonces hay que devolver esta disciplina con urgencia al amateurismo (que es donde está de facto, exceptuando unos sueldos que no genera ni en sueños).

Si los beneficios que el fútbol real reporta a la sociedad son francamente cuestionables (puede decirse que cada vez la vuelve más embrutecida, absorta y polarizada), el femenino no ha hecho más que exacerbar la hipocresía y empeorar la lucha de sexos, culminando en el repugnante caso «Jenny Hermoso», una de las peores pantomimas que ha vivido un país donde ya cuesta soberano esfuerzo distinguir la realidad diaria de una continua farsa desmoralizante. Si el señor Florentino Pérez tuviera el valor y la dignidad de un Santiago Bernabéu, dejaría que se cumplieran los contratos de estas señoritas de los tatus y las bodas lésbicas, disolvería la sección y dejaría de manchar la marca del club semana tras semana; igual por cierto que se dejó morir la sección de voleibol en 1983 sin ninguna ceremonia. ¿Que una niña machorra no podrá cumplir su sueño de llevar la camiseta del Real Madrid? Bueno, una que juegue al baloncesto tampoco, y no parece que sea responsabilidad de la sociedad responder por ese sueño frustrado. ¿Que la decisión provocaría pataleos? Pura impostura, la audiencia televisiva no sufriría el menor cambio: pasaría de cero a cero.

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La Euroliga descafeinada por la injusta ausencia de los equipos rusos no acaba de encontrar un dominador claro, aunque sabemos que siempre va a ganarla un equipo turco, griego o español. Tan loca está la cosa que hasta el Madrid, que ha hecho una temporada realmente calamitosa, se ha colado en puestos de playoff y si no la caga con estrépito en los tres asquibles partidos que le quedan volverá a estar en la eliminatoria de cuartos. La verdad es que con tantos cambios de plantilla es difícil identificarse con el equipo, y en cuanto uno se despista se encuentra el plantel lleno de nuevos mastuerzos: si bien persisten admirablemente algunos rostros como Campazzo, Deck, Tavares y Llull, luego hay una serie de mastuerzos random que seguramente el año que viene estarán buscando pastos (o platanales) más verdes. La verdad es que la rotación de plantillas es uno de los mayores impedimentos para tomarse la Euroliga en serio, con ese constante intercambio de cromos.

Pero bueno, ahí estamos coladitos en la novena plaza, penúltima que da acceso a la siguiente fase. Realmente no tengo mucho que comentar, sólo que si no queremos que el basket se convierta en otro fútbol femenino hay que dar un salto de competitividad. Chusma ha servido como sustituto del Lolaso, pero eso no basta. Si el equipo no empieza a distinguirse y a ser un competidor serio por el título, más en este tiempo de entreguerras, no habrá ningún motivo para prestarles atención, aunque aún sea pronto para mandarlos al limbo donde debería estar el «fútbol femenino». El primer paso de este camino es ganar mañana al Estrella Coja.