Por Civ.
I) Saldremos líderes. Vencimos tres a uno al cadáver futbolístico gijonés y aseguramos el deseado margen de cuatro puntos que nos permitirá salir con el liderato indemne de la más que probable encerrona en campo de los farsantes, algo así como una póliza antirrobo. La victoria, importantísima, se logró de una forma más sufrida de lo esperado, tras tener que remontar un 0-1 y no logrando sentenciar hasta bien entrada la segunda parte. Como efeméride, los tres goles logrados significan igualar el mítico record del Madrid de Toshack en 1989/90, 107 tantos, una nueva frontera alcanzada por Don José.
II) Reservas a medias. Durante estos días se debatió si Ronaldo (4 amarillas) debía reservarse para que no peligrara su concurso en el Camp Nou, pero ya dejó claro Karanka en vísperas que no iba a ser así. Aunque al final la jugada saliese bien (de hecho el portugués fue decisivo en el triunfo) quizá fue un riesgo excesivo corrido por los técnicos. Otro jugador a una tarjeta de la suspensión, Di María, entró sólo en el segundo tiempo. En cuanto al resto del equipo, las grandes novedades estuvieron en la presencia de Sahin como sustituto de Xabi, Callejón en la banda derecha y Gonzalo en punta, en detrimento de Benzema. No salió bien, admitámoslo: jugadores demasiado directos en ataque para jugar ante un equipo encerrado es algo contraproducente: hacía falta generar espacios, no explotarlos.
III) Mala actitud. El Madrid salió a jugar andando, en la acepción literal del término. Esperaba ver el arreón ofensivo acostumbrado en los inicios de los partidos pero no fue así. El equipo, con la mente en la autovía Munich-Barcelona, desvalorizó a su rival, con el riesgo que eso siempre conlleva. El Sporting, bien parado atrás, se defendía por acumulación, dejando a los de Mou todo el balón y tres cuartos del campo para hacer con él lo que mejor supieran. Al contrario que en otras ocasiones, la defensa de cinco se nos atragantó y fue incluso el equipo rival quien tuvo la mejor ocasión en este tramo, propiciada por un error increíble de Arbeloa (una «sobrada» al estilo Ramos) que Casillas salvó bien. Pero se veía venir que el Madrid sufriría si no ponía una velocidad más. Al final ocurrió lo que tenía que ocurrir, y tras un penalti por mano de Ramos, llegaba el 0-1 y la cuesta arriba. Mucho se había hablado sobre el hecho de que no nos pitaran penaltis en esta Liga, y ya tardaba un colegiado valiente, el Sr. Pérez Montero, en abrir la veda en cuanto tuviese la más mínima ocasión. Empatamos relativamente pronto, minimizando la dureza del golpe, con un alonsesco pase de Ramos y cabezazo de Higuaín. Tanto importante psicológicamente, como se suele decir, ya que irse a la caseta perdiendo habría acrecentado el histerismo de más de uno.
IV) Cambios. Como casi siempre últimamente, el fracaso del once inicial hubo de ser rápidamente corregido. Hay que reconocerle a Mourinho esta facultad, saber detectar y corregir los fallos de forma inmediata. Y creativa, añadiríamos. La solución para el segundo tiempo fue dejar un solo mediocentro. Sahin, que envió el balón al larguero en una falta que Ronaldo le cedió, fue el sacrificado. Se podía temer la circunstancia de que Khedira no estuviera acostumbrado a jugar solo en la parcela ancha, pero al final salió bien el experimento. Con Di María en lugar de Callejón, y Benzema e Higuaín juntos, el Madrid volvía al módulo de las remontadas, el de dos nueves, dos hombres en banda y un mediapunta. Dichos cambios y la improbabilidad de que un equipo atrincherado lograra resistir 45 minutos daban esperanzas de victoria.
V) Ronaldo again. Tuvo que ser Cristiano, en el avanzadísimo minuto 74, quien resolviera la papeleta. Antes, la entrada de Benzema y Di María no se había traducido en un incremento, cuantitativo o cualitativo, de jugadas de ataque. Lo que sí mejoró incuestionablemente fue la actitud mostrada por los jugadores con respecto a la primera mitad, ejerciendo una generosa presión cuando no se tenía la pelota. De hecho, gracias a ello llegaron los dos goles del segundo tiempo, dos acciones de presión bien efectuadas, ambas curiosamente con los mismos protagonistas, Khedira y Trejo, que culminaron en dos recuperaciones en terreno rival. La primera de ellas propició el centro de Di María y el comentado gol de CR7, con un cabezazo que entró lentamente tras pegar en el poste derecho de Juan Pablo. De esta manera el luso igualaba su marca particular de 41 tantos, la cual será seguramente sobrepasada en los 5 partidos que quedan. La segunda jugada fue otro robo de Khedira, seguido de pase de Özil y gol de Karim, 3-1 y se acabó. Antes entró Granero para refrescar un centro del campo donde Sami había tenido una actuación avasalladora.
VI) Semana fantástica. Se aproxima una semana decisiva para nuestras aspiraciones de campeonar en las dos competiciones en las que seguimos vivos. Bayern y Barcelona serán dos tests esclarecedores para medir nuestro potencial y posibilidades. Aunque, para bien o para mal, no se podrá hablar de nada definitivo, quedando el partido de vuelta en un caso y cuatro choques ligueros en otro. Como he comentado en anteriores párrafos, la perspectiva de estos dos encuentros de magnitud histórica puede haber distraído al equipo, que estuvo flojo pese a (o más bien a causa de) tener mucha posesión de balón. Bien es cierto que llevamos tres partidos por debajo de nuestro nivel habitual, pero haber solventado con solidez el tramo infernal que nos esperaba tras el pinchazo con el Valencia (que ya parece hace un siglo) me hace confiar plenamente en este equipo. Y es que si no confiasemos en unos tipos que han batido un record con 22 años de duración, estaríamos un poco mal.
Civ. edita El cuarto tiempo, un blog de esos raros pa gente que se toma en serio el fúpbol.
– Real Madrid: 3 (Higuaín, Cristiano y Benzema)
– Sporking de Gijón: 1 (?)
Incidencias: Minuto de silencio por todos los jugadores muertos debido a la inexistente política antidopaje de la FIFA.
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